El origen de Olivenza es castellano y
está ligado a la definitiva reconquista de
Badajoz por el último rey de León, Alfonso
IX, en la primavera del año 1230.
Para recompensar la participación que los
templarios a su servicio tuvieron en esa
campaña, Alfonso IX les concedió los
enclaves de Burguillos y Alconchel. Desde
este punto, hacia el año 1256, la Orden creó
la encomienda de Olivenza, por entonces
apenas un conjunto de huertos, chozas y
algunas casas surgidas alrededor de un
generoso manantial. Allí, en la actual
Fuente de La Corna, se reunían a menudo los
pastores y sus rebaños. En los veinte años
aproximadamente que ejercieron su dominio,
los templarios erigieron un templo a Santa
María, levantaron un castillo y organizaron
la explotación del término.
La expansión ilícita de las órdenes
militares del Temple y Santiago , durante el
reinado de Fernando III el Santo, fue pareja
a la ocupación portuguesa de la margen
izquierda del bajo Guadiana. Alfonso X el
Sabio sería el encargado de poner orden en
la abandonada retaguardia extremeña. De su
reinado, para los fines de la presente
exposición, nos interesa destacar dos
realizaciones:
La Convención de Badajoz de 1267, que
superpuso a la línea fluvial de los ríos
Caia y Guadiana la frontera política entre
los reinos de Portugal y Castilla.
El desalojo de la poderosa orden del
Temple del rincón fronterizo de Olivenza y
la entrega de sus tierras al Concejo y
Obispado de Badajoz.
Este equilibrio de poderes entre Portugal
y Castilla, con una clara y estable
divisoria política en la corriente de los
ríos Caia y Guadiana, se alteró
profundamente durante el reinado de D. Dinis
de Portugal. En esos años, Castilla acumula
una serie de adversidades que la conducen a
una situación crítica: muerte prematura de
Sancho IV (1284 - 1295), regencia de Dª
María de Molina, minoridad del rey Fernando
IV y, como consecuencia de todo ello, la
sublevación de la nobleza, la guerra civil y
la ofensiva musulmana.

Redefinición de
la frontera luso - española después
del
Tratado de Alcañices
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D. Dinis de Portugal supo aprovechar
en su favor el mal momento interno que
atravesaba el reino vecino para,
combinando la presión militar con la
diplomática, conseguir: Recuperar las
tierras que habían sido portuguesas en
la margen izquierda del Guadiana, el
triángulo Mértola-Noudar-Mourão (1295,
Convención de Ciudad Rodrigo).
Neutralizar estratégicamente a
Badajoz clavando una cuña en su flanco
Norte (Campo Maior, por delante del río
Caia) y otra en su flanco Sur (Olivenza,
por delante del río Guadiana). Esta fue
una de las anexiones territoriales que
legalizó el Tratado de Alcañices del año
1297. Un tratado en el que Castilla hubo
de comprar cara la paz cediendo pueblos
y más pueblos, mientras que a Portugal
tocó solo renunciar a dudosos derechos.
El Tratado de Alcañices de 1297 fue
un auténtico golpe de timón en el
destino de la pequeña aldea castellana
de Olivenza a la que los Templarios
dotaron de personalidad histórica. De
ser una escala en el eje vertical N/S
Badajoz - Alconchel, pasó a ser un
enclave além-Guadiana en el eje
horizontal E/O Elvas - Badajoz. |

El enclave portugués
de Olivenza
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