EL SAHARA
OCCIDENTAL Y ESPAÑA:
HISTORIA,
POLÍTICA Y DERECHO.
ANÁLISIS
CRÍTICO DE LA POLÍTICA EXTERIOR ESPAÑOLA
(Libro
publicado por la editorial Dykinson, Madrid, 1995)
Carlos Ruiz
Miguel
Profesor de
Derecho Constitucional
Universidad de
Santiago de Compostela
A
los que vivieron y murieron por el Sáhara Español.
A
los que viven y mueren por un Sáhara independiente.
A
Santiago, por todo.
No
se aplaque el rencor, ni el odio muera
ante
el pendón que el bárbaro enarbola,
si
un día la justicia estuvo sola
lo
sentirá la humanidad entera
Ruben
Darío, España
INDICE
Agradecimientos.
Prólogo.
I. La
proyección hispánica en el Norte de África.
1.
Hispania y África en la Edad Antigua y Medieval.
2. Un
nuevo elemento: la Conquista de Canarias.
3. El
"desvío" americano y la "vuelta" a África.
II. La
ocupación española del Sahara occidental.
1. La
definitiva toma de posesión.
2. Los
problemas de delimitación con Francia.
3. Las
inicuas fronteras definitivas. Consecuencias.
4. La
configuración administrativa del Sahara.
5. El
carácter de la colonización.
III. La
desestabilización de la ocupación española.
1. La
desestabilización marroquí.
A.
La independencia marroquí y el "Gran Marruecos".
B.
La Guerra del Ifni-Sahara.
C.
La cesión de Villa Bens (zona sur del Protectorado).
D.
Dos ocasiones perdidas por España: las rebeliones
rifeña
y erguibat de 1958. Ex cursus sobre la
formación
del Estado marroquí.
E.
La cesión de Ifni.
F.
La presión diplomático-militar final.
2. La
desestabilización mauritana.
3. La
desestabilización argelina.
4. La
desestabilización saharaui.
A.
El surgimiento del nacionalismo saharaui.
B.
El Frente Polisario.
C.
El fracasado Estatuto del Sahara.
5. La
misión visitadora de la ONU y el dictamen del TIJ de 16 de octubre
de 1975.
6. La
Marcha Verde.
IV. El
abandono español y la Guerra del Sahara.
1. Los
acuerdos de Madrid y el reparto del Sahara.
2. El
frente mauritano: el abandono de Mauritania. Una
ocasión
perdida por España.
3. El
abortado frente argelino.
4. El
frente marroquí.
A.
El frente militar.
a.
Primera fase: el dominio saharaui.
b.
Segunda fase: el dominio marroquí (los Muros).
c.
Perspectivas bélicas actuales.
B.
El frente diplomático-internacional.
a.
Primera fase: el dominio saharaui.
b.
Segunda fase: contraataque marroquí.
c.
Perspectivas diplomático-internacionales.
V. Las
consecuencias del problema saharaui.
1. Las
consecuencias para España.
A.
Consecuencias internas.
a.
Políticas.
a.1.
Los nacionalismos. Especial referencia
a
Canarias.
a.2.
La posición de Ceuta, Melilla e islas.
b.
Económicas.
B.
Consecuencias internacionales.
2. Las
consecuencias para Occidente.
VI. Lo que
España puede hacer. Por una política exterior nacional.
1. Las
premisas de una política exterior nacional.
2.
Iniciativas en el marco internacional multilateral.
A.
En el foro de Naciones Unidas.
B.
En el foro regional europeo.
3.
Iniciativas en el marco internacional bilateral.
A.
Respecto a Marruecos.
B.
Respecto a Argelia.
C.
Respecto a la RASD.
VII.
Apéndice: mapas.
VIII.
Bibliografía consultada.
AGRADECIMIENTOS
Este
libro ha sido posible gracias al apoyo de varias personas. El motor
del mismo ha sido el magister D. Manuel, que me animó a emprender
esta obra. Mi amigo Andrés, que también ha seguido de cerca mi
labor, me ha facilitado cuantos datos conocía o poseía sobre el
particular. Particular paciencia ha mostrado mi colega, el profesor
de Derecho Internacional Público Julio Jorge Urbina, a quien pido
disculpas por tantas interrupciones en su trabajo para acceder a los
fondos bibliográficos del área de Derecho Internacional de la
Facultad de Derecho de Santiago.
También
debo dar las gracias a los saharauis que me han dado la oportunidad
de viajar hasta los campamentos de refugiados de las cercanías de
Tinduf y de obtener datos relevantes sobre la cuestión aquí tratada:
Abdulah Embarek, brillante y eficaz "cónsul" saharaui en Galicia y
Asturias, y los guerreros Hassán y Abidín Kaid Salaj, que fueron mis
cicerones en aquel lugar.
PRÓLOGO.
El
núcleo de las reflexiones de este libro lo constituye,
aparentemente, el Sáhara Occidental. Sin embargo, es la preocupación
por España lo que late en el corazón de este trabajo. Ocurre que, a
mi modesto entender, los procesos de conquista, colonización y,
sobre todo, descolonización del Sáhara Occidental han tenido y
tienen una repercusión trascendental para España.
Esta
obra es, ciertamente, multidisciplinar y abarca la Historia, el
Derecho y la Política. Pero es ésta última el núcleo de la misma. Mi
punto de partida es el concepto de lo político tal y como fue
formulado (descubierto) por Carl Schmitt, a saber, la contraposición
existencial amigo-enemigo. Por su posición geopolítica y por razones
históricas y culturales (lucha entre la civilización occidental y la
islámica) España está abocada a un Drang nach Süden, por parafrasear
a los alemanes. Ese empuje hacia el sur nos lleva a enfrentarnos a
unas gentes diferentes (por la religión, la lengua, el Derecho,
etc.) lo cual conduce a una lucha de civilizaciones (Gumplowicz,
Toynbee) o contraposición amigo-enemigo (Schmitt). La toma de
conciencia política española (esto es, la percepción de este
fenómeno) coincide con los períodos de mayor vitalidad nacional. Sin
embargo, el olvido político (o, en otras palabras, la inconsciencia
respecto a aquella contraposición) suele ir parejo con la decadencia
política de la Nación española.
El
proceso fatal de descolonización del Sáhara Occidental no sólo
supuso lo que con justicia se ha llamado una traición al pueblo
saharaui (de la que no cabe responsabilizar a la Nación española,
sino a algunos elementos dirigentes del Estado español) cuyas
consecuencias aún hoy perviven; sino que, además, resultó ser un
auténtico suicidio político para España.
Este
suicidio político tiene dos vertientes íntimamente concatenadas: una
exterior y otra interior. De un lado, en lugar de prevenirnos frente
a Marruecos, nuestro enemigo concreto, geopolítico, histórico y
cultural, le fortalecimos política y económicamente. Es como si el
reo le diese al verdugo la soga con la que va a ser colgado. Pero de
otro lado, también existe una vertiente interior. Como consecuencia
de lo anterior, las energías políticas españolas ya no podían
con-fluir frente al enemigo externo y se liberaron en un marco
exclusivamente interno. Así adquirieron un auge extraordinario los
movimientos disgregadores y separatistas. Los pueblos españoles, al
quedar privados de un enemigo común que los unificara (lo que no
deja de ser un proyecto común, en el sentido en que hablaba Ortega),
han iniciado una decadente lucha entre ellos de la que todos están
siendo perjudicados.
El
estudio de la política africana española desde la segunda mitad del
siglo XX es un análisis de la decadencia nacional cuyo inicio puede
datarse en 1956. La noción de decadencia que aquí se utiliza no es
de carácter ideológico, subjetivo o valorativo. Antes bien, para
aplicar ese concepto nos basamos en un hecho objetivo tal y como lo
ha propuesto Julien Freund: la pérdida de territorio. Es
precisamente esta pérdida el único elemento objetivo e indiscutible
para poder calificar una etapa política como decadente. Y lo cierto
es que tras los graves hechos de 1898 la Nación española no se
postró, sino que acreció sus territorios en un proceso que concluye
en 1936, poco antes del inicio de nuestra guerra civil. Sin embargo,
desde 1956 se desenvolverá nuestro proceso de decadencia a través de
diversos hitos: 1956 (independencia del protectorado norte de
Marruecos), 1958 (cesión de Villa Bens, también llamado protectorado
sur de Marruecos), 1968 (independencia de Guinea Ecuatorial), 1969
(entrega de Ifni) y 1975 (entrega del Sáhara). El último hito es la
entrega del Sáhara y precisamente la considerable entidad política,
económica y geográfica de ese hecho le da también un carácter
simbólico.
Lo
dicho hasta ahora permitirá entender el enfoque que doy al
tratamiento de la cuestión del Sáhara Occidental. Hay numerosos
trabajos sobre el particular, algunos excelentes, pero, aun estando
escritos por españoles, gravitan sobre el Sáhara. En este libro, sin
embargo, cambia el centro de gravedad. Lo que me preocupa es España
y en función de ello trato del Sáhara Occidental. El propósito
perseguido es que el lector tome una conciencia política. Confío en
que las limitaciones y deficiencias de esta obra y de su autor no
sean obstáculo para la obtención de ese resultado.
I/ LA
PROYECCIÓN HISPÁNICA EN EL NORTE DE AFRICA.
1.
Hispania y África en la Edad antigua y medieval.
Desde
los primeros tiempos de la conquista romana se consideró que la
orilla sur del estrecho de Gibraltar era parte de Hispania. El
emperador Otón, en prueba de estimación a la provincia de la
Hispania Ulterior que él había mandado, y con el fin de que
aumentara su comercio y la extensión de su gobierno, en el año 69
d.C. agregó la provincia imperial de la Mauritania Tingitana (que
ocupaba dicha orilla sur hasta el río Malva o Muluya, y tenía su
capital en Tingis-Tánger) a la provincia Bética y al convento
jurídico de Cádiz (aunque posteriormente tuvo convento jurídico
propio) llamándola Hispania Transfretana (o que está más allá del
Estrecho o fretum)1.
Más tarde, el emperador Vespasiano dividió la Hispania Ulterior en
dos provincias: la Lusitania y la Betica, quedando la España
transfretana unida a esta última. Bajo Adriano (117-138), Hispania
se dividió en las siguientes provincias: Tarraconensis,
Carthaginensis, Gallaecia, Lusitania, Baetica y Mauritania
Tingitana. La Tingitania entonces tuvo su gobernador propio, que
residía en Tánger y también recibió jurisdicción al crearse el
Convento de Tánger. El emperador Caracalla rebautizó esa provincia
como Nova Hispania Ulterior Tingitana. Posteriormente, con la
reforma administrativa del Imperio que lleva a
cabo
Diocleciano (284-305) se reorganizó el Imperio creando las llamadas
diócesis. Una de ellas fue precisamente Hispania cuya capital,
parece que estaba en Córdoba2.
En el 297 la diócesis de Hispania comprendía las seis provincias
antes referidas. Así pues, todos esos territorios ya tenían una
personalidad común que permitía que fueran considerados como una
diócesis única y distinta de otras. Oficialmente, hasta la extinción
del poder romano (430), la Mauritania Tingitana, siguió agregada a
Hispania3.
Desde
entonces, tanto en la época romana, como en la Monarquía
hispano-goda era claro que la Tingitania era parte de Hispania. El
dominio godo sobre la Tingitania se constata en la conquista de
Ceuta por el rey Teudis (533), el cual tiene ya una clara visión
política, pues, según Thompson, pretende salvaguardar la Península
de los nuevos amos de África4.
Sin embargo, sólo un año después los bizantinos se apoderaron de
Ceuta arrojando de allí a la guarnición visigoda5.
Tras la conquista de la península de Yebala por Leovigildo (574) o
por Suintila (621)6
el dominio godo duró hasta la conquista agarena. Fue una
continuación traducida del sistema hispano-romano, si bien la
intranquilidad de los pobladores de las montañas redujo a los comes
o condes representantes de Toledo a las plazas litorales7.
No en vano el misterioso Conde Don Julián, aliado de los witizianos
que ayudó a transportar a la península a los mercenarios agarenos,
era conde de Ceuta y vasallo del rey visigodo. Por lo demás, la
iglesia mauritana fue una prolongación de la hispánica, a su vez muy
emparentada con la cartaginesa y la oriental8.
En efecto, tanto las Canarias como la diócesis de Marruecos formaban
parte del Obispado de San Marcial del Rubicón, sufragáneo de la
Metrópoli de Sevilla9.
No
puede, en consecuencia, extrañar que la Reconquista no sólo se
dirigiera a recuperar la Península, sino también la provincia
hispánica de la Tingitania. En Alfonso X El Sabio se constata
claramente la plena conciencia que se tenía de que la Hispania
Tingitana era parte de Hispania10.
En este contexto es necesario citar el importante tratado firmado en
la localidad soriana de Monteagudo de las Vicarías, el 29 de
noviembre de 1291, entre Sancho IV de Castilla (hijo del Rey Sabio)
y Jaime II de Aragón. En ese tratado el primero prometió ayuda al
segundo caso de ser atacado por la coalición francoangevina y actuar
como mediador en el pleito de Sicilia. Por su parte, Jaime II aceptó
colaborar en la Reconquista castellana (participó en la toma de
Tarifa en 1292) y casar con la infanta Isabel, hija de Sancho IV.
Pero el mayor interés radica en que dicho tratado también trazaba un
programa de reconquista de África entre las Coronas de Castilla y de
Aragón, por el que correspondía a Castilla conquistar el norte de
África desde el río Muluya hasta Ceuta, al oeste, mientras que a
Aragón se le atribuía la conquista desde el citado río hasta Bugía y
Túnez, al este. Es altamente significativo, y en modo alguno casual,
que se trazara en el río Muluya la línea divisoria de influencia. El
Tratado de Monteagudo estaba reviviendo la frontera entre la
Hispania Tingitana (que correspondía a Castilla) y la Mauritania
Cesariense (que se atribuía a Aragón).
El
Tratado de Monteagudo va a poner de manifiesto la vigencia de la
idea de la Reconquista, de la recuperación de la Hispania perdida
con la invasión agarena y de restauración de un poder legítimo. De
un lado, Sancho IV de Castilla, va a estar empapado en la idea de la
Reconquista de toda Hispania (y, por tanto, también de la
Tingitana), en cuanto hijo de Alfonso X el Sabio, gran reivindicador
de esta herencia gótica, como se ha visto. Por otro lado, Jaime II
de Aragón, es un rey que sentía el ideal español considerando a
España como patria común de cuantos vivían en ella y sintiéndose
compatriota de los otros soberanos peninsulares. De ahí que volviera
al ideal antiguo de la Reconquista y de su prolongación en el Norte
de África11.
En la
praxis jurídica medieval las guerras de religión sólo se autorizaban
para la recuperación de Tierra Santa y para la Reconquista de
territorios otrora cristianos. Fuera de estos casos no era lícito
atacar a los infieles ni arrebatarles las tierras12.
Como ha demostrado Baeza la documentación refleja cómo Ceuta y el
norte de África eran tierra de Reconquista13.
Isabel la Católica en su testamento insistió en proseguir la
Reconquista de África14,
Cisneros, movido por un impulso evangelizador, participó del mismo
propósito, pero quien impulsó las conquistas españolas en aquella
zona fue el genial Fernando el Católico15.
La política africanista de los Reyes Católicos permite suponer que
en "toda España" se comprendía también la Mauritania Tingitana16.
En todo caso, Isabel sintió una gran inclinación por América, a
diferencia de Fernando que, frío respecto a América, estaba
obsesionado por África respecto a la que abrigaba proyectos tan
grandiosos ("conquistar toda la África" dice el Rey) como ningún
gobernante español ha llegado jamás a concebir17.
Con razón se ha dicho que este estadista excepcional puso los
cimientos de un imperio español norteafricano que sus sucesores no
supieron desarrollar18.
Ello no obsta a que haya habido autores, como Cánovas (aunque en su
práctica política contradijo su teoría), que reprochasen a Fernando,
precisamente, estar más volcados a Europa que a África, perdiendo la
ocasión de reconquistar la Hispania Transfretana
19.
En efecto, como afirma García Figueras, Carlos I no sentía
íntegramente el problema africano y con su reinado se produce una
mutación en nuestra acción exterior: de una prosecución de la
Reconquista y de una expansión nacional se pasa a una guerra contra
el turco y del Mediterráneo, en la que no se defienden tanto los
intereses nacionales españoles cuanto los de la cristiandad toda20.
El mapa de Abraham Ortelius Hispaniae Veteris Descriptio, del año
1586, todavía refleja claramente esto al recoger la que llama
Hispania Transfretana sive Tingitana.
2. Un
nuevo elemento: la Conquista de Canarias.
La
referencia a Canarias en un análisis sobre el Sáhara Español no
puede extrañar. Como dice Flores Morales, todo estudio que se haga
del Sáhara Español, ha de ir íntimamente ligado a los existentes del
Archipiélago Canario, considerado como los cimientos de la obra que
supone la presencia de España en aquel enorme territorio del
desierto21.
La proyección hispánica en el norte de África no opera únicamente
sobre la costa mediterránea, sino también sobre el continente
atlántico. La acción española viene preparada por los conocimientos
que revelan los mapas de Angelino Dulcert (1339), Abraham Cresques
(1375) y Meciá de Viladestes (1413), fruto de diversas expediciones
italianas, mallorquinas (viaje de Jaime Ferrer a Río de Oro en
1346), portuguesas, castellanas o franconormandas22.
Precisamente por una bula de 15 de noviembre de 1344, el Papa
Clemente VI, invistió al noble hispanofrancés Luis de la Cerda
(bisnieto de Alfonso X el Sabio) como príncipe de la Fortuna o
príncipe de las Islas Afortunadas, esto es, rey de las mismas. Este
hecho provocó las protestas portuguesas que alegaron la primacía del
descubrimiento, y las de Alfonso XI de Castilla que alegaba que las
islas habían pertenecido a los visigodos, quienes las adquirieron de
infieles, habiendo formado parte de la Mauritania Tingitana, siendo
después una provincia goda más. En todo caso, la expedición de Luis
de la Cerda no se llegó a consumar23.
Poco después, en 1350, está documentada la presencia de un misionero
franciscano en la región saharaui de
Cabo Bojador24.
La
Conquista de las Canarias25
por la Corona de Castilla va a significar un nuevo frente de
proyección africana de España. Y al decir España, debe entenderse
Portugal y Castilla. Ya las primeras expediciones dirigidas a la
conquista de Canarias (como la de Fernando Peraza, en 1385), no sólo
se proponían conquistar estas islas, sino también entrar en el
litoral continental situado enfrente26.
Los portugueses costeaban el litoral saharaui y hay diversas
noticias de expediciones en Río de Oro (1416) y
Cabo Blanco y
Arguín (1445). En 1435 sobrepasaron el Sahara en su camino hacia la
India27.
Desde 1443 comerciaban y desde
1505
mantenían fortalezas en Agadir o Santa Cruz do
Cabo de
Guer (que
perdieron en 1536). Por su parte, para oponerse a Portugal, Juan II
de Castilla concedió, sin perjuicio del señorío ejercido por Peraza
en Canarias, al Duque de Medina Sidonia la tierra desde el
cabo
Guer al
Bojador cuyo litoral frecuentaban sus súbditos28.
Como
sucedería después con la Conquista de América hubo una disputa
diplomática entre los dos reinos hispanos. Los castellanos invocaban
la proximidad de Canarias a la antigua provincia hispánica de la
Mauritania Tingitana que en otro tiempo perteneció a los reyes godos
de quienes los reyes castellanos eran herederos. Para el obispo de
Burgos Alonso de Cartagena de la existencia de esa relación de
sucesión entre la Monarquía de Hispania en tiempos de los godos y la
Monarquía posterior, se desprenden consecuencias jurídicas que
defendió en el Concilio de Constanza (1434-1440): las Canarias
pertenecieron y, por tanto, pertenecen, "ad monarchiam Hispaniae cum
sint eius partes"29.
Los portugueses acudieron a Roma en defensa de sus derechos y
obtuvieron las bulas de Eugenio IV (1433), Nicolás V (8 de enero de
1454) y Calixto III (13 de marzo 1456) que les investían la
conquista y evangelización de la costa africana desde los cabos
Bojador y de Non o Nun30.
Un
impulso natural llevaba a los canarios al vecino continente31.
Dicho impulso se iba a dirigir, como no podía ser menos, a las
tierras que se encuentran en frente (o a la espalda) de las
Canarias, es decir, el Sahara occidental y la región al norte del
mismo, la zona de Villa Bens (o
Cabo Juby o
Tarfaya) y la del Ifni. A esa proyección natural geopolítica vino a
añadirse otro elemento importante. En 1477 los Reyes Católicos
obligan a Diego García de Herrera y a su esposa, Dña. Inés Peraza
(hija única y heredera de Fernán Peraza), a renunciar al señorío de
Canarias en favor de la Corona, a cambio del título de condes de la
Gomera, una fuerte suma y el dominio útil de Fuerteventura,
Lanzarote y Hierro. A raíz de este hecho, los canarios García de
Herrera e Inés Peraza concentran su atención en la costa afrricana
vecina, fundándose Santa Cruz de Mar Pequeña en una fecha tan
temprana como 1478-147932.
Desde ahí García de Herrera llevaba a
cabo
"cabalgadas" de hasta 400 km de profundidad, precisamente para
alcanzar la ruta caravanera más occidental33.
Este territorio será no abandonado, sino perdido, en 1524 ó 1525 a
raíz de los ataques contra los cristianos del cherif de la zona que
puso sitio a Santa Cruz sin que pudieran llegar refuerzos de
Canarias por causa de una epidemia que entonces asolaba las islas34.
En 1479
se firmó el tratado de Alcaçovas, que suponía una renuncia
importante de los derechos africanos de Castilla, principalmente en
Guinea. Este tratado se completó con las cláusulas africanas del
Tratado de Tordesillas (7 de junio de 1494)35.
En 1499, se colocaron bajo la autoridad española, con todas las
formalidades legales, los jefes del reino de Bu Tata en la región
del río Nun36.
Poco después, se nombró a Alonso Fernández de Lugo capitán general
de la Costa de África desde
cabo
Guer a
cabo Bojador
tras de convenir con él unas capitulaciones para la conquista
efectiva del reino de Bu Tata, pero las tribus de la región se
rebelaron frente a ese intento de ocupación armada37.
El Tratado castellano-portugués de Sintra de 18 de septiembre de
1509 supone la renuncia castellana a sus derechos en la costa
noroccidental atlántica africana a cambio de los derechos sobre la
costa africana mediterránea38.
También en 1500 se mandó por el Rey de España a Antonio Fernández de
Lugo, capitán general de Canarias, erigir fortalezas en diversas
plazas de la costa: Bojador (en el actual Sáhara Occidental),
Cabo Nun (en
el sur de Marruecos) y en la desembocadura del Uad Usaka o San
Miguel de Jaca. Parece que sólo se llegaron a construir la de
Bojador y la de San Miguel gracias al celo de Don Antonio Torres,
veedor de los establecimientos de la costa39.
La Corona regulaba el comercio con aquella costa y arrendaba
pesquerías y otras explotaciones (como la extracción de la orchilla)
en ella40.
En la costa, los Männerbunde castellanos realizaban frecuentes
entradas y cabalgadas que se prohibieron en 157241,
aunque persistieron hasta finales del XVI42.
Las islas constituyen desde el siglo XVI la región civilizada
occidental más próxima -si es que no la única- al Sahara atlántico,
mucho más que el Marruecos noratlántico.
La
importancia de la posesión de las costas que se hallan enfrente de
Canarias va a ponerse de manifiesto cuando, como consecuencia del
desvío de la atención hispana de África, se rompa el equilibrio y la
iniciativa pase al lado de los africanos. A partir de 1570 van a
comenzar las acciones de los corsarios que se van a prolongar
durante el XVII y buena parte del XVIII. Estas acciones sobre las
islas van a afectar sobre todo a Lanzarote y Fuerteventura. Los
canarios van a ser armados por ser "tierra de frontera de moros" y
las Islas van a tener que montar su guardia permanente43.
Estos hechos van a poner trágicamente de manifiesto la importancia
que va a tener la posesión de la costa occidental africana para la
seguridad de Canarias44.
3. El
"desvío" americano y la "vuelta" a África.
A. Sin
embargo, la Reconquista de la Tingitania y la conquista de las
costas saharauis no pudo culminarse. El Descubrimiento de América, y
la posibilidad que pronto se convirtió en realidad de un
enriquecimiento mayor que el que ofrecía la Tingitania, pocos meses
después de la Reconquista de Granada, absorbió las energías
castellanas (Castilla era el reino más poderoso económica y
demográficamente de España). De esta forma, como dijo ya Ganivet en
1896 en su Idearium, Castilla no pudo seguir su tendencia natural
que era la prosecución en el suelo africano de la lucha contra el
poder musulmán (lo que García Figueras llama "la más alta empresa
nacional que tenía España y la que más podría interesarle"), pues al
interponerse Colón las fuerzas que debieron ir contra África se
trasladaron a América45.
Por lo mismo, las conquistas portuguesas en India consumieron sus
ímpetus para reconquistar el Norte de África. La figura trágica y
heroica del joven Rey Don Sebastián muerto en combate intentando
recuperar esas tierras, constituye un símbolo de la frustrada
misión.
En la
costa mediterránea, apenas pudo reconquistarse Ceuta, Melilla y poco
más. Por lo que hace a la fachada atlántica, objeto de nuestro
interés, varias circunstancias se combinarán para abortar los
intentos expansionistas castellanos. En primer lugar, diveros
tratados, como el de Alcaçobas (4 de septiembre de 1479, confirmado
por el de Toledo de 6 de mayo de 1480), Tordesillas (7 de junio de
1494) y Cintra (18 de septiembre de 1509) van a reducir la esfera de
acción española al reconocer los derechos de Portugal sobre Fez y
Guinea a cambio de los de Castilla en la Berbería mediterránea,
Canarias y Santa Cruz de Mar Pequeña. En segundo lugar, la presencia
de corsarios en tales costas, con el peligro consiguiente, hizo que
la Corona no viese con buenos ojos las pesquerías y entradas en la
región46.
En tercer lugar, el factor decisivo, lo constituye la enorme
absorción de fuerzas castellanas que supone la empresa de América,
algo que se acentúa aún más con las guerras europeas de religión.
B.a. Si
España al volcarse en América dejó de lado las empresas
norteafricanas, al estabilizarse o declinar su presencia en las
Indias volverá la atención nuevamente al norte de África47.
Sin embargo, en ningún momento va a olvidarse (sobre todo por los
canarios) el interés por la costa noroccidental africana48.
A finales del XVII, en 1698, se documenta un proyecto de
colonización del África Occidental que presenta ante Carlos II un
grupo de hugonotes escapado de Francia. El proyecto no contó con la
aprobación del Consejo y se desestimó49.
En todo caso, es importante y revelador que el proyecto se dirija al
rey de España. Ya en el siglo XVIII, y como impone la geopolítica y
la geoeconomía por las necesidades de los pescadores canarios, se
producen nuevos intentos para obtener un punto de apoyo en el
litoral entre el desierto y el sur del Atlas y, más en concreto,
recuperar Santa Cruz de Mar Pequeña. Esto se vio beneficiado por la
propia iniciativa marroquí que pretendió contrapesar la excesiva
influencia comercial y política de Inglaterra a través de un
acercamiento a Francia, primero y a España, después50.
El
primero de esos intentos es la embajada de Jorge Juan (quien, por
cierto, era reacio a ocupar Santa Cruz de Mar Pequeña) ante el
Sultán de Marruecos. Si bien no se consiguió la ocupación de Santa
Cruz, al alegar el Sultán que tal territorio no se hallaba sometido
a su jurisdicción, sí se consiguió autorización para pescar en tales
aguas por el Tratado de 28 de mayo de 1767, aunque el sultán de
Marruecos no garantizaba la seguridad de los pescadores en las
costas al sur de Agadir o del río Nun, al no tener la soberanía
sobre los pueblos de las mismas (art. 18 del Tratado)51,
prometiendo hacer uso de su influencia para obtener el rescate de
los pescadores que puedan ser apresados. Además de lo anterior, se
acordó la libre navegación y la creación de una comisión mixta para
resolver los problemas fronterizos entre Marruecos y las plazas
españolas de soberanía en la Hispania Tingitana (lo cual suponía un
evidente reconocimiento de la soberanía española sobre las mismas).
Ahora bien, alegando que en el tratado sólo se acordó la pacífica
navegación se produjeron diversos ataques por tierra a las plazas
españolas (ataque en 1774 contra Melilla y Vélez). Cláusulas
similares se reiteran en otros documentos, como la carta del sultán
marroquí a Carlos III, de 30 de mayo de 176752
o el tratado hispano-marroquí de 1 de marzo de 1799 suscrito en la
embajada de D. Juan M. González Salmón a Tetuán53.
En
segundo lugar, el canario Joaquín Delgado, contador de correos de
Tenerife y amigo y protegido de Floridablanca, al que tenía al
corriente de todo el movimiento de buques europeos por los mares de
la zona, habiendo percibido los intentos franceses (protagonizados
por Bouflers) de adquirir dominios en la costa de Senegal, y
comprendiendo que por el sur Francia sería contenida por Inglaterra,
propuso que España detuviera esa expansión por el norte. A tal
efecto, sugirió la ocupación de Río de Oro como punto de partida
para llevar a
cabo avances meridionales hispanos que darían como resultado un
equilibrio en la zona entre las tres potencias europeas en liza. Sin
embargo, como dice Conrotte, Floridablanca ni tenía el espíritu
predispuesto para estas aventuras ni tenía la talla de estadista que
lleva a escuchar proposiciones aparentemente quiméricas, pero que
encierran soluciones de grandeza y prestigio para el futuro, y no
hay indicio de que se ocupara de su examen ni de que diera respuesta
a Delgado54.
B.b. La
victoriosa guerra llevada a
cabo por
O´Donnell parecía significar un verdadero punto de inflexión en el
que España iba por fin a expandirse en su área natural55.
El Tratado de Tetuán de 26 de abril de 186056,
sin embargo, produjo cierto desencanto al suponer la devolución de
numerosas tierras conquistadas a los marroquíes por las presiones
británicas57,
si bien reconoció a España, nuevamente a requerimiento de los
canarios ante O´Donnell (a su vez canario)58,
la soberanía de "Santa Cruz la Pequeña" o "Santa Cruz Agadir"59,
territorio que debe distinguirse del Sahara occidental. La ocupación
efectiva de Santa Cruz por España va a demorarse, sin embargo, hasta
1934. De un lado, va a verse constantemente obstaculizada por el
Sultán, consciente de que un establecimiento español en ese lugar
supondría desviar el tráfico marítimo del Senegal al puerto marroquí
de Mogador, con la consiguiente pérdida de influencia política
(pérdida que hubiese supuesto una ganancia para España). El Sultán
alegaba el desconocimiento del emplazamiento exacto de Santa Cruz,
por lo que fueron necesarias diversas expediciones para localizar el
lugar60.
El Sultán no sólo obstaculizaba la ocupación por España de Santa
Cruz, sino que en numerosas ocasiones ofreció diversas sumas a
España a cambio de la renuncia a sus derechos sobre tal plaza61.
De otro lado, la torpeza de la política exterior española va a
impedir ese establecimiento. El territorio de Santa Cruz se hallaba
dominado por el jeque Hebib Beiruk, independiente del Sultán. Al
jeque le interesaba el establecimiento de España concertado con él
por cuanto supondría un reconocimiento de su independencia y
soberanía. Sin embargo, España, por un inexplicable afán de mantener
una política amistosa con Marruecos (que persistía en su hostilidad
con España) no quiso, en varias ocasiones, articular esa posibilidad
que suponía un desmembramiento del Imperio del Sultán62,
a pesar de que el establecimiento español en la zona, fuese cual
fuese el emplazamiento exacto de Santa Cruz, nos hubiera permitido
dominar toda la costa hasta el Senegal63.
B.c.
Las acciones decisivas para retomar la Tingitania, para la ocupación
del Sahara Occidental, de la región de Villa Bens (también llamada
Cabo Juby o
Tarfaya) y del Ifni van a recibir su impulso definitivo con la
pérdida del Imperio americano y asiático español. Estas operaciones
marcan una fugaz línea de recuperación internacional que sin embargo
no se mantuvo con el pulso requerido. Esa tenue línea de
recuperación se quebrará ya en pleno franquismo en 1956, fecha en la
que comienza el desmembramiento del modesto imperio africano de
España. Fracasa así la consolidación de uno de los aspectos de la
última formulación serena y sólida de la política exterior española
que es la de Vázquez de Mella. El antiguo estudiante en la Facultad
de Santiago enunció (yo diría, descubrió) los tres aspectos axiales
de nuestra política exterior: dominio de las dos orillas del
Estrecho, federación con Portugal y unión con los Estados
hispanoamericanos (llamados "los tres ideales de España" o "los tres
dogmas nacionales"). El dominio del Estrecho exigía inexcusablemente
la incorporación a España del Norte de África64.
II/ LA
OCUPACIÓN ESPAÑOLA DEL SAHARA OCCIDENTAL65.
1. La
definitiva toma de posesión.
A.
Dejando al margen los diversos intentos extranjeros (ingleses,
franceses, italianos, belgas y alemanes) de ocupar ciertos puntos de
la costa atlántica noroccidental66,
las primeras iniciativas españolas modernas (al margen de las ya
examinadas) para tomar el Sahara son de dos tipos: privadas y
estatales.
Entre
las iniciativas estatales quizás pudiera citarse el plan propuesto a
Godoy por Domingo Badía (alias Alí Bey) para realizar una expedición
cruzando Marruecos, Santa Cruz (¿de Mar Pequeña?) y el Sáhara hasta
llegar al Golfo de Guinea, obteniendo todo tipo de información,
principalmente acerca de las posibilidades de ganar a favor de
España tales pueblos67.
Sin embargo, tuvo más alcance la expedición de Puyana, en 1860, a la
región del Sus donde logró un compromiso del jeque de la zona para
someterse a España, si bien, nuevamente, se desaprovechó tan
importante gestión68.
Mayor
consideración (al centrarse de forma más específica en el Sáhara)
merece la expedición encarnada en el viajero tarraconense, Joaquín
Gatell, el cual llevó a
cabo, como
agente secreto del Gobierno español, una misión recibida del jefe de
la Sección Política del Ministerio de Estado, Merry y Colom,
dirigida a obtener información del territorio que pudiera servir
para la ulterior ocupación de esas tierras. Gatell cruzó la zona
habitada por los grupos Tekna (en torno a Villa Bens e Ifni) y allí
fue recibido por el chej Beiruk, enfrentado al Majzén o gobierno
marroquí. Como fruto de su misión elaboró un importante informe
donde, con gráficos, mapas y planos, además de todo tipo de
información, se insistía en que en aquellas regiones no alcanzaba la
autoridad del sultán marroquí. Merry trató de interesar en los
proyectos de Gatell a los sucesivos gabinetes de O´Donnell, Narváez
y González Bravo, sin éxito69.
Las
iniciativas privadas de ocupación se suceden a partir de la segunda
mitad del siglo XIX70.
Diversas tentativas de ocupación fracasaron antes de comenzar, como
la de la Sociedad de Pesca Canario-Africana, dirigida por Don
Agustín Gómez de Mata (1861) y la de Francisco Garcés (1868) o
Agustín Baeza (1876), entre otras71.
En 1876 el escocés Mackenzie, con apoyo del Gobierno inglés (siempre
intesesado en controlar Canarias) se instala en
Cabo Juby
(Villa Bens) entendiéndose directamente con el jeque Beiruk y
prescindiendo del Sultán. Ante las quejas de éste (apoyadas ¡cómo
no! por España) de que aquello eran sus Estados, Inglaterra alegaba
que aquello no pertenecía a Marruecos. Este hecho será un revulsivo
sobre la opinión pública española para insistir en la ocupación de
Santa Cruz72.
En 1878, con el patrocinio de la "Asociación española para la
exploración del África", Gatell realizó un nuevo viaje internándose
por los territorios que ya había recorrido, pero fue hecho
prisionero por la región del río Nun (cerca de Ifni), siendo puesto
en libertad a instancias del gobierno español73.
Gatell se disponía a efectuar otra interesante exploración
estudiando la región del río Draa, entre otras, pero murió
repentinamente en 1879 sin que pudiera comenzarla74.
En 1880 se produce el viaje del alemán Oskar Lenz y el español
Cristóbal Benítez75.
En 1881, la Sociedad "Pesquerías Canario-Africanas" consiguió que el
Gobierno le acordara, mediante Real Decreto, el privilegio de pesca
en el norte de África, en cuyas aguas faenaban tradicionalmente los
canarios. En marzo de ese año la Compañía fondeó un pontón junto a
la península de Río de Oro y en septiembre los agentes canarios
consiguieron que una delegación de tres notables de la tribu Ulad
Delim acudiera a Lanzarote para firmar la cesión a la Compañía de la
península de Río de Oro, a cambio de ciertas compensaciones76.
En 1882, Manrique visitó todo el litoral saharaui77.
B. El
Congreso Español de Geografía Colonial y Mercantil, celebrado en
Madrid en 1883, dio origen a la Sociedad Española de Africanistas y
Colonistas, que preconizó el establecimiento permanente de factorías
españolas en la costa occidental del Sahara, solicitando del
Gobierno su protección armada. A ello se añade, en primer lugar, que
los ingleses establecidos en
Cabo Juby
(Villa Bens) enviaron un vapor a Río de Oro parece que para
instalarse allí y que una compañía española se proponía comerciar
allí enarbolando el pabellón inglés; en segundo lugar, que la
Conferencia de Berlín para el reparto de África iba a inaugurarse en
pocos meses. Estas circunstancias movieron a Cánovas a ocupar Río de
Oro, aunque su entusiasmo por la nueva colonia no era grande78.
A
instancias de la Sociedad de Africanistas y Colonistas la Compañía
Mercantil Hispano-Africana, relevará a "Pesquerías
Canario-Africanas", que atravesó problemas económicos. En febrero de
1884 la Sociedad fondeó sendos pontones (el Inés y el Libertad) en
Río de Oro y en
Cabo Blanco. Más tarde envió el 15 de octubre de 1884 una
expedición a cuyo frente iba un alférez aragonés, buen conocedor del
árabe, Emilio Bonelli Hernando, gran impulsor de la empresa
saharaui. En noviembre de 1884 estableció tres edificios
provisionales (casetas) de madera en Río de Oro, Angra de Cintra y
Cabo Blanco
(bautizados respectivamente, en honor de ilustres africanistas:
Villa Cisneros, Puerto Badía y Medina Gatell), tomando así posesión
efectiva79,
pactando posteriormente con la tribu Ulad Bu Sba la cesión del
territorio de
Cabo Blanco80.
El centro colonizador principal sería después bautizado como Villa
Cisneros como homenaje al cardenal que tanto impulsó la política
africana de España. No deja de ser admirable la labor de personas
como Bonelli que, prácticamente desasistidos de medios por el
Estado, buscaban el fortalecimiento de su Nación. Labor ésta
especialmente difícil en la que, a falta de asistencia militar,
debían hacer jugar la habilidad diplomática. Sus gestiones
permitieron que el Gobierno español declarara el protectorado
español sobre la costa atlántica entre los Cabos Blanco al sur (20º)
y Bojador al norte (27º) con el Real Decreto de 26 de diciembre de
188481.
Dicho Decreto fue comunicado a las demás potencias europeas. Después
de la ocupación española se produjeron diversos ataques de las
tribus saharauis a los establecimientos españoles (1885, 1887, 1892,
1894)82.
Es
interesante advertir que las primeras monedas que llegaron a poseer
los saharauis fueron las que ellos llaman "sabil", que son las
acuñadas con la efigie de Isabel II. Luego llegaron los "fonsus",
que son las acuñadas con las efigies de los reyes Alfonsos (XII y
XIII). Posteriormente, conocieron las "Hassan" que son las primeras
monedas marroquíes que conocieron, si bien siempre desconfiaron de
estas últimas por la baja calidad de la aleación y acuñación que
tenían83.
C.
Además de las expediciones de Bonelli otras dos actuaciones ganaron
nuevos terrenos para España. La primera es la del Cónsul Álvarez
Pérez que firmó un tratado (marzo-abril de 1886) por el que ponía
bajo protección española los territorios situados entre el río Draa84
y el cabo
Bojador, al norte del Sahara en Saguía el Hamra85.
La segunda es la del Capitán Julio Cervera y Baviera, el Dr.
Francisco Quiroga y Rodríguez, profesor del Museo de Historia
Natural y el cónsul D. Felipe Rizzo y Ramírez (mayo-agosto de 1886),
que llegando hasta Iyil consiguieron poner bajo la protección de
España los territorios al Este del Sahara español, concretamente las
salinas de Iyil y el Adrar-Temar, en la actual Mauritania86.
La extensión de los territorios pactados en 1886 ronda los 700.000
km2. Pero si España hubiera penetrado entonces en estos territorios
de la mano de esas tribus saharauis hubiera ganado aún más espacio.
Se ha
intentado explicar el por qué de tan importante cesión a España por
los saharauis. Según Ruiz tres razones pueden aducirse. En primer
lugar, la alta densidad de población morisca en las regiones de
Adrar y Tiris. En segundo lugar, la ausencia real de contacto de los
saharauis con otras entidades políticas ajenas durante generaciones,
que los llevaría a recibir con alegría innovaciones y novedades. En
tercer lugar, el deseo de contar con aliados poderosos y sin
intención declarada de establecer un poder real y un gobierno ajeno
en su territorio. No se olvide que estaban todavía recientes los
intentos marroquíes de dominio en zonas del Norte y que los
franceses hacían valer su poder por el Sur87.
Cabría
preguntarse por qué nuestros gobernantes no supieron aprovechar la
ocasión. La explicación oficial del Gabinete de Sagasta, en relación
con los convenios firmados por estas dos expediciones, era que no
convenía la adquisición de nuevas posesiones ultramarinas por
estimar que con Cuba ya había bastantes problemas. En consecuencia,
ni el convenio de Álvarez Pérez que nos otorgaba lo que hoy es sur
de Marruecos, ni los tratados de Iyil fueron ratificados por las
Cortes, ni publicados en la Gaceta de Madrid, ni fueron notificados
a las demás potencias extranjeras. En consecuencia, y a tenor de lo
previsto en la Conferencia de Berlín, no pudieron ser alegados como
títulos válidos en el momento decisivo en el que se discutió el
futuro del Sahara88.
Se ignoraron así los llamamientos que varios grupos españoles
hicieron en dos ocasiones para que se declarase el protectorado en
tales territorios, en 1886 y en 1889, sin que en ningún caso el
Gobierno de Sagasta accediera89.
De esta forma, perdió España la oportunidad de apropiarse de
Mauritania.
Hay
quien, como Ruiz, sostiene que la mira (muy corta, eso sí) de España
en estos territorios que caían en sus manos sin saber cómo, no tenía
(ni tuvo hasta 1933) mayor alcance que la de tenerlos apaciguados
para proteger la pesca costera90.
En todo caso, en el decenio 1885-1895, las potencias europeas daban
gran importancia al control del Sahara. La implantación española
suscitó las protestas inglesas, los temores franceses y las
esperanzas alemanas y belgas91.
Más verosímil, y con apoyo documental, es la tesis defendida por
Morillas, a saber, los dirigentes políticos de aquel entonces tenían
intereses en la Sociedad General de Crédito Mobiliario Español, de
capital mayoritariamente francés, la cual vería perjudicados sus
intereses en África si España hubiese procedido a la ocupación de
tales territorios en los que operaba la Compañía Mercantil
Hispano-Africana, de capital español92.
D.a. La
definitiva fijación de las fronteras no significaba dominio efectivo
del territorio, pues todavía había lugares que no habían sido
ocupados físicamente por España. Tres años después de la
delimitación de las posesiones españolas por el tratado con Francia
de 1900, el Ministerio de Estado solicitaba del Ministerio de la
Guerra el nombramiento de un capitán "con ciertas cualidades" que
reemplazase al comisario regio de Río de Oro. El puesto le fue
ofrecido a Don Francisco Bens Argandoña quien aceptó el puesto y se
preparó estudiando lo poco que se había publicado sobre el Sahara.
Embarcó el 15 de enero de 1904 y llegó a Villa Cisneros el 17. Al
llegar Bens la situación era lamentable: los españoles no podían
separarse 600 metros del fuerte sin correr el riesgo de ser
atacados; la población civil tenía que pagar ciertos tributos
(comida o algo de lo que ganaran) a los bandidos del desierto; los
antecesores de Bens ni siquiera habían explorado la bahía de Villa
Cisneros. Bens al llegar consigue suprimir los "tributos" a los
nativos. En 1907 llega al otro lado de la bahía de Villa Cisneros y
en 1910 emprende un arriesgado viaje de exploración (dejando en
Villa Cisneros a varios nativos como rehenes) llegando hasta el
puesto francés de Atar, desde el que envía telegramas al ministro de
Estado y al capitán general de Canarias, volviendo a Villa Cisneros
con valiosa información93.
D.b. En
1911, Bens alcanzó
Cabo Juby o
Tarfaya (que luego se llamaría Villa Bens) alcanzando la antigua
factoría de Mackenzie94,
cuya ocupación por España reclamaban los nativos desde que llegó
Bens en 1904 a Villa Cisneros, pero el Gobierno español le prohibe
la ocupación95.
En 1912 y 1913 se efectúan estudios y expediciones a
Cabo Juby,
con la participación de Bens confirmándose que los nativos viven en
la llamada Casa del Mar de Mackenzie y enarbolan la bandera española96
(en realidad estos estudios eran un pretexto para aplazar la
ocupación97),
pero los sucesivos Gobiernos españoles no autorizaban la ocupación.
En 1914, el Gobierno, tras ordenar la ocupación de
Cabo Juby,
cuando Don Francisco Bens ya había hecho todos los preparativos,
revocó la orden. Para evitar el perjuicio que la medida produciría
en el prestigio de España y para probar que era posible la
ocupación, Bens se instaló brevemente en
Cabo Juby,
pero sin posesión del territorio, aunque prometiendo a los indígenas
que ésta no tardaría98.
La
explicación de esta injustificable actitud del Gobierno español
podría deberse, según García Figueras, a que se temieran
complicaciones con los nativos (por esa época alzados en guerra
llamada santa contra los cristianos en general y los franceses en
particular) de la zona una vez en tierra y se quisieran evitar
conflictos militares99.
Pero, una vez más, es mucho más verosímil, a más de estar avalada
por los documentos, la tesis formulada por Morillas. A su juicio, la
ocupación se demoró porque los políticos responsables (Romanones)
tenían importantes intereses económicos que pudieran peligrar por
tal ocupación100.
La no
ocupación del Ifni por España, a pesar de que Bens ya había logrado
la aceptación de los nativos para instalarse en 1911101
y en 1919102,
también puede explicarse en función de los intereses franceses.
Éstos se oponían a que ocupásemos Ifni antes de que ellos ocupasen
los territorios limítrofes de nuestro enclave que correspondían a su
protectorado, y ello porque temían que España pudiese conseguir una
preponderancia política y una influencia económica en la región103.
La
ocupación permanente de
Cabo Juby se
produce el 29 de junio de 1916. Es ciertamente asombroso comprobar
la pobreza de los medios empleados para realizar esa ocupación104.
A juicio de García Figueras, la ocupación española de este punto
pudo ser posible porque así convenía a los intereses franceses:
privaba, de un lado, a los alemanes de un punto de apoyo en la costa
(entonces se libraba la Gran Guerra Europea) y, de otro lado, a los
rebeldes antifranceses de la región del apoyo de los anteriores105.
D.c.
Posteriormente, el mismo Bens ocuparía La Güera o La Agüera. La
costa en torno a esta plaza era frecuentada por los pescadores
canarios dada la riqueza de sus bancos de pesca, si bien eran objeto
de frecuentes secuestros y de forzadas operaciones de rescate. En
1920 Bens es ascendido a coronel y se le dan instrucciones para la
ocupación de esa plaza. El 27 de noviembre sale de Las Palmas el
cañonero Infanta Isabel, llegando a La Güera el 30 de noviembre de
1920, junto a representantes de diversas casas comerciales (la
Sociedad Marcotegui, Orive Hermanos y Sarmiento). Como en
Cabo Juby,
sólo la acción política, lenta pero decidida, de un hombre como
Bens, con muy escasos medios, venciendo la pasividad, y aun los
impedimentos, del poder, hizo posible el avance de España106.
D.d.
Todas estas ocupaciones se centran en puntos de la costa, sin
afectar al interior. Existían guarniciones militares en número
suficiente para proteger los puestos españoles en el Sahara (La
Güera, Villa Cisneros y Villa Bens), pero carecían del número de
efectivos y de medios para permitir a España ejercer su autoridad a
escasos kilómetros de esos puestos, hasta el extremo de que para
rescatar aviadores que por averías de sus aparatos caían en las
inmediaciones se hacían precisas fuertes sumas y pesadas
negociaciones con los indígenas107.
Incluso en diciembre de 1933 hubo revueltas de saharauis en los
puntos ocupados por España que fueron reprimidas y en las que murió
el capitán César Caula108.
No obstante, esa ocupación del interior va a ser solicitada por dos
instancias distintas y aun opuestas. Por un lado, Francia conforme
pacifica sus propias posesiones va a exigirnos la ocupación efectiva
del interior del Sahara para que así éste pueda ser controlado por
España y no se deje un flanco rebelde junto a los territorios
pacificados109.
Francia nos acusaba de que los rebeldes que atacaban sus colonias se
formaban y se ponían a salvo en nuestras posesiones110.
Por otro lado, los saharauis reclaman insistentemente de España que
ocupe el interior del territorio para refugiarse y defenderse así
frente a los posibles castigos de Francia a la que han hostilizado
frecuentemente111.
En 1928
se va a dar un paso muy importante, si no para la ocupación efectiva
(terrestre) de la zona, sí para su control. A principios de ese año
fue destinada una escuadrilla de seis aviones al Sahara para
asegurar las comunicaciones con Villa Cisneros y para comenzar a
ejercer una policía aérea en el lugar112,
la cual estaba al mando de Ignacio Hidalgo de Cisneros. Además, en
tal año se crea una "Mía de Camellos" con base en Villa Bens que, no
obstante, comienza sus actuaciones en 1931 con recorridos al
interior del país bien en labor de atracción indígena, bien en
rescate de aviadores113.
El 6 de abril de 1934, el coronel Fernando Capaz conseguiría por vía
pacífica y con gran tacto político la definitiva ocupación de Ifni114.
En mayo de ese año se ocupó Daora115.
Unos meses después, el 15 de julio de 1934116,
el capitán Galo Bullón ocupó Smara, ciudadad abandonada tras haber
sido incendiada por los franceses al mando del Teniente Coronel
Mouret en 1913. Esta ocupación tuvo una doble importancia. Desde el
punto de vista militar, Smara constituía un punto de apoyo guerrero
importante que dificultaría y aun imposibilitaría la acción de las
partidas armadas rebeldes (que sobre todo atacaban a Francia). Desde
un punto de vista político, Smara tenía un alto valor simbólico por
ser la ciudad fundada por Ma el Ainín, santón musulmán
autoproclamado "Sultán azul" que predicó la guerra llamada santa
contra los cristianos117.
En 1934 Antonio De Oro se da cuenta de las magníficas condiciones de
una zona rica en agua y con posibilidades de pastos, decidiendo
fundar allí un establecimiento: nacía El Aaiún (que significa los
ojos o las fuentes); y casi al mismo tiempo, en el sur del
territorio se creaban los puestos de Bir Gandús, Tichla y Zug118.
En 1936, al mando del capitán Antonio de Oro se logra penetrar en la
totalidad del territorio sahariano119.
A
partir de 1936, por un lado, va a incrementarse sustancialmente la
red de comunicaciones (pistas) en el Sahara, elemento fundamental
para hacer efectiva el dominio sobre el territorio120;
y, por otro, va a organizarse la ocupación militar. En efecto, es
entonces cuando se crea una Agrupación Nómada en Río de Oro que
luego se transforma en 1937 en los Grupos Nómadas dotados de
automóviles, radios, etc., en unión de una escuadrilla de aviación;
y cuando se establecen puestos fijos en Tan Tan, en El Aaiún y en
Smara, alrededor de los cuales comienzan a agruparse núcleos de
población indígena y europea121.
Aunque sólo en 1936 se ocupa el interior del Sahara, será a partir
de 1958-1959 cuando se proceda a colonizar esa parte de nuestra
posesión. Se produce así la paradoja de que España comenzó
verdaderamente a colonizar el Sahara (el hinterland, pues los puntos
costeros como Villa Bens, Villa Cisneros y La Güera se integraron
antes), dos o tres años después de que se abra en el mundo el
proceso de la descolonización122.
2. Los
problemas de delimitación con Francia.
A. Ya
con Napoleón, Francia mostró su deseo de expansión africana en
Egipto. Desde 1830 se proyectó sobre la costa africana que se
hallaba en frente de ella, es decir, Argelia. La penetración en
Marruecos iba a ser una consecuencia lógica. Por otra parte, Francia
también procedió a ocupar amplias zonas del África subsahariana. El
deseo de Francia era unir Argelia con el Senegal. Todo ello explica
la presión francesa sobre las fronteras del Sahara español.
En
marzo de 1886 se iniciaron en París negociaciones hispano-francesas
con el fin de delimitar las posesiones respectivas en el África
occidental. España proponía una línea que separase los cabos Blanco
y Santa Ana, dejando para Francia la bahía de Arguin, reservando
para nosotros la parte más septentrional de la del Galgo. Esta línea
era el paralelo 20º 43´ N. que dejaba ligeramente al norte a dicho
Cabo Blanco
(que se encuentra en la latitud 20º 46´20´´ N.). Los franceses no
accedieron a tal reparto y propusieron y consiguieron que la
península de Cabo
Blanco fuese repartida entre los dos países. Al quedar para Francia
su sección oriental, les correspondió la totalidad de la bahía del
Galgo, importante puerto natural. Desde allí, el paralelo 21º 20´ se
adentraría hacia el Este para hacer las veces de frontera. Así se
acordó en noviembre de 1886. Este antecedente fue clave para la
posterior negociación de 1900123.
En esta etapa también se concluye el tratado hispano-francés de
París de 1890, en el que por parte española intervino el embajador
Fernando León y Castillo, en el que se reconocen los dominios de
España en el África Occidental.
B. Las
negociaciones celebradas entre 1886 y 1891, se reanudaron en París
en febrero de 1900, tratándose conjuntamente las cuestiones del
Sáhara y de Guinea. Ahora bien, dos importantes circunstancias
debilitaban nuestra posición. En primer lugar, la negociación
anterior dividiendo la bahía del galgo y fijando el límite sur de
nuestro territorio en el paralelo 21º 20´ suponía perder el Adrar
Temar que quedaba al Sur de ese paralelo124.
En segundo lugar, después de la derrota española de 1898, éramos
muchísimo más débiles para negociar que antes125.
Por parte española intervino Fernando León y Castillo y por parte
francesa el hábil Théopile Delcassé. La actuación de León ha sido
controvertida. Algunos han intentado justificarle alegando que los
malos resultados de la negociación son achacables a la inexplicable
negligencia y desinterés de los gobiernos anteriores, que no se
preocuparon de asegurar las bases jurídicas sobre la zona ni
llevaron a cabo
acto algunos de soberanía en ella durante los catorce años
transcurridos, a pesar de las peticiones de algunas sociedades126,
además, por supuesto, del lastre que suponía partir sobre lo ya
negociado en torno al paralelo 21º 20´ como límite sur de nuestro
territorio. Otros autores, sin embargo, le han calificado de nefasto
negociador al no tener en cuenta los derechos españoles y aceptar
las alegaciones del francés dando por ciertas afirmaciones llenas de
falsedad con la intención de apropiarse de terrenos de posible valor
comercial o estratégico127.
El 27
de junio de 1900 tiene lugar la firma del convenio en el Quay
d´Orsay. Por lo que respecta al Sáhara, su límite norte quedó sin
delimitar, tanto por presiones de los ingleses como porque no se
conocían con precisión los límites meridionales de Marruecos128.
García Figueras sostiene que ello abría la posibilidad de que nos
hiciéramos con el control del Sur marroquí, por lo que califica el
Tratado de "triunfo valiosísimo". En cuanto a su límite sur, se fijó
en los 21º 20´ N. en lugar de los 20º 43´ N. como España quería,
aunque García Figueras afirma que eso ya se pactó en conversaciones
anteriores. La línea divisoria dejó cortada en dos la península de
Cabo Blanco
quedando la parte occidental de la misma para España y la parte
oriental, con el seguro abrigo y riqueza pesquera de la Bahía del
Galgo, para Francia. Esta línea sube hasta el paralelo 21º 20´ N. y
continúa hacia el Este hasta la intersección con el meridiano 13º O.
de Greenwich. Desde este punto la línea sigue la dirección NO
describiendo entre los meridianos 13º y 14º O. de Greenwich un curva
trazada precisamente para dejar en manos de Francia las salinas de
la región de Iyil. Desde el punto de encuentro de esta curva con el
meridiano 13º O de Greenwich, la frontera se dirigirá lo más
directamente posible hasta la intersección del Trópico de Cáncer con
el meridiano 12º O. de Greenwich, el cual se prolonga hacia el
Norte. Esto suponía privarnos de prácticamente toda la Mauritania.
Las enormes renuncias españolas tuvieron sólo una tímida
compensación francesa en relación con Guinea129,
donde, a pesar de todo, las pérdidas de territorio fueron
escandalosas.
Se ha
dicho que la firma del Tratado tuvo fatales consecuencias. Esto
sucedió sobre todo respecto a Guinea, donde perdimos nueve décimas
partes del territorio que nos asignaba el art. 13 del Tratado del
Pardo de 1778. Uno de los diplomáticos españoles del equipo de León
y Castillo, D. Pedro Jover y Tovar avergonzado ante la usurpación
por la que, impotente, había debido pasar, se pegó un tiro para
salvar así su honor personal130.
Sin embargo, el principal responsable (León) de lo que algunos han
considerado desastrosa negociación fue honrado al bautizarse con su
nombre un barco correo que hacía la travesía Las Palmas-El
Aaiún-Villa Cisneros-Güera131.
C.
Habida cuenta de que el tratado de 1900 (que tan contradictorias
calificaciones merece) dejó las fronteras del norte sin determinar,
el embajador español en Francia, León y Castillo, consiguió, con
gran empeño, unas proposiciones concretas que integran el núcleo
sustancial del Proyecto de Tratado de 1902132.
Ese proyecto contiene unas condiciones extraordinariamente
ventajosas para España. Al Norte España obtenía en calidad de
protectorado lo mejor de Marruecos: Fez, Taza, Tánger, la Garbia,
Yebala y el Rif. Al Sur España obtenía en calidad de colonia todo el
Sús (territorio en torno a Agadir). Se trataba de tierras exploradas
por los españoles durante los siglos XVI y XVII.
Las
razones por las que el proyecto de tratado de 1902 resultan tan
ventajosas para España han sido expuestas agudamente por Morillas.
Es precisamente en 1902 cuando la poderosa e influyente Sociedad
General de Crédito Mobiliario Español, de capital mayoritariamente
francés y en la que participaban importantes políticos, entra en un
proceso de liquidación. Esta debilidad del grupo de presión francés
explica el avance que se logra en la negociación a favor de los
intereses nacionales españoles133.
León y
Castillo apremiaba a Madrid para que se firmara el Tratado134.
Pero se sucedían los Gabinetes y no se producía la ratificación.
Sagasta dejó la firma del Tratado a su sucesor Silvela, pero éste,
que en principio era partidario del mismo, le dio carpetazo por
temor a las represalias británicas, ya que había sido pactado sin el
conocimiento y la intervención de Inglaterra135,
todo ello a pesar de que había intentado garantizar el tratado con
la alianza francorrusa136
y que Francia, si bien se había distanciado de Inglaterra por el
incidente de Fachoda (1898), de 1898 a 1902 parece que convergió con
su vecina. Ese acercamiento francobritánico que a algunos españoles
les parecía imposible fue bien apreciado por León y Castillo y para
justificar la conveniencia de ratificar el texto. Los nuevos
Gabinetes de Villaverde y Maura tuvieron idéntica aprensión137.
Además, León vio también con claridad que Marruecos se descomponía
irremediablemente siendo inevitable su reparto y, en consecuencia,
imposible mantener el status quo como muchos políticos de Madrid
pretendían138.
Grave error político por causa de políticos que no supieron estar a
la altura de las circunstancias139,
pudiendo ratificar un valioso texto logrado por León. Por lo demás,
se ha advertido con gran perspicacia que para el gobierno británico
no era indiferente la nación que se estableciera frente a Gibraltar
y, desde luego, encontraba preferible que fuese España y no Francia
o Alemania, debido a nuestro mucho menor peso y potencia140.
D. En
1904 Francia ya se hallaba en concierto con los británicos, como
previó León, y ambas firmaron el acuerdo de 8 de abril de 1904. Por
virtud de las cláusulas de este Convenio hubo que firmar un nuevo
tratado con Francia el 3 de octubre de 1904141,
en el que se mermaba el territorio atribuido a España y se
modificaba la calificación de ciertos territorios. En primer lugar,
se reconocía el dominio español en Santa Cruz de Mar Pequeña,
oficialmente identificada como Ifni (art. 4). En segundo lugar,
quedó en poder de España una importante zona al norte del Sahara que
llegaba casi a Agadir y el río Nun si bien este territorio adquiría
el estatus de protectorado (art. 5). Finalmente, en tercer lugar, en
la zona al sur de este protectorado "que se encuentra fuera del
territorio de Marruecos" el Gobierno francés reconocía al Gobierno
español "plena libertad de acción" (art. 6), es decir, que no eran
estas tierras un protectorado sino una colonia.
E. Poco
después se firmaría un nuevo tratado que establecería de forma
definitiva las fronteras del Sahara. Se trata del convenio
hispanofrancés de 27 de noviembre de 1912142.
Este tratado que, como también vio Castillo, supone la pérdida de la
independencia de Marruecos, va a consagrar definitivamente esa
triple distinción en los territorios del sur. En primer lugar, el
Convenio delimitará restrictivamente el territorio de Ifni (art. 3).
En segundo lugar, se va a establecer una zona de protectorado143
que comprende desde el sur del río Draa hasta el paralelo 27º 40´ de
latitud Norte (art. 2.5 del Convenio), territorio en torno a Villa
Bens (o Cabo
Juby o Tarfaya) pero mermado respecto a lo que constituía tal
territorio en el tratado de 1904144.
Este territorio que se declara protectorado marroquí, sin embargo
nunca antes fue objeto de dominio por los sultanes. En tercer lugar,
va a distinguirse un último espacio, al sur del protectorado, (art.
2.6 del Convenio) que va a ser el Sahara español.
F. El
último convenio para delimitar la frontera con el Sahara es el
acuerdo francoespañol de 19 de diciembre de 1956145,
que establece la frontera sur-suroriental del Sahara español.
3. Las
inicuas fronteras definitivas. Consecuencias.
Los
Tratados de 1904 y 1912, al distinguir los territorios de la región
de Villa Bens y del Sahara español que antes de 1904 formaban uno
sólo y al atribuir un diferente estatuto jurídico a los mismos van a
producir graves consecuencias para el futuro. Por lo que hace a la
región de Villa Bens (entre el río Draa y el paralelo 27º 40´ N), el
Convenio de 1912 va a atribuirla el régimen jurídico de protectorado
(art. 1 del Convenio), mientras que el resto del territorio al sur
del paralelo 27º 40´ N (el Sahara español) no tenía tal cualidad de
protectorado, sino de territorio de libre acción del Gobierno
español, es decir, colonia.
Una
primera consecuencia sería la de aislar el territorio de Ifni del
resto de las posesiones saháricas, con lo que la región de Ifni
quedaría como un enclave, con todos los inconvenientes que ello
lleva consigo. La segunda consecuencia es que con la definición como
protectorado de la región de Villa Bens, conforme a lo estipulado en
el art. 1 del Convenio de 1912, dicha región ya no sería
administrada directamente por España, sino por un Jalifa nombrado
por el Sultán de Marruecos, cuya residencia se fija en Tetuán. Todo
ello a pesar de que tal territorio nunca antes fue marroquí, por lo
que estos tratados supusieron un inesperado "regalo" de tierra a
Marruecos. Así lo atestigua Bens al llegar a
Cabo Juby146.
España, en ejercicio de su proverbial quijotismo cumpliendo las
cláusulas del convenio de 1912 montó en Villa Bens una "delegación"
del Jalifato tetuaní, que llevó a algunos funcionarios de la
administración hispano-jalifiana mucho antes de que aparecieran los
de la administración franco-jalifiana al norte del río Draa en la
zona de protectorado de Marruecos. Esta ausencia de funcionarios
franco-cherifianos debe interpretarse conjuntamente con la
consideración que los saharauis dieron siempre de barranis o
forasteros a los funcionarios del Jalifa en la zona española. Tan es
así que los saharauis no acudían a los poderes cherifianos,
consideradas extrañas a ellos, sino a los poderes españoles147.
Esta
segunda consecuencia va a tener un largo alcance que pondrían de
manifiesto medio siglo después. En efecto, por un lado, el
territorio saharaui iba a ser amputado de una parte importante.
Desde 1912, la región de Villa Bens (y sus pobladores) iban a ser
separados del destino del resto del pueblo saharaui. Por otra, al
producirse la independencia de Marruecos, éste exigirá la devolución
del territorio que fue declarado como protectorado marroquí en 1912.
De este modo, Marruecos acreció su territorio de forma por completo
irregular. El propio Tribunal Internacional de Justicia así lo
reconoce en diversos pasajes de su dictamen sobre el Sahara148.
Lo más grave, sin embargo, es que es precisamente la región de Villa
Bens la que se encuentra exactamente a la espalda de las islas
Canarias y, por tanto, la que tiene un significado estratégico de
primera magnitud para España, la que constituye, la frontera de
Europa y África149.
4. La
configuración jurídico-administrativa del Sahara.
La Real
Orden de 26 de diciembre de 1884 declaró el "protectorado" español
sobre el Sahara150.
Sin embargo, España transformó dicho territorio en "colonia" en
virtud de sus facultades soberanas que los países extranjeros
reconocieron en diversas ocasiones. Sin embargo, la torpeza de
nuestros gobernantes ha impedido proceder de idéntica forma respecto
a la "Zona Sur del Protectorado", pese a que como sostiene Cordero
Torres con gran acierto no es preciso esforzarse para encontrar
argumentos contra esa calificación, partiendo del fundamental de no
haber pertenecido nunca al Imperio marroquí151.
Por lo que se refiere al Ifni, parece claro que podía ser calificado
como plaza de soberanía152.
El
territorio del Sahara fue inicialmente colocado bajo la dependencia
del Ministerio de Ultramar153.
En 1885154
se nombró un Comisario Regio de los territorios de la costa
occidental de África, siendo Bonelli nombrado para ese cargo155.
Dos años después esos territorios se incorporaron a la Capitanía
General de las Islas Canarias tomando el Comisario Regio el título
de Subgobernador político militar de Río de Oro156.
Al perderse Cuba, Puerto Rico y Filipinas, quedó tan menguado
nuestro imperio que carecía de objeto seguir sosteniendo un
Ministerio que lo atendiera; por ello, en 1899 se suprimió el
Ministerio de Ultramar, pasando los asuntos coloniales a depender de
la Presidencia del Consejo de Ministros157
y posteriormente del Ministerio de Estado en cuyo seno se creó una
Sección Colonial158,
además de una gobernación político-militar, con dependencia directa
de tal Ministerio, estableciéndose las reglas para la administración
y contabilidad de la colonia159.
En 1902 se creó la Junta Consultiva de las posesiones españolas del
África Occidental, encargada de dar dictamen acerca de los proyectos
que le someta el Ministro de Estado para informe160.
En 1909 se reorganizó la Sección Colonial del Ministerio de Estado,
acordándose la supresión de la Comisaría Regia de las posesiones
españolas del África Occidental que formaba parte de la Sección
Colonial del Ministerio de Estado161.
Por su
parte, el territorio de Villa Bens o
Cabo Juby,
tras ser ocupado en 1916, por constituir territorio de
"Protectorado" se colocó debía estar bajo la dirección del Alto
Comisario en Marruecos. Ahora bien, teniendo en cuenta las
dificultades de comunicación y la distancia que separaba esta zona
del Norte de Marruecos, se decidió investir al Gobernador de Río de
Oro (en aquella época el teniente coronel Bens) como Delegado del
Alto Comisario de España en Marruecos, el cual debía entenderse
directamente con el Ministerio de Estado162.
Esta
situación administrativa va a cambiar con el Directorio de Primo de
Rivera originándose una cierta confusión. De una parte se estableció
que el gobierno de la región de Villa Bens no podía ser llevado a
cabo por una
persona con grado superior al de teniente coronel163.
De otra parte, se creará la Dirección de Marruecos y Colonias de la
que pasarían a depender los territorios del África Occidental de
Marruecos y del llamado Sur de Marruecos (Villa Bens)164.
La creación de esta Dirección parece que responde al objetivo de
crear un organismo que entendiese de todos los asuntos marroquíes
evitando la dependencia dual de los Ministerios de Estado y de
Guerra que hasta entonces presidía dichos asuntos y que fue una de
las causas que provocaron el desastre de Annual y las victorias de
Abd el Krim165.
Dentro de la Dirección General de Marruecos y Colonias se crearán
dos Secciones dedicadas, precisamente, una a Marruecos y la otra a
Colonias166.
Poco después se extinguirá la Junta Consultiva de las Posesiones
españolas del África occidental, creada en 1902167.
Pese a que el Sahara era jurídicamente una colonia, los asuntos
relativos al mismo fueron adscritos a la Sección de Marruecos. La
situación se confirmó en 1934. En este momento se suprime la
Dirección General de Marruecos y Colonias que existía desde 1925168
(que se restaurará un año después169)
y se crea una Secretaría técnica de Marruecos y una Inspección
general de Colonias, asignándose "actualmente" a ésta "los asuntos
que se refieran al régimen, gobierno y administración de los
territorios de soberanía del Sahara español y de Ifni" pasando a
depender de la Inspección general de colonias "cuando el Gobierno lo
estime oportuno, en razón a la situación política de aquellos
territorios"170.
Muy poco después, se confirieron al Alto Comisario de España en
Marruecos facultades de Gobernador General "de los territorios de
Ifni, Sahara español y Río de Oro", asistido para estas funciones de
dos clases de autoridades delegadas: la primera, la Delegación de
Asuntos Indígenas del Protectorado; la segunda, las autoridades
delegadas que residirán en Ifni y
Cabo Juby
(Villa Bens)171.
Esta situación ha sido reiterada en diversas normas posteriores172.
La
regulación conjunta de Marruecos y el Sahara tenía a su favor
razones basadas en la continuidad natural, la semejanza de problemas
y la exigüidad administrativa del Sahara173.
Sin embargo, presenta el inconveniente de proporcionar a Marruecos
un nuevo antecedente para reivindicar el territorio, pues, según
este país, los mismos españoles, aunque fuera involuntariamente,
crearon una unidad territorial centrada en Marruecos174.
Ahora bien, una cosa son los nombres y otra las sustancias que hay
detrás. La realidad es que aunque la dirección del Sahara se
encomendaba a la misma persona que el gobierno de la llamada zona
sur del Protectorado (Villa Bens), esa persona gobernaba los
territorios con títulos distintos: Gobernador Político Militar de
Ifni-Sahara por un lado, y Delegado del Alto Comisario de España en
Marruecos en la Zona sur del Protectorado por el otro. Ello no
obstante, hubo una cierta diferenciación entre Marruecos y el Sahara
y la zona Sur de Protectorado porque se comenzó designando al
Gobernador de Río de Oro Delegado del Alto Comisario en la llamada
Zona Sur, con iguales facultades que el propio Alto Comisario175.
En 1940, la ley de presupuestos de Ifni, Sahara Español y Río de
Oro, modifica una vez más la organización administrativa176.
En
1946, una nueva normativa hace depender el territorio del Sahara y
de Ifni, no ya de la Alta Comisaría de España en Marruecos, sino de
la Presidencia del Gobierno a través de la Dirección General de
Marruecos y Colonias177.
Con la nueva regulación, los territorios de Ifni y del Sahara
español constituirán un Gobierno especial, que se denominará
"Gobierno del África Occidental Española" (A.O.E.), desapareciendo
los delegados gubernativos de Ifni y Sahara, independientes entre sí
hasta entonces178.
Por su parte, la región de Villa Bens (zona sur del Protectorado),
aun cuando sometida al Alto Comisario de España en Marruecos, es
dirigida, por delegación de éste, por el gobernador del A.O.E.179
La ordenación del A.O.E. se precisó un poco más en 1947 al
disponerse que el A.O.E. estaba integrado "por el territorio de Ifni
y los del Sahara". Por su parte, "el territorio del Sahara se
dividirá en la Zona de Saguía El Hamra y en la Colonia del Río de
Oro"180.
El Sahara contó con un Subgobernador, con residencia en El Aaiún y
con un Delegado gubernativo en Villa Cisneros. En 1952 parece
encontrarse un tímido intento de integrar la región de Villa Bens en
el A.O.E.181
En 1958
se produce un hecho de enorme importancia. Se puso fin, no
expresamente, al A.O.E. y al status colonial del Sahara, al erigir a
éste y a Ifni en provincias españolas182.
La misma medida se adoptó en lo marítimo183.
España tuvo dos opciones: o "fabricar" un Estado filial que, por
razones de supervivencia, estaría estrechamente ligado a España o
"provincializar", esto es, españolizar, el Sahara. Quizás la primera
hubiese sido más inteligente para un largo plazo. En todo caso se
adoptó la segunda, medida ésta que hubiese sido plausible de haberse
mantenido con tenacidad y coherencia, cosa que no se hizo.
En
efecto, la política española en este terreno muy pronto va a mostrar
sus contradicciones. El 11 de noviembre de 1960, apenas dos años
después de la decisión de "provincializar" los territorios
africanos, la delegación española en la ONU admite la posesión por
España de Territorios No Autónomos (TNA), esto es, colonias. Esta
sorprendente decisión se produce como una huida ante los intentos
soviéticos de incluir a las Canarias como territorio descolonizable184.
La
provincialización del Sahara no se articuló hasta la ley de 1961185.
Como prueba de las incoherencias que empiezan a surgir en la
política española, sólo un mes después de dictarse esta ley, el
representante español en la ONU menciona al Sáhara español entre los
TNA en poder de España186.
La ley de 1961 introduce una nueva organización y régimen jurídico
en el Sahara. Se prescribe que el gobierno y la administración de la
provincia "se ejercerán bajo la dependencia de la Presidencia del
Gobierno, por los organismos y autoridades en la misma radicados"
(art. 3). La autoridad básica del nuevo régimen orgánico era el
Gobernador general que regía la provincia en calidad de
representante del Gobierno y en dependencia de la Presidencia del
Gobierno, auxiliado por el Secretario general (art. 14). La nueva
ley, de un lado, equiparaba la provincia del Sahara a las demás
provincias españolas, al establecer que la provincia del Sahara
gozaría de los derechos de representación en Cortes y demás
organismos públicos correspondientes a las provincias españolas
(art. 4). Ahora bien, esta no asimilaba el Sahara a las demás
provincias, pues regulaba un régimen jurídico particularizado que
trataba de aspectos tan importantes como el sistema de fuentes que
rige en la provincia (art. 2), la organización judicial (art. 5), el
régimen de la propiedad comunal y tribal (art. 6), el derecho a la
práctica de la religión islámica y de sus usos y costumbres
tradicionales (art. 7)187,
el peculiar régimen local (arts. 10 ss.), etc. En definitiva, esa
ley podríamos decir que tiene unas características materiales
cuasiconstitucionales. La ley se completó con un decreto de 1961 de
carácter más "administrativo" regulando el gobierno y la
administración de la provincia188.
El
régimen local del Sahara, cuyas líneas fundamentales se establecen
en la ley de 1961, será objeto de un detallado tratamiento en 1962189,
al dictarse el ordenamiento de la Administración provincial y local
del Sahara, quedando definidos el cabildo, los ayuntamientos y las
fracciones nómadas.
La
articulación administrativa del Sahara dará un paso muy importante
posteriormente, al crearse en 1967190
la Yemaa o Asamblea General del Sahara. En diciembre de 1966, en la
ONU se aprueba una resolución que obliga a celebrar un referendum de
autodeterminación en el Sahara191.
A esta Asamblea se le atribuye una doble función: ser el organismo
superior representativo de la Administración Local y promover por
iniciativa propia los asuntos que considere de interés general para
el territorio (art. 164). Con ese objeto se le atribuyen unas
competencias que son de consulta y de iniciativa legislativa (art.
174). En efecto, sus atribuciones fundamentales son: en primer
lugar, examinar y emitir su dictamen en todos aquellos asuntos de
interés general del territorio; en segundo lugar, ser informada de
las disposiciones con rango de Ley o Decreto que deban regir en el
territorio, pudiendo a este respecto formular las observaciones o
sugerencias que se consideren oportunas para su adaptación a las
peculiaridades del mismo; y, finalmente, en tercer lugar, proponer
al Gobierno por propia iniciativa, la adopción de medidas y normas
jurídicas necesarias para el cumplimiento y desarrollo de las Leyes
del Estado.
Cuatro
Ordenanzas del Gobernador General del Sahara en 1973192
van a precisar más este régimen jurídico reestructurando los Chiuj
(representantes de familias o tribus) y las Yemaas, dictando un
reglamento del Chej, una reglamentación de las Yemaas (sean de
unidad familiar o subfracción, de unidad social o fracción o de
grupo social o tribu) y elaborando normas para la elección y
renovación de los Chiuj.
El
último paso, que no se llegó a dar, en la estructuración del Sahara,
sobre todo con vistas a su futura independencia, fue el Estatuto de
Autonomía. La gestación del mismo comienza a finales de 1971 por
presiones del Ministerio de AA.EE. que preconizaba la
descolonización del territorio y posterior independencia del Sahara193.
En una carta de 27 de septiembre de 1973 a la Yemaa, Franco
anunciaba-proponía las bases para ese Estatuto194.
Dicha propuesta fue aceptada por unanimidad. En 1974 el Gobierno
español elaboró el Estatuto195,
que fue aprobado por unanimidad de la Yemaa en su sesión de 4 de
julio de 1974, siendo presentado al Jefe del Estado para su sanción
y promulgación. Sin embargo, nunca se realizaron tales trámites.
Las
razones de este sorprendente hecho radican en las presiones
marroquíes. Por un lado, el 5 de julio (un solo día después de que
la Yemáa aprobara el Estatuto), Hassán dirigió una amenazadora carta
a Franco, cuyo contenido se publicó en Marruecos antes de que fuera
contestada, en la que se decía que "cualquier acción unilateral de
España con respecto al territorio del Sahara nos obligaría a
preservar nuestros legítimos derechos, reservándonos nosotros y
nuestro Gobierno el derecho de actuar en consecuencia"196.
Por otro lado, el 13 de agosto, el primer ministro marroquí Osman y
el de Exteriores Laraki se entrevistaron en Madrid con el trío
Arias-Cortina-Carro. Parece que en esa reunión Marruecos insistió en
los hipotéticos peligros, según Hassán, para el régimen franquista y
para su trono, de un Sahara independiente, abocado a caer bajo la
influencia argelina. El vacío dejado por España sería colmado, según
los marroquíes, por el "extremista" F. Polisario. Sólo Marruecos
podría seguir garantizando los intereses españoles en el Sahara (el
futuro ya nos ha enseñado cómo). Según Villar, estos argumentos
prendieron en los dirigentes franquistas que sólo se separaron de
los marroquíes en seguir manteniendo la existencia del referendum,
aun comprometiéndose a encauzarlo en dirección marroquí. Los
importantes resultados de este encuentro son, de un lado, el archivo
definitivo del Estatuto y, de otro lado, la percepción por Rabat de
que su presión daba frutos y no todo estaba perdido para ellos. Lo
más escandaloso, en esta larga cadena de hechos y personajes
impresentables, fue la orden de Madrid a las autoridades del Sahara
de aparentaran ante los saharauis que el Estatuto ya se había
publicado y que únicamente se demoraba la constitución del Consejo
de Gobierno previsto en el mismo197.
5. El
carácter de la colonización.
A. La
colonización moderna española del Sahara presenta unos rasgos
peculiares que la distinguen de las demás colonizaciones llevadas a
cabo por
España. A partir del siglo XV las colonizaciones de mayor o menor
entidad (Canarias, diversas plazas en el Mediterráneo) que realiza
España en el mundo están presididas por un afán misionero que se
agrega estrechamente a los objetivos políticos. La colonización era
así un sinónimo de evangelización. También en el norte de África198.
Estas tendencias evangelizadoras no desaparecieron con el correr de
los tiempos. La colonización de Guinea a finales del siglo XIX y
durante el siglo XX mantiene exactamente los mismos rasgos que las
demás colonizaciones hispanas al fundirse con la evangelización199.
En la
última colonización española del Sahara y Marruecos, sin embargo,
esto no va a ser así. Y ello a pesar de diversos hechos. La Guerra
de 1860 contra Marruecos fue vista aún por los obispos españoles con
un carácter de Reconquista, como una Cruzada y una ocasión de
evangelizar a los infieles200.
También el pueblo, consideraba así a la guerra201.
Una de las primeras medidas adoptadas por los españoles tras tomar
Tetuán fue transformar la mezquita principal en templo católico,
poniéndolo bajo la advocación de Nuestra Señora de las Victorias202.
Sin embargo, la paz firmada con el derrotado Marruecos produjo un
gran desencanto, pues incluso se devolvió parte de las tierras
conquistadas y se renunció en cierta medida al objetivo
evangelizador, al menos como objetivo estatal. En efecto, el art. 10
del Tratado hispanomarroquí de 26 de abril de 1860 contemplaba el
establecimiento de casas para misiones religiosas en Marruecos203 Dichos
misioneros españoles, en cualquier parte del Imperio marroquí donde
se hallen o se establezcan, podrán entregarse libremente al
ejercicio de su sagrado ministerio, y sus personas, casas y
hospicios, disfrutarán de toda la seguridad y protección necesaria".
. En el mismo
sentido, el art. 6 del Tratado de 30 de octubre de 1861 preveía la
fundación de una misión en Tetuán y el libre ejercicio misional en
todo el Imperio. Por su parte, el art. 6 del Tratado de comercio
entre España y Marruecos de 20 de noviembre de 1861204
establecía el libre ejercicio de la religión católica a los súbditos
españoles en los dominios de Marruecos, a la vez que garantizaba el
ejercicio privado de su religión a los marroquíes residentes en
España. El cumplimiento de estas cláusulas que suponían la
construcción de misiones en diversos puntos (Mogador, Fez, Mequinez
y otros lugares), era constantemente aplazado por los poderes
marroquíes205.
B. A
pesar de ello sí hubo ciertos intentos de evangelización,
fundamentalmente a cargo de los franciscanos, que durante siete
siglos misionaron en Marruecos. La importancia de las misiones
franciscanas no es sólo religiosa, pues aparte de sus relevantes
obras sociales, estos frailes asumieron muchos cometidos de carácter
diplomático a favor de España (información, traducción, etc.)206.
Ahora bien, debe decirse que desde 1859 las misiones franciscanas
tienen como objetivo prioritario la asistencia a la población
europea cristiana, renunciando al proselitismo entre los musulmanes
para optar por una acción de ejemplaridad207.
Uno de los más relevantes intentos evangelizadores es el
protagonizado por el arabista fray José Lerchundi, franciscano,
quien fundó la Asociación de Señoras de María Inmaculada para
allegar fondos para las misiones de Marruecos de las que él era
superior (1888). Fray Lerchundi mantuvo estrecho contacto con
Segismundo Moret, ministro de Estado, como lo prueba la abundante
correspondencia entre ambos acerca del tema de las misiones
franciscanas en el Norte de África que el político liberal quería
llevar al Rif, a Fez y hasta Río de Oro. El propio Moret se lamenta
del abandono de la misión evangelizadora en una carta a fray
Lerchundi de 27 de febrero de 1887208.
Otros esfuerzos misioneros son constatables en 1938 y en fechas
posteriores. El 8 de diciembre de 1938 (festividad de la Inmaculada)
los misioneros franciscanos establecieron una capilla provisional en
Sidi Ifni, siendo inaugurada el 8 de diciembre de 1936, con toda
solemnidad, la iglesia en esa ciudad. En Villa Bens, Villa Cisneros
y en La Güera existían capillas209.
También existía una misión católica en El Aaiún210.
En todo caso, la evangelización de esas tierras no constituía un
objetivo estatal o, al menos, no era un objetivo estatal
prioritario.
¿Qué
explicaciones puede haber para ello? Se podría pensar que quizá se
produce un debilitamiento religioso interno. La propia España se
convierte, a ojos de la Iglesia y del tradicionalismo
político-religioso (el Carlismo) en campo de batalla frente a las
herejías del liberalismo. Sin una base de partida pacificada y
homogénea religiosamente era improbable una ofensiva religiosa
poderosa externa. Y, sin embargo, la colonización de Guinea parece
desmentir lo anterior. Quizá fuese más probable pensar que el propio
Catolicismo se acomplejó frente al Islamismo, religión de singular
fanatismo que hace prácticamente imposible su conversión al
Evangelio, entre otras razones porque según la ley islámica, si bien
cualquier no musulmán es libre de hacerse islamita, el musulmán que
abandone su fe es reo de muerte (caso de Salman Rushdie). Por lo
demás, no deja de ser sorprendente que ni siquiera el
Nacional-Catolicismo español de los años 40 de este siglo se
planteara la evangelización de los dominios en el África musulmana.
Otro
elemento que se añadiría a las anteriores dificultades para proceder
a una acción evangelizadora es la propia debilidad militar española.
No puede olvidarse que el misionero marchaba a la par que el soldado
(lo que no era obstáculo a que algunos misioneros fueran más allá
del espacio en el que podían recibir protección armada). Esa
protección era posible con un Ejército fuerte. En el siglo XIX el
Ejército español no lo era. El Norte de Marruecos sólo se terminó de
conquistar, y muy penosamente, con el Desembarco de Alhucemas en
1925. Las conquistas en el Ifni y en el Sahara se producen por
medios pacíficos, no militares y con un aparato militar exiguo. Un
intento de evangelización hubiera requerido un aparato militar
ciertamente poderoso.
C. Con
todo, España no utilizó una carta pacífica en la colonización que
podría haber tenido largo alcance, a pesar de que se hicieron
proyectos muy interesantes en ese sentido211.
Para proceder a esa colonización ni siquiera era necesario estimular
desplazamientos masivos a los territorios africanos de población
española, pues bastaba con las siguientes medidas: primero,
estabilizar a la muy numerosa que ya existía en el norte de África
(incluida, por supuesto, Argelia); segundo, canalizar la emigración
existente desde tierras levantinas (sobre todo hacia el norte de
Marruecos)212;
y, tercero, canalizar hacia el Sáhara la emigración canaria que se
dirigía a América213.
Martín recoge esta idea al afirmar que nuestra presencia
norteafricana sólo podría tener un cierto interés político en cuanto
sirviera como tierra de promisión para los sectores sociales más
deprimidos de nuestras costas mediterráneas. En este sentido, puede
decirse que ya en el siglo XIX el norte de África jugaba en
Andalucía y Levante el papel que América jugó en Galicia214.
Estos desplazamientos de población hacia la zona del Norte de
África, operados en un contexto de dominio político español podían
haber sido un poderoso medio de hispanizarla (y evangelizarla
también) de facto.
Sin
embargo, como afirma Cordero Torres, si bien España en Ceuta y
Melilla ha permitido que los marroquíes hayan entrado, vivido y
salido a placer desde 1895, y hayan podido practicar esa conquista
pacífica de ser "los más en la tierra de los menos", por contra ha
rehuido "deliberadamente en su zona de protectorado, pese a lo fácil
que le era" seguir esa política de invasión pacífica215.
Es más, la regulación dificultó incluso el asentamiento de
españoles. Ya durante la República, y para evitar la implantación de
anarquistas en el Rif, se dicto un Decreto de 8 de octubre de 1932
según el cual sólo podrían instalarse en la colonia los que
dispusieran de bienes económicos para establecerse como propietarios
o pudieran vivir de sus rentas216.
En relación con Ifni, advierte Cordero Torres al analizar el Decreto
de 23 de octubre de 1954 sobre acceso y estancia en ese territorio,
que España no facilitó el asentamiento de canarios, pedido por éstos
y dificultado por la metrópoli; o la orden de 27 de noviembre de
1950 que establece normas para la instalación de empresas en Ifni,
de índole también limitativa217.
En relación con la zona norte del Protectorado de Marruecos, el
mismo autor afirma que "España contuvo la corriente espontánea de
emigración desde la vecina Andalucía, y evitó la desposesión de
aquellas tierras en favor de los escasos españoles" que vivían allí218.
Por lo demás, parece claro que contrariamente a lo que ocurriera en
América, el mestizaje hispanosaharaui ha sido nulo219.
Nuevamente se advierte que los gobernantes españoles no supieron
estar a la altura de las circunstancias.
III/ LA
DESESTABILIZACIÓN DE LA OCUPACIÓN ESPAÑOLA.
1. La
desestabilización marroquí.
A.
La independencia marroquí y el "Gran Marruecos".
a. En
1956220
Franco abandona Marruecos221,
pese a las protestas formuladas por el Ejército (en concreto por
García Valiño, Alto Comisario en ese momento222)
que disciplinadamente (recte, sumisamente) aceptó la entrega223.
Era el resultado lógico de una política suicida de apoyo al
nacionalismo marroquí movida por dos ideas escasamente realistas y
que se demostraron falsas: de un lado, la ingenua creencia de que el
apoyo a los nacionalistas marroquíes o magrebíes sólo podría
perjudicar a Francia224,
y, de otro lado, la imagen ensalzada por la propaganda del régimen
de una armonía hispano-marroquí con una hija pequeña (Marruecos) que
no pone en discusión la autoridad de su padre amorosos (España)225.
El 7 de abril de 1956 Alberto Martín Artajo, Ministro de Asuntos
Exteriores, por parte de España y Si Embarek El Bekkai, por parte de
Marruecos firmaron una declaración conjunta en Madrid por la que se
ponía fin al Protectorado español y se reconocía la independencia de
Marruecos226.
Aunque en el texto no se especifique nada, es lo cierto que sólo se
cedió la llamada zona Norte del Protectorado, reteniendo España la
llamada zona Sur o región de Villa Bens o
Cabo Juby.
Esta declaración subraya "el deseo (de ambos países) de darse un
trato singularmente amistoso", la "amistad secular" y el "espíritu
particularmente amistoso" entre los dos Estados. Aparte el lenguaje
diplomático todo ello parecía dar a entender un futuro de
cooperación muy estrecha y sincera.
Pronto
se vio, sin embargo, lo que el Marruecos independiente entendía por
amistad con España. En efecto, si bien en los tiempos del
Protectorado (1947) las reivindicaciones nacionalistas marroquíes se
limitaban a Marruecos, excluyendo las plazas de soberanía española y
los territorios no marroquíes (Sahara, Argelia, Mauritania, Níger)227,
ya desde el mismo año de la independencia (1956), en relación con
las plazas de soberanía española en el Norte de África, ha habido
"gritos, artículos y emisiones privadas, pero con intervención de
personajes marroquíes, acompañándolos medidas hostiles respecto del
tránsito fronterizo, abastecimiento de aguas -a veces cortado- e
incluso perturbaciones del orden por individuos llegados de suelo
marroquí en favor de la anexión de las plazas españolas" y ello,
aunque oficialmente el Gobierno marroquí no ha formulado
reivindicación hasta 1960. Es más, Marruecos (no sabemos si como
expresión de "amistad") no ha establecido Consulados en dichas
plazas para no reiterar después de la independencia, de modo
ostensible, el reconocimiento de la soberanía española228.
b. En
su estancia en El Cairo (1953-1956), Allal El Fassi, presidente del
partido nacionalista marroquí Istiqlal elaboró sus teorías sobre el
"Gran Marruecos" que comprendería todas las posesiones españolas del
Norte de África (Ifni, la región de Villa Bens, todo el Sahara
español, Ceuta, Melilla y los islotes), toda Mauritania, y buena
parte de Argelia y de Mali, llegando hasta el río Senegal. Estas
teorías nacionalistas de endeble base histórica (como puso de
manifiesto el dictamen del TIJ de 1975) encontrarían cada vez un
mayor eco229.
En
marzo de 1957 el partido nacionalista liderado por Fassi lanza una
dura campaña reclamando el "Gran Marruecos" que va a tener acogida
oficial. A finales de agosto de 1957, el gobierno marroquí, a pesar
de su "amistad" con España, va a solicitar oficialmente al español
la "integración del enclave de Ifni". El Gobierno español, seguro de
sus títulos, propuso llevar el asunto al TIJ, lo que rechazó
Marruecos alegando que se trataba de un conflicto político y no
jurídico. Entonces Rabat solicita la entrega de la región de Villa
Bens, pero Madrid pone como condición que el Ejército marroquí
domine efectivamente el sur de su Estado. Pero esto no supone
todavía la asunción plena de la tesis del "Gran Marruecos". La
primera ocasión en que Marruecos va a adoptar oficialmente esa
ideología será, como ha dicho Villar, el 14 de octubre de 1957, en
los debates de la IV Comisión (Descolonización) de la Asamblea
General de la ONU. Muy poco después, el 10 de noviembre de ese año
se creará en el Ministerio del Interior de Marruecos una "Dirección
General de asuntos saharianos y fronterizos" al frente de la que
estará Fassi230.
Este personaje va a ocupar cargos públicos relevantes en el
Marruecos independiente, llegando a ser nombrado Ministro marroquí
de asuntos islámicos por Mohamed V antes de morir y siéndolo también
en el comienzo del reinado de Hassán (1961-1963)231.
El
"gran Marruecos" no era una quimera, sino un proyecto a corto plazo.
Muy pronto, Marruecos presionó sobre Francia para que le cediera
Mauritania, fracasando en su intento, pues en 1958, se creó la
República Islámica de Mauritania que, bien a su pesar, hubo de ser
reconocida por Marruecos en 1970. Este fracaso llevó a Marruecos a
"redimir" su supuesto territorio argelino. Propuso ayuda para la
independencia a cambio de cesiones territoriales, lo que no fue
aceptado232.
En 1962 Marruecos ocupó Bechar, pero Argelia recuperó su territorio
en 1963 en la llamada Guerra de las dunas o de las arenas. Los
proyectos expansionistas del "Gran Marruecos" fracasaron respecto a
Mauritania y a Argelia de forma estrepitosa, y no por ello se
desestabilizó Marruecos. Los únicos triunfos en la consecución del
mito del "Gran Marruecos" se consiguieron, precisamente a costa de
España (Villa Bens en 1958, Ifni en 1969, y el Sahara español en
1975).
Una de
las razones alegadas por EE.UU. y Francia para apoyar a Marruecos en
el asunto del Sahara, curiosamente, era que un fracaso de las
pretensiones marroquíes podría desestabilizar a su aliado. Sin
embargo, este argumento parece que no era válido cuando las
pretensiones marroquíes pretendían llevarse a
cabo a costa
de los intereses franceses (Mauritania) y de Argelia, saldándose con
estrepitosas derrotas (diplomática la primera y militar la segunda).
De hecho, sólo cuando fracasaron los intentos frente a Mauritania y
Argelia, Marruecos centra toda su atención en el Sáhara233.
Ahora queda por ver cuál es la postura de EE.UU. y Francia si
Marruecos, en el supuesto de que consiga el Sáhara definitivamente,
decide retomar el proyecto del "Gran Marruecos". La cuestión no es
baladí, pues en fecha tan tardía como 1989, el dirigente del partido
nacionalista Istiqlal, Mohamed Buceta, que ha ocupado altos cargos
con Hassán, ha vuelto a reclamar los territorios argelinos y
mauritanos234:
¿habrá que concedérselos para que la Monarquía no se desestabilice?
B.
La guerra del Ifni-Sahara.
235
a. Como
hemos indicado, ya en agosto de 1957, el Gobierno "amigo" de Rabat
pidió a Madrid la integración del enclave español de Ifni en
territorio marroquí. Apenas tres meses después se produce la guerra
del Ifni-Sahara, aunque en realidad habría que hablar de dos guerras
distintas, la del Ifni y la del Sáhara, por más que la dirección
última de ambas parece estar en Marruecos. Ciertamente, como ha
demostrado Diego, ya en 1956, al producirse la independencia de
Marruecos se producen ciertos problemas en Ifni, región de Villa
Bens y, en menor medida en el Sahara, alimentados por una desastrosa
política impositiva236;
es más, desde 1956 las bandas armadas del llamado Ejército de
Liberación se pasean por el Sahara, las cuales atacan posiciones
francesas en Mauritania237.
La guerra de 1957-1958 comienza cuando entre el 20 y el 23 de
noviembre de 1957 dos compañías españolas fueron atacadas en el
Aaiún por un destacamento del llamado "Ejército de Liberación
Marroquí"238.
El mismo día los puestos fronterizos en Ifni son atacados. Ese
Ejército ya había actuado el 27 de diciembre de 1956 al detener a un
destacamento de las Fuerzas Armadas Reales cerca de la frontera del
Draa y conminarlas a volver a Agadir, cosa que hicieron.
Se
discute en qué medida las "bandas armadas" que perpetraron el ataque
eran "incontroladas". De un lado, se ha indicado que estas fuerzas
no dependían de las FAR oficiales, y que, efectivamente, al menos en
el Sahara, se nutrían de saharauis que más que luchar por el
nacionalismo marroquí, engatusados por la idea de la guerra santa,
luchaban por la independencia del Magreb frente a los europeos239,
mandados por oficiales marroquíes. Ahora bien, no parece que pueda
excluirse la tesis de que el inteligente Hassán II (entonces Jefe
del Ejército marroquí) ideara un Ejército paralelo (o consiguiera
utilizarlo pro domo sua) al que echar las "culpas" en el caso de que
las operaciones fracasasen, pero que, sin duda, perseguía los
objetivos oficiales de Marruecos. Varios datos podrían avalar esta
opinión.
En
primer lugar, Martínez Inglés refiere que la agresión a Ifni fue
llevada a cabo
por unas "bandas incontroladas" (según la versión oficial de Rabat)
que, en connivencia con los soldados indígenas del Grupo de
Tiradores de guarnición allí, ejecutaron un plan, preparado
seguramente en algún Estado Mayor no tan incontrolado, para eliminar
la presencia española. En el Sahara, de manera sincrónica, se puso
en marcha un plan parecido. En Ifni se estuvo al borde del desastre,
que se palió gracias a la lealtad de un asistente indígena de un
oficial de Tiradores, que puso en conocimiento de su superior la
trama urdida para asesinar, en una sola noche, a todos los mandos
españoles de la Unidad. Se desarmó a la tropa indígena
inmediatamente, pero ello llevó a que la capital Sidi Ifni quedara
prácticamente sin defensa240.
En
segundo lugar, el comunicado oficial difundido por el Ministerio de
Información español el 28 de noviembre de 1957 en Las Palmas, según
el cual las armas y municiones de los asaltantes eran de fabricación
española y eran las mismas entregadas por España al Ejército Real
marroquí. Podríamos preguntarnos a quien se le puede ocurrir armar
gratis al propio enemigo. En tercer lugar, un comunicado del
Ministerio del Ejército del día siguiente (29-XI-1957) afirma que
ninguno de los asaltantes hechos prisioneros era originario de Ifni
o del Sahara241.
En cuarto lugar, la noche del ataque las comunicaciones telefónicas
con Sidi Ifni fueron cortadas sistemáticamente. Además, el ataque
iba dirigido a apropiarse de los depósitos de municiones de la
plaza. Todo indicaba la presencia de un Alto Estado Mayor detrás.
Por si fuera poco, Rabat se contenta con afirmar que "las bandas del
Ejército de Liberación se sustraen a su autoridad". Finalmente, el
propio Hassán a través de la Radio el 28 de noviembre, con el
rutinario cinismo que le caracteriza afirmó que había habido
"ataques por parte de los españoles contra territorios marroquíes"
causando la muerte de dos mujeres cerca de Agadir. Superando su
maquiavelismo, el 3 de diciembre afirma que si España entrega el sur
de Marruecos intentará "mediar" ante las supuestas tribus agresoras.
Ese 24
de noviembre de 1957, sólo un día después de la invasión de Ifni, se
produce el hecho altamente significativo de que el Rey de Marruecos
viaja a Estados Unidos para un viaje extraordinariamente largo (3
semanas). El 29 de noviembre de 1957, Balafrej, Ministro de Asuntos
Exteriores de Marruecos se entrevistó en Washington con el Embajador
de España en Estados Unidos. En esta reunión nuestro Embajador
expuso la identidad de intereses de Francia y de España ante las
agresiones. No en vano los rebeldes derribaron un avión francés con
doce paracaidistas. De lo anterior vamos a extraer dos datos
importantes: en primer lugar el papel decisivo que jugará Estados
Unidos, y en segundo lugar el peso que tendrá la intervención
francesa.
La
lucha en Ifni desarrollada los primeros días de diciembre de 1957
fue encarnizada, a la vez que se producían ataques en las
proximidades de El Aaiún. Es muy importante señalar que Estados
Unidos puso su veto a la utilización por España del material militar
de ayuda que nos entregó242.
El 7 de diciembre una flota española se pasea por Agadir, pero no
dispara un solo tiro. Ese mismo día quedan liberadas las últimas
posiciones cercadas en Sidi Ifni. El mando, sin embargo, decidió
concentrar la defensa en torno a Sidi Ifni (en un radio de 5 u 8
kms.) y decidió una retirada estratégica de las posiciones situadas
junto a la frontera marroquí las cuales nunca serán recuperadas. Los
soldados se retiran con sus familias y todo el material que pueden
transportar y horas después los puestos son ocupados por el Ejército
de Liberación. El 12 de diciembre, Franco da un plazo de siete horas
a sus jinetes marroquíes para disolver su Guardia Mora.
Si la
batalla militar quedó en tablas (desfavorables a España) en el Ifni,
la batalla diplomática parece que se inclinó del lado de España
esgrimiendo el espantajo comunista. Los españoles informaban
diariamente a los EE.UU. de cuanto sucede en Ifni y transmitían la
idea de que el Ejército agresor estaba infiltrado de comunistas.
Parece que ello causó cierto efecto en el Secretario de Estado
norteamericano, el anticomunista Foster Dulles, que visitó Madrid en
diciembre de 1957. Mohamed V sólo consiguió en parte el apoyo
norteamericano en Ifni. Decimos "en parte" por el veto
norteamericano a la utilización por España del material militar de
"ayuda" que nos entregaron.
b.
Conforme se estabiliza la lucha en Ifni con el resultado indicado,
la lucha se desplaza hacia el Sahara a la par que el agresor cambia
su nombre por el de "Ejército de Liberación del Sahara". En
diciembre y en enero se siguen produciendo diversos enfrentamientos.
La gran ambición marroquí les perderá al reivindicar al mismo tiempo
el Sahara español y la Mauritania francesa. Ello provocará una
acción conjunta de los Ejércitos español y francés243,
las operaciones Teide y Écouvillon (escobillón)244,
operación que, según algún autor, se efectuó "en total acuerdo con
las autoridades marroquíes"245
(que quizá traicionaron a su propio Ejército irregular a cambio de
algo ¿Villa Bens?). Esta operación se desencadenará a partir del 10
de febrero de 1958 y se desarrollará en dos fases a lo largo de dos
semanas. En la primera fase las acciones se concentran en torno al
paso de Edchera y se libera la zona norte del Sahara español (en
torno a Smara) utilizando armamento aéreo (aviones, helicópteros,
paracaidistas)246.
Los agresores escapan hacia Marruecos perseguidos y ametrallados por
los aviones españoles y franceses. Los saharauis derrotados se
rinden y vuelven a casa o ingresan en el Ejército regular marroquí.
En la segunda fase se liberará el Centro y Sur del Sahara. En los
últimos días de febrero de 1958 puede considerarse concluida la
guerra en el Sahara. El resultado militar es claramente victorioso
para España, si bien ello se produjo con la importante ayuda
francesa. El 25 de febrero de 1958, sin embargo, Mohamed V reclamará
solemnemente el Sahara español para Marruecos
247.
La declaración, tras el fracaso del intento de ocupación armada
constituye una auténtica confesión de parte.
c. Si
bien el Sahara fue totalmente liberado y no se repitieron las
hostilidades, no sucedió lo mismo con Ifni. Como se ha indicado, el
Ifni ya no fue nunca recuperado. Por otra parte, las hostilidades no
cesaron totalmente. Así lo refiere Martínez Inglés que estuvo
presente en Ifni en verano de 1958. A su juicio, Franco, que no
quería una guerra con Marruecos a ningún precio ya que conocía a la
perfección el lamentable estado del Ejército y la preocupante
situación económica de España, abocada a un severísimo plan de
estabilización, congeló la guerra de Ifni y no quiso saber nada de
ella. Simplemente la olvidó. Impartió órdenes tajantes en este
sentido y llegó a un armisticio vergonzoso con las guerrillas
marroquíes en la línea defensiva de la capital, Sidi Ifni. El
armisticio, oficiosamente acordado con las autoridades marroquíes no
fue escrupulosamente respetado y se produjeron diversas escaramuzas,
algunas de ellas ciertamente esperpénticas248.
Diversas preguntas se formulan ante esta situación: ¿por qué no se
ataca al enemigo y se recupera el terreno perdido?, ¿por qué
nuestros Junkers no llevan alimentos a Ifni desde Canarias?, entre
otras249.
C.
La cesión de Villa Bens (zona sur del Protectorado).
La zona
sur del Protectorado no fue entregada a Marruecos al declararse en
abril de 1956 la independencia del mismo. España se escabulló en un
principio de esta entrega. Un comunicado de la Oficina de
Información Diplomática del Ministerio de Asuntos Exteriores de 6 de
diciembre de 1957 afirmaba que el Gobierno español faltaría a su
sentido de la responsabilidad si abandonase la zona Sur "a quienes
no obedecen a Su Majestad el Rey de Marruecos y se niegan a aceptar
la ley y la disciplina de su legítimo monarca", lo que además sería
una amenaza directa para el Sahara español. Por si fuera poco,
Mohamed V en persona, en su discurso de M´Hammid, el 27 de febrero
de 1958, asumió oficialmente las reivindicaciones territoriales
surgidas de la mente calenturienta de El Fassi y que comprendían el
Sahara español250.
Sin
embargo, a fines de marzo de 1958, los ministros de AA.EE. de España
y Marruecos, Castiella y Balafrej, se reúnen secretamente en Cintra
(Portugal) para tratar del asunto y el 1 de abril de 1958 firman el
acuerdo de cesión de la zona sur del Protectorado251.
La entrega resulta, en principio, inexplicable por varias razones.
En primer lugar, el comunicado español afirmaba que la cesión era
posible una vez que la ofensiva franco-española desbarató al
Ejército de Liberación y permitió al Ejército Real el control
efectivo del Sur del país. Este argumento era, sin embargo,
difícilmente sostenible pues el Ejército de Liberación retuvo hasta
el 6 de mayo de 1959 a diversos cautivos (cuarenta personas entre
hombres, mujeres y niños) en la región de Agadir, para liberarlos en
el palacio del propio Mohamed V. En segundo lugar, la entrega se
produce cuando ya Marruecos había reivindicado formalmente el Sahara
español (el 25 de febrero). En tercer lugar, y en conexión con lo
anterior, España entrega ese territorio aunque los marroquíes no
accedieron a la propuesta española de amojonar la frontera a lo
largo del paralelo 27º 40´252.
Es más, justo tras la entrega de la región de Villa Bens, Marruecos
muestra su hostilidad frente a España: la columna miitar encargada
de ocupar la zona se adentró en territorio español, al sur del
27º40´, utilizando la pista de Hagunía. A la protesta española
contestó Rabat diciendo que no reconocía la frontera253.
Si
tenemos en cuenta que la zona sur del Protectorado (la región de
Villa Bens) tiene una costa rica en pesca, que, como indica Criado,
existían indicios de yacimientos petrolíferos254
y que además constituye la espalda exacta (la frontera o el
antepalco) de las Islas Canarias (Villa Bens distá sólo 100 km. de
Fuerteventura), ¿qué explicaciones se pueden dar a este acuerdo tan
lesivo a nuestros intereses? Una primera respuesta pudiera ser que
fue una condición puesta por los EE.UU obtenida por las gestiones
marroquíes. Una segunda respuesta es que la cesión fue el rescate
que hubo de pagar España por la liberación de los prisioneros
españoles de la guerra de 1957-1958. En tercer lugar, se ha avanzado
que fue la contrapartida española a Rabat a cambio de la
colaboración marroquí para desarticular las bandas armadas que
operaron en el Sáhara255.
En efecto, ya el 3 de diciembre de 1957, en plena agresión a Ifni y
al Sahara, Hassán afirmó que si España le entregaba la región de
Villa Bens intentaría "mediar" ante las supuestas tribus agresoras.
Dado que parece que Hassán efectivamente transmitió información a
España y a Francia sobre esas "bandas" parece que el pago fue,
efectivamente, Villa Bens. En todos los casos la explicación, a
nuestro juicio, no justifica el abandono de unas tierras de alto
valor estratégico, con una costa rica en pesca y en un momento
especialmente inoportuno a las semanas de derrotar a un Ejército
agresor que causó varios cientos de muertos en las filas españolas.
Por lo demás, la "zona sur" del Protectorado nunca fue marroquí,
sino saharaui256.
El Gobierno español no supo jugar todas estas bazas a su favor.
D.
Dos ocasiones perdidas por España: las rebeliones
rifeña
y erguibat de 1958. Ex cursus sobre la
formación
del Estado marroquí.
a.1. La
desestabilización marroquí, primero violenta al atacar el Ifni y el
Sahara y, luego diplomática al reclamar la región de Villa Bens,
pudo haber sido contrarrestada por España, de haber sabido jugar las
cartas que la historia puso en nuestras manos. La primera de esas
cartas fue la rebelión de los rifeños de 1958.
Ya
antes del inicio del Protectorado español en la zona norte de
Marruecos (territorio que engloba mayormente el Rif), se pudo
constatar la belicosidad de los rifeños, pueblo bereber, y no árabe,
que puebla el norte de Marruecos y parte de Argelia y su afán de
independizarse de Marruecos, como veremos más adelante. La situación
se va a reiterar algunos años más tarde. El famoso Abd-El-Krim
representa esta combatividad rifeña y su espíritu de independencia.
Es de notar que Abd-El-Krim, antiguo profesor de lengua bereber257,
luchaba por un Rif independiente (la Dawla Jumhuriya Rifiya, nación
republicana del Rif o Estado Independiente del Rif), no por un
Marruecos independiente258.
Tras su victoria en Annual se estableció el Estado Independiente del
Rif que contó con su propia Constitución y su propio Gobierno259.
Miguel Primo de Rivera entró en conversaciones secretas con Abd el
Krim, en las que éste solicitaba la independencia del Rif, lo que
parecía aceptable para Primo260.
Es más, parece que Krim, ofrecía como contrapartida una ampliación
de los territorios españoles de Ceuta y Melilla. Esta propuesta, sin
embargo, encontró un rechazo exterior e interior. El propio Primo
afirmó que, si bien él era partidario de abandonar el Rif, Gran
Bretaña presionó a Alfonso XIII para que no se practicase esa
política, temerosa de que el vacío dejado por España fuese llenado
por una potencia mucho más fuerte como Francia261.
Por lo demás, en el banquete que los oficiales de la Legión y de los
Regulares ofrecieron a Primo el 19 de julio de 1924, éste fue
humillado por su política abandonista262.
En la
zona de protectorado francés, bajo la inteligente dirección del
mariscal Lyautey que pretendía conseguir la evolución de los
bereberes fuera del cuadro del Islam, el 16 de mayo de 1930 se dictó
el famoso dahir bereber, cooficializando, en detrimento del
monopolio del árabe, la utilización de la lengua bereber. Según
Martín, durante la República, siguiendo el ejemplo francés, se
inicia en 1932 una política tendente a separar lo berebere de lo
árabe. Se prohibía el empleo del árabe en el Rif (parte oriental de
la zona norte del Protectorado) y el empleo del bereber en la Yebala
(parte occidental de la misma zona)263.
Martín sostiene que los nacionalistas marroquíes de nuestro
protectorado combatieron el supuesto dahir bereber dictado por la
República264.
A pesar de las aseveraciones del promarroquí Martín, no he obtenido
constancia de la existencia de ese supuesto decreto o dahir bereber
en la zona española, a diferencia de lo que ocurre respecto a la
francesa donde su existencia, perfectamente acreditada, tuvo una
gran repercusión.
Más
tarde, en agosto de 1936, durante la Guerra Civil española, una
delegación rifeña visitó Madrid y Barcelona para proponer, a cambio
de la independencia, llevar a
cabo un
levantamiento en el Rif frente a los alzados el 18 de julio. La
República, sin embargo, no se tomó en serio este ofrecimiento que
podría haber cambiado el curso de la guerra265.
En París se renovó la propuesta, pero también fracasó266.
También hubo ofertas, que no se aceptaron, de los nacionalistas
marroquíes que, a cambio de la independencia de toda la zona norte,
pero bajo la autoridad del jalifa, estaban dispuestos a luchar por
la República en la retaguardia de Franco, África267.
Martín ha especulado que el rechazo de estas ofertas se debió a la
presión anglofrancesa no partidaria de alterar el status quo de la
región268.
En todo caso, Franco, alarmado por estos viajes para ganarse a los
marroquíes les prometió y proporcionó libertades que no reconocía en
España269
y que, sin embargo, fue cercenando cuando al final de la guerra la
ayuda marroquí dejó de ser imprescindible270.
Nuestros
gobernantes siguieron obcecados en su error. En 1954, antes de la
independencia de Marruecos, nuevamente Abd-El-Krim, exiliado en El
Cairo, formula una propuesta similar a Franco a través del embajador
español en Egipto. Su propuesta consistía en conseguir la
independencia del Rif, como Estado distinto de Marruecos, a cambio
de ampliar los territorios de soberanía española en torno a Ceuta y
a Melilla. La propuesta fue cursada por el embajador a Madrid y
llegó a ser discutida en Consejo de Ministros, pero Franco
personalmente la rechazó por entender que no había nada que negociar
con el "traidor" (¿a quien? ¿a Marruecos?) de Abd-El-Krim271.
a.2.
Varias razones permiten explicar la rebelión de los rifeños. En
primer lugar, étnicamente, los rifeños son bereberes y no árabes272.
En segundo lugar, culturalmente, los rifeños no hablan árabe sino el
amazig o chelja, lengua que mantiene numerosos nexos con la lengua
ibérica (el vasco), tanto en el léxico (según las investigaciones de
Schuchardt) como en cuanto a su acentuación (Menéndez Pidal)273.
En tercer lugar, los rifeños son un pueblo mucho más guerrero que el
árabe marroquí. En cuarto lugar, nunca los sultanes de Marruecos
lograron un dominio efectivo y permanente sobre los rifeños que se
sublebavan siempre que tenían ocasión para ello. Por si fuera poco,
en quinto lugar, el castellano fue adoptado como segunda lengua,
lengua y cultura las del castellano que "se habían extendido
prácticamente por sí solas durante los años del Protectorado"274.
a.3. La
presencia española en el Rif parecía destinada a perdurar. Sin
embargo, la concesión por Francia, unilateralmente, de la
independencia del Marruecos bajo su protectorado, pilló por sorpresa
a la diplomacia española que no supo reaccionar. Como resultado de
la sorpresa, apenas un mes después, España, de forma precipitada,
otorga la zona norte del Protectorado marroquí al sultán Mohamed V.
Esta decisión sorprendió a los rifeños que quedaron a la espera de
lo que sucedería en el nuevo Estado marroquí. Sin embargo, el nuevo
Marruecos, gobernado por el partido nacionalista Istiqlal, en la
línea del más puro jacobinismo, emprendió (o, mejor dicho, continuó)
una tarea de centralización y unificación en todos los sentidos. Esa
homogeneización forzosa va a producirse contra los rifeños, sobre
todo contra las lenguas castellana y amazigz275.
a.4. El
terreno estaba abonado para la rebelión. El detonante se produjo
cuando las autoridades del partido nacionalista marroquí Istiqlal
prohibieron el traslado de los restos mortales de Abbés Messadi
(asesinado por el Istiqlal) a su tierra. Sin embargo, los rifeños
trasladaron sus restos y celebraron unos funerales con participación
de miles de personas que pronto se convirtió en manifestación contra
la que la policía disparó276.
Así, en 1958 los rifeños, que no se consideraban (ni se consideran)
marroquíes, se levantaran en armas (con más ánimo que armamento, a
decir verdad) contra Rabat. Su pretensión era dejar de pertenecer a
Marruecos y reclamaban o bien un Estado rifeño propio o la unión con
España. El propio Cordero se asombra de comprobar cómo "con el
tiempo España vio que los xenófobos rifeños devenían furibundos
españolistas, poco entusiastas de una independencia manejada por los
arabizados de Tetuán y menos por los de Rabat"277.
Por eso mismo, pidieron ayuda al Ejército español que mantenía aún
guarniciones en el Norte de Marruecos278.
Sin embargo, España con gran indignación de los insurgentes y nula
gratitud de los represores denegó su ayuda a los rifeños279.
La
represión, dirigida por Hassán y ejecutada por el sangriento Ufkir
(al que más tarde "suicidaría Hassán de varios tiros, uno de ellos
por la espalda280)
fue brutal. Veinte mil hombres desembarcaron en la costa del
Mediterráneo (se repitió contra los rifeños la táctica del
desembarco de Alhucemas que hicieron los españoles también contra
ellos). Los aviones marroquíes (pilotados por franceses) bombardean
con napalm las poblaciones civiles281
(práctica que debió gustar a Hassán porque la repitió contra los
saharauis civiles). Hassán sigue la guerra en helicóptero, que de
vez en cuando se posa para recibir las sumisiones de sus "amados
súbditos"282.
La represión tuvo un carácter exterminador y su balance de muertos
sigue sin conocerse283.
Cordero Torres ha afirmado que la represión de las protestas del
Rif, en 1958, resucitó las viejas razzias de las mehallas imperiales
antes de 1907, "alcanzando en algunos puntos resultados de
genocidio". Con su habitual cinismo, Marruecos y sus corifeos
atribuyeron la protesta a manejos ocultos del extranjero, para
aludir implícitamente a España284,
lo cual fue desmentido oficialmente por el Gobierno de Madrid.
Cordero Torres afirma con razón que si España hubiera intervenido,
el Rif no hubiera sucumbido285.
El Rif no es todavía una zona pacífica, y en 1984 hubo otra
revuelta, de carácter social, que fue ahogada en sangre.
a.5.
Una acción inteligente de España hubiera debido utilizar estos
sucesos para conseguir diversos objetivos. El primero sería retrasar
y aun negar la devolución de la zona sur del Protectorado, de gran
importancia estratégica y económico-pesquera. El segundo sería bien
integrar el Rif en España o bien apoyar un Estado independiente
distinto de Marruecos que serviría de amortiguador frente a las
pretensiones de éste sobre Melilla. En tercer lugar, y dado que
desde el 25 de febrero de 1958 Marruecos proclamó solemnemente su
pretensión de apropiarse del Sahara español, lo que constituía un
acto claro y expreso de hostilidad hacia España, la
desestabilización en el Rif suponía un arma de inapreciable valor
para debilitar la posición marroquí en sus ataques contra los
intereses españoles (Sahara, etc)286,
algo de lo que parece que se ha dado cuenta, tarde, el Gobierno
español287.
En cuarto lugar, este arma tenía también una importantísima
virtualidad de cara a la recuperación de la integridad territorial
de Ifni (que, como vimos, no se logró tras la guerra). En
definitiva, un nuevo error, gravísimo, de la política exterior
española.
b. Un
hecho menos conocido aún es que a principios de diciembre de 1958,
se sublevan unos 200 miembros de la tribu erguibat (una de las
principales y más belicosas que habitan en el Sahara) pertenecientes
al sector de la ciudad de Tan-Tan (en la región de Villa Bens) del
llamado "Ejército de Liberación" que atacó el Sahara.
Inmediatamente, el nuevo gobernador de Tarfaya (Villa Bens), Ali Bu
Aida, comerciante proveedor del Ejército de Liberación, solicita la
intervención de las FAR marroquíes. A pesar de ello, durante la
primera quincena de enero de 1959, los sublevados controlan todavía
la zona occidental de la región de Villa Bens, si bien ante la
superioridad de hombres y material de las FAR, estos combatientes se
irán replegando hacia el sur, cruzando la frontera del Sahara
español en abril de 1959.
Aunque
la rebelión erguibat va a tener una dimensión mucho menor (sobre
todo en sangre) a la rifeña, varios paralelismos van a poder
establecerse entre ambas. En primer lugar, el desencadenante de la
rebelión va a ser el malestar de la población saharaui de la región
de Villa Bens por considerarse abandonada y relegada por las
autoridades marroquíes, lo cual va a ser la nota dominante en este
territorio. En segundo lugar, las autoridades españolas también
ayudaron a Marruecos a reprimir a los rebeldes, pues no permitieron
que sus hermanos erguibat que habitaban en la región de Saguía el
Hamra acudiesen en su ayuda. Todo lo anterior permitirá entender el
por qué algunos de los fundadores y principales dirigentes del
Frente Polisario son saharauis oriundos de la región de Villa Bens288.
c. Ex
cursus. Lo anterior pone de manifiesto un hecho ciertamente
sorprendente. El tradicional enemigo de España, Marruecos, era un
país dividido, débil y de escasa entidad territorial. Sin embargo,
ha sido España, su potencial víctima quien ha trabajado
denodadamente por unificarlo, fortalecerlo y engrandecerlo. Y todo
ello, con reincidencia. El sultán de Marruecos, ya mucho antes de la
ocupación por los españoles de la zona norte del Protectorado, en la
región del Rif, sólo dominaba la región que pisaba (el
Bled-el-Majzén o territorio dominado). Otros territorios sólo de
forma puramente nominal estaban sometidos a su soberanía, pues eran
insumisos (Bled-es-siba o territorio independiente, entre los que
nunca estuvo el Sáhara Occidental, por cierto). En estos últimos,
podía organizar una expedición para cobrar impuestos y afirmar su
soberanía, pero en el momento en que sus tropas se retiraran o se
debilitaran los rifeños rechazarían su soberanía denegándole
sumisión y acatamiento.
Ante
esta situación, nuestra política exterior iba a insistir en la
"conveniencia" para España de impedir la disolución del Imperio de
Marruecos, pese a las numerosas ocasiones que contó para hacerse con
territorios en la zona. En primer lugar, en 1860, como vimos, España
va a rechazar la posibilidad de concertar la ocupación de Santa Cruz
de Mar Pequeña con el jeque Hebib Beiruk y el sometimiento de éste
al protectorado español, para no reconocer su independencia respecto
del Sultán y sancionar la división del imperio marroquí289.
En segundo lugar, en 1878 la cabila rifeña de Benisimasen (cercana a
Melilla) intentó acogerse al pabellón español para protegerse frente
al Sultán. Ante las evasivas españolas, decidió someterse a Francia.
Iguales propósitos de someterse a España mostró la cabila de
Qubdana, en frente de las Chafarinas, pero tampoco tuvo respuesta
positiva de España. Poco después, en 1880, varios caídes rifeños,
de las cercanías de Melilla, se trasladaron a Málaga para gestionar
la anexión a España de los territorios regentados por ellos, la cual
fue rechazada por Cánovas que quería salvaguardar la integridad
territorial de Marruecos (contradiciendo así su práctica con sus
posiciones teóricas290).
Finalmente, el Gobierno español también rechazó en posteriores
momentos su papel de protector para no contribuir al desmoronamiento
del Imperio marroquí y evitar dificultades al Sultán291.
El sultán marroquí nos lo agradeció haciendo importantes pedidos de
bienes (cañones, fusiles, obras de defensa del puerto de Tánger) y
servicios (oficiales para instruir a los soldados) a Inglaterra y a
Francia y ninguno a España292.
En
1884, nada menos que Joaquín Costa afirma que España debe ambicionar
que "Marruecos se regenere tan por completo", por nuestra obra y
gracia, "que llegue a inscribir en el programa de sus ideales
nacionales la reivindicación de Ceuta, como nosotros contamos ya
entre nuestros ideales propios la reivindicación de Gibraltar"293.
En general la contribución española a la consolidación del poder del
Sultán se hizo al precio de liquidar el prestigio de España con la
firma de tratados leoninos para España (supuesta potencia) y
beneficiosísimos para Marruecos (presunta víctima), como con la
firma el 24 de febrero de 1895 del Convenio adicional al de 5 de
marzo de 1894294.
Como dice Maestre Alfonso, "lo normal es que los acuerdos suscritos
por los dos países en la práctica se caracterizasen porque los
derechos quedaban para Marruecos y las obligaciones para los
españoles"295.
No puede extrañar así que a principios de siglo la única nación
europea cuya balanza de pagos era desfavorable (y en alto grado) con
Marruecos fuera precisamente España296.
Cuando se haga cargo del protectorado del norte de Marruecos a
principios del siglo XX, España combatirá, de forma muy sangrienta,
para vencer a las kabilas del Rif. España, a costa de la vida de
miles de soldados españoles, venció a los rifeños y así entregó a
estos a las autoridades del sultán, que eran las que ejercían los
poderes que la potencia protectora no se había reservado para sí.
España por todos los medios va a intentar unificar Marruecos. Con
cierta ingenuidad reconoce Cordero Torres que "impulsada más por el
idealismo que por el egoísmo, (España) favoreció la arabización
total y el predominio de los urbanos nacionalistas" (marroquíes)
frente a los rurales rifeño-yebalíes297.
La antigua capital de la Hispania Tingitana, Tánger, fue
marroquinizada en el breve período de gestión española de esa ciudad
(1940-1945)298.
Pero
los gobernantes españoles no sólo se empeñaron en la unificación
política de Marruecos al coste de mucha sangre de soldados
españoles, sino que también promovió una unificación cultural
arabizante. En efecto, en el Protectorado español el árabe se
convirtió en el idioma oficial de todos los indígenas: la enseñanza,
los asuntos judiciales, administrativos y religiosos se resolvían en
árabe aun en los territorios en los que la lengua rifeña predominaba299.
Ibáñez se lamenta de esta política de trabajo en favor de la total
arabización de las supervivientes zonas berberófonas del Rif. No
puede extrañarnos que voz tan autorizada como la de Ibáñez indicara
que debiera haberse tenido más en cuenta un idioma tan venerable por
su antigüedad y "tan importante desde el punto de vista político
español"300.
Esta
tarea de unificación de Marruecos, que se emprende ya desde finales
del siglo XIX, va a ser consumada por el Marruecos independiente a
costa de España. El sultán se va a encontrar con un país que
dominaba, pero dividido lingüística y culturalmente. Marruecos optó
por unificar el país a costa de las minorías, esto es los castellano
hablantes y los zamazigz hablantes, en beneficio de la mayoría (del
centro-sur) francófona y árabe parlante301.
Una vez más la política irrealista española fracasó. Pese a que la
colonización española en Marruecos fue incomparablemente menos
represiva y sangrienta que la francesa, el Marruecos independiente
se introdujo en el área cultural y económica francesa (en 1957
desaparece la peseta de Marruecos, ocasionando una crisis de nuestra
moneda) en lugar de la española302.
Además
de unificarlo, España fortaleció y engrandeció a Marruecos. Al
concederle la independencia España entregó numerosas armas al
Ejército Real marroquí, armas con las que luego se llevaría a
cabo el
ataque sobre el Ifni y el Sahara. No sólo eso, sino que además,
España engrandeció Marruecos al cederle en primer lugar la región de
Villa Bens, donde no había ejercido nunca antes soberanía el sultán
de Marruecos. Ciertamente, la declaración de esa región como
"protectorado" (zona sur) avalaba la entrega a Marruecos, pero no es
menos cierto que España no realizó ningún intento serio de corregir
esa situación (p. ej. con un referéndum de la población). La
posterior entrega de Ifni, territorio de soberanía española
confirma, si cabe lo anterior.
Pocos
casos hay en la historia de una actuación más torpe y corta de
miras. Las grandes potencias más bien enseñan lo contrario: la
propia Francia intentó en su Marruecos dividir a los árabes y a los
bereberes con el famoso dahir bereber de 1930; Alemania, fue
dividida por los vencedores de la guerra en 1945, hasta que llegó la
tempestad de la reunificación; Inglaterra siempre ha procurado
dividir a los territorios bajo su férula (Ulster, Chipre, ...).
E.
La cesión de Ifni.
a.1.
Podría pensarse que Marruecos estaría satisfecho con España, una vez
que ésta concedió la independencia de la zona norte del Protectorado
(1956), reconoció de facto la ocupación marroquí de casi todo el
Ifni (1957-1958), obtuvo la zona sur del Protectorado (1958),
consiguió el apoyo de España frente a la rebelión de los rifeños y
de los erguibat (1958) y, por si fuera poco, no fue atacada
directamente por España pese a su directa implicación en la agresión
a Ifni y al Sahara en 1957. Pero todas estas cesiones del Estado de
una Nación que se definía como "una, grande y libre" a un Estado
harapiento no hicieron sino aumentar la ambición de éste.
Marruecos
ya no se contentaba con el dominio de facto de casi todo el Ifni,
sino que exigía la humillación española: quería que España de iure
reconociera el dominio marroquí y sin renunciar a nada a cambio. Ya
el 20 de noviembre de 1958, demostrando su "amistad", Marruecos
dirigía una comunicación al Secretario General de la ONU en la que
decía que "reivindica ciertos territorios africanos actualmente bajo
control español como parte integrante de su territorio nacional". La
vaguedad de los términos hacía mucho más grave la amenaza. Tengamos
en cuenta que alguien podría interpretar que los territorios
africanos que formaban parte de España podrían ser los de la
Hispania Tingitana (Ceuta, Melilla, islotes mediterráneos), además
de Ifni, como territorios de soberanía, y el Sahara como territorio
colonial. El 20 de agosto de 1961, Hassán asumía en un discurso la
ideología del "Gran Magreb"303.
El 12 de octubre (día de la Hispanidad) del mismo año, nuevamente
Marruecos formulaba idénticas reservas sobre los territorios
españoles304.
a.2.
Las tensiones se van a mitigar a raíz de la entrevista que Franco y
Hassán mantuvieron en Barajas el 6 de julio de 1963 y que dio lugar
al llamado "espíritu de Barajas". Hassán va a aflojar la presión
debido a factores internos y externos. De un lado, Hassán prepara un
"pucherazo" en las elecciones de julio de 1963 que la oposición va a
boicotear. De otro lado, aumenta la tensión con Argelia y, además,
se fortalece la posición de Nasser en El Cairo, se consolida Ben
Bella en Argel y el partido Baaz conquista el poder en Siria e Irak305.
A Hassán, en definitiva, no le va a interesar la existencia de un
foco adicional de tensión. España, como de costumbre, no va a
aprovechar esa debilidad para tomar la iniciativa.
Pero la
presión, aun mitigada, no desapareció. Durante una visita de Hassán
a Agadir en febrero de 1965 se organizó un "numerito" en el que un
grupo de notables de Río de Oro presentaba su sumisión al rey
marroquí. Toda la prensa marroquí se hizo eco del acontecimiento,
pero no por ello quedaron rotas las buenas relaciones con los
gobernantes españoles306.
a.3.
Sin embargo, a la vista de los escasos "progresos" (desde el punto
de vista marroquí, claro) en la cuestión del Sahara, en 1966
Marruecos va a modificar su táctica aceptando la autodeterminación
y, eventualmente, la independencia del Sahara. Habida cuenta que ya
entonces la postura de Presidencia del Gobierno (Carrero) era "el
Sáhara antes marroquí que independiente"307,
Hassán confiaba en presionar a España en los foros internacionales
para "arreglar" bilateralmente el "contencioso territorial aún
pendiente", esto es, conseguir la entrega del Sahara de manos
españolas, o como dice Villar, "internacionalizar para
bilateralizar"308.
En efecto, el 10 de junio de 1966, sólo tres días después de aceptar
formalmente esa autodeterminación, Marruecos planteaba formalmente a
España una propuesta para bilateralizar el asunto309.
Ya en
este momento van a irse perfilando con nitidez las dos posiciones
que van a pugnar dentro del poder español. De una parte, el
Ministerio de AA.EE. va a ser absolutamente contrario a la entrega
del Sahara a Marruecos. Castiella va a contestar negativamente a la
carta de Cherkaui de forma rotunda310.
De otra parte, las cúpulas (únicamente) del Ejército y un sector muy
próximo a Franco va a defender la entrega a Marruecos. En este
sentido, en 1966 se producen en Madrid entrevistas secretas del
líder nacionalista marroquí con el teniente general Muñoz Grandes
que se muestra partidario de la posición marroquí; igualmente, ya
desde 1967 la conspicua "sonrisa" del régimen, Solís, va a mantener
contactos secretos con Hassán311.
Franco, ante esta divergencia, no se pronunciaba.
La
situación adquiere un nuevo cariz cuando el representante español en
la ONU, Piniés, acepta, el 7 de diciembre de 1963, la aplicación del
principio de autodeterminación en el Sahara312.
En esta fase (años sesenta) varias resoluciones de Naciones Unidas
trataron sobre el Ifni y el Sahara. Marruecos intentaba que ambos
territorios se analizaran conjuntamente. Sin embargo, desde 1966 la
ONU les otorgó distinto régimen jurídico313.
Todo ello en un clima en el que "si exceptuamos las invasiones
armadas contra Ifni (1957) y el Sahara (1958), los malos modos se
han reducido a apresar barcos pesqueros y a restricciones temporales
en la comunicación con las vecindades españolas" (subrayado mío),
según se decía ya en 1967314.
En estas circunstancias, Marruecos, sin abandonar el objetivo de
Ifni, va a seguir presionando sobre el Sahara. Uno de los medios
para ello va a ser la utilización del mussem o romería
político-religiosa en memoria del antiguo sultán de Smara Ma el
Ainín, cuya tumba está en Tan-Tan, en la región de Villa Bens,
territorio histórica, geográfica y culturalmente saharaui, pero hoy
marroquí315.
a.4. La
tensión nuevamente se reducirá a partir de agosto de 1967 cuando un
intercambio de mensajes entre Hassán y Franco "desbloquee" el asunto
de Ifni. La descolonización de Ifni era una baza que jugó España
para conseguir apoyos en el contencioso colonial de Gibraltar. Este
momento de menor tensión, sin embargo, no fue aprovechado para
iniciar la autodeterminación del Sahara a la que se comprometió
España en 1963; antes bien, Carrero y su círculo bloquearon la misma
poniendo en graves aprietos a la diplomacia española316.
b. Los
gobernantes españoles, haciendo gala nuevamente de su miopía en
política exterior, se deshicieron de una baza económico-política muy
importante cual era el Ifni. Un determinado teritorio puede ser
esencial para una Nación por diversos motivos. Entre estos, pueden
citarse dos. De un lado, porque, aun siendo de escaso valor
económico, su situación estratégica lo haga llave de la seguridad
nacional, de suerte que, poseyéndolo, el Estado tenga un medio para
defender mejor la integridad patria o para tener más presencia
internacional. De otro lado, porque el territorio pueda ofrecer la
colocación de capitales, trabajadores y productos en el presente o
en un futuro próximo, influyendo así favorablemente en la vida
económica nacional317.
Pues
bien, el Ifni era útil desde ambas perspectivas. Este enclave se
situaba en la costa occidental de África, al flanco de las grandes
rutas litorales y frente a Canarias, a la misma latitud que el
Islote de Alegranza, al norte de Lanzarote, y distando sólo 350 km.
de esta isla y de Fuerteventura. Por su ubicación, Ifni constituía
una cabeza continental del archipiélago canario que podía y debía
conjugar con aquél la defensa, como así demuestra la historia pues
ya los primeros adelantados y conquistadores de Canarias llegaron a
este territorio. Además, tenía posibilidades de utilización aérea
por su aeropuerto318.
Además de lo anterior, Ifni ofrecía posibilidades económicas para la
agricultura, la pesca y el turismo.
c. El 4
de enero de 1969 se firmó en Fez un Tratado319
por el que "el Estado Español retrocede al Reino de Marruecos el
territorio que éste le había previamente cedido en aplicación del
artículo 8 del Tratado de Tetuán de 26 de abril de 1860", y además
gratis et amore la propiedad de diversos bienes inmuebles (art. 8
del tratado de 1969). Es importante advertir que, antes de ratificar
el tratado, se sometió a dictamen de las Cortes.Como observa Remiro
dos circunstancias llaman la atención. En primer lugar, su
defectuosa tramitación parlamentaria, pues no se dictó la
correspondiente ley de autorización como parecía exigir el art. 9.a)
de la Ley Orgánica del Estado, al tratarse de un acto que afectaba a
la soberanía española (Ifni era territorio de soberanía)320.
La seunda circunstancia, que explica la reluctancia del Gobierno a
tramitar esa ley, fue que este tratado (cuya ponencia estuvo
compuesta por A. García Valdecasas, Aranegui Coll y Rosillo
Herrero), se enfrentó a una oposición como no se había visto antes
en el aburrido panorama de las Cortes franquistas321.
La
cesión tenía un grave costo político y económico. Políticamente, con
esta cesión España se privaba de un arma de presión frente a las
reivindicaciones marroquíes de otros territorios españoles. Además,
se quedaba sin una importantísima cabeza de puente de importancia
crucial en un hipotético ataque marroquí sobre el Sahara, pues
permitía rodear al enemigo.
Económicamente,
España perdía una importante franja marítima de gran riqueza
pesquera y un puerto. Esta pérdida económica se procuró suplir con
la firma también en Fez y también el 4 de enero de 1969, de un muy
favorable para España Convenio hispano-marroquí sobre Pesca Marítima322.
Este Convenio establecía las aguas jurisdiccionales en las doce
millas (art. 3) y se fijaba para una duración de diez años (art.
14). Además promovía la creación de sociedades mixtas
hispanomarroquíes para la pesca, para la comercialización de la
misma y para su transformación industrial (Anejo II del Convenio),
algo que, dados los menores costes de la mano de obra marroquí
repercutiría más pronto o más tarde contra nuestros propios
intereses. Pues bien, el 31 de diciembre de 1972, a menos de cuatro
años de cumplimiento del tratado pactado para diez, Marruecos lo
denunció. Hassán II, el 3 de marzo de 1973 (fiesta del Trono)
promulgó un dahir por el que ampliaba sus aguas hasta las setenta
millas. Entretanto, la Marina marroquí apresaba a los barcos que
faenaban dentro de las sesenta millas y vejaban a sus tripulantes323.
Es la forma marroquí de entender los pactos. El Ministro español de
AA.EE. de entonces, López Rodó refiere la existencia de una
"discrepancia sobre la extensión de las aguas marroquíes hasta
sesenta millas y los incidentes que surgieron por el apresamiento de
barcos pesqueros españoles con vejámenes a sus tripulaciones". Todo
ello, aunque parezca mentira, no le impedía a López Rodó hablar de
la necesidad de un "entendimiento sobre el Sahara dentro de un
contexto de leal amistad entre los dos países"324.
En el Consejo de Ministros celebrado el día 14 de septiembre de
1973, el ministro de Marina, Pita da Veiga, dio cuenta de que se
habían producido (desde marzo, esto es, en seis meses) cincuenta y
cuatro apresamientos de barcos españoles por Marruecos, de los que
veinticuatro eran actos de piratería contrarios a las leyes del mar.
Ante esta agresión, sólo se le ocurrío al inefable López Rodó
"impulsar la cooperación pesquera con Marruecos" y "acometer la
reconversión de la flota pesquera española"325. En
definitiva, el coste económico de la cesión de Ifni fue carísimo.
Otro error de nuestros gobernantes.
F.
La presión diplómático-militar final.
a.1. La
enésima cesión de los gobernantes españoles ante Hassán, no sólo
calmó, sino que avivó aún más la ambición de éste, que veía como
iban cayendo en su poder uno a uno, como fichas de un dominó,
cuantos territorios poseía España en África. Este proceso de
degradación y decadencia de la posición exterior de España llega a
tal extremo que incluso la guardia personal del Jefe del Estado de
Guinea Ecuatorial está formada por soldados marroquíes y no por
soldados españoles. Tras la entrega de Ifni, ya sólo quedaba el
Sahara, tras el cual se encontraban Ceuta, Melilla y los islotes.
Como se
ha visto, ya antes de la entrega de Ifni (lo que hace a ésta más
escandalosa aún), Marruecos no cesó de reclamar el Sahara. Las
Naciones Unidas aprobaron diversas resoluciones sobre la
descolonización del Sahara en las que se sostenía una postura que
contrariaba las tesis marroquíes de considerar al Sahara como
territorio suyo326.
Como dice el TIJ, la controversia planteada por Marruecos ya desde
1961 quedó "latente de 1966 a 1974, período en el que Marruecos, sin
abandonar su posición jurídica, ha aceptado la aplicación del
principio de autodeterminación"327.
Tras la
anexión de Ifni, Marruecos inició una ofensiva diplomática respecto
al Sahara que, para cualquier observador de entonces, hubiera
parecido condenada al fracaso. Sin embargo, nunca como en este caso
se ha puesto más en evidencia que no vence siempre la fuerza más
fuerte, sino la voluntad más constante. Marruecos, tras la entrega
de Ifni, una vez que los gobernantes españoles se deshicieron de tan
importante arma de presión, y una vez que comprobó la falta de
voluntad política concreta española comenzó a bloquear, por todos
los medios, el proceso de descolonización del Sahara conducente a su
independencia. Como ha expuesto Villar, sobre todo a partir de la
ofensiva final marroquí de 1974 vamos a encontrar, de un lado, al
Gobierno marroquí apoyado por prácticamente todas las fuerzas
políticas y sociales del país, teniendo detrás a un pueblo
plenamente movilizado, y realizando una política decidida, coherente
y sin la menor fisura en pos de la anexión del Sahara; de otro lado,
un pueblo español ignorante de cuanto acontece en la colonia (el
Sahara se había declarado "materia reservada"), un evidente declive
físico e intelectual del viejo dictador y un Gobierno titubeante
sobre la línea a seguir porque va a haber una honda división entre
los objetivos prosaharauis de Exteriores y del Ejército, por una
parte, y los promarroquíes de Presidencia y del Alto Estado Mayor,
por otra328.
El 23
de abril de 1969, un solo día después de que las Cortes Españolas
dictaminaran favorablemente el tratado de Fez de entrega de Ifni a
Marruecos, éste volvió a acusar a España de bloquear la
autodeterminación del Sahara. El hostigamiento marroquí se vio
beneficiado por la crisis de Gobierno provocada por el asunto
MATESA. Aprovechando la misma Carrero se deshace de Castiella, cuya
política exterior en general, y en particular en cuanto a la
autodeterminación del Sahara es rechazada por el Almirante. De este
modo, Marruecos va a librarse de un diplomático brillante y
contrario a sus intereses. Carrero, torpemente, va a situar a la
diplomacia española ante una comprometida situación al obligarla a
oponerse a aquello que había defendido antes respecto al Sáhara.
Carrero prefirió alinearse con la política portuguesa, para lo que
fue pieza útil el nombramiento de López Rodó, amigo de Marcelo
Caetano, como ministro de AA.EE329.
Marruecos
articulará su ofensiva diplomática en diversos frentes. El primer
frente (aunque el último en aparecer) va a ser el bilateral con
España. En 1975 Rabat decide "descongelar" su reivindicación sobre
Ceuta, Melilla y los islotes que había quedado muy mitigada desde
1962-1963 (el "espíritu de Barajas"). El 27 de enero de 1975, el
representante marroquí en la ONU dirige una carta al presidente del
"Comité de los 24" (Descolonización) en la que sostiene (de forma
totalmente infundada), que Ceuta, Melilla, Alhucemas, Vélez y las
Chafarinas son colonias y tienen una situación similar a la de
Gibraltar. Piniés, en nombre de España, responde el 12 de febrero
que las pretensiones marroquíes intentan quebrantar la unidad
nacional y la integridad territorial de España330.
Esta reclamación marroquí, pese a lo desatinada que resulta para un
conocedor de la historia, tuvo un importante eco en organismos
internacionales y, en especial, en la casi totalidad del "Tercer
Mundo". La presión diplomática se vio apoyada por atentados
terroristas en Ceuta y en Melilla a finales de junio de 1975. Sin
embargo, el presidente del "Comité de los 24" aplazó para 1976 la
cuestión de la posible ampliación de la lista de los TNA, quedando
el asunto nuevamente congelado. Por lo demás, desde agosto de 1975
Hassán, fiel a su habitual táctica, se concentra en su objetivo
inmediato (el Sahara) dejando el siguiente para el momento en que
quede "resuelto" el anterior. Esta ofensiva ofrecerá una coartada
para los sectores españoles pro-marroquíes331.
El
segundo frente es el regional. En las Cumbres de Tlemcén, Casablanca
y Nuadibú (1970) Hassán va a tantear a sus vecinos, pero no va a
obtener su apoyo para su reivindicación del Sahara332.
Sin embargo, Hassán volverá a intentar, con éxito, implicar a
Mauritania en sus planes. Desde 1974 Hassán va a tratar de acercarse
a Mauritania para aislar a Argelia333.
El
tercer frente se planteó ante los foros internacionales,
principalmente, la ONU. De un lado, Marruecos preso de sus
posiciones anteriores favorables a la autodeterminación no se
desdijo de las mismas sino que, con gran habilidad, intentó
vaciarlas matizando que estaba en contra de que el proceso de
autodeterminación fuera organizado por España de forma "unilateral".
La resolución 2983 (XXVII), de 14 de diciembre de 1972, va a suponer
una gran derrota, pues ya no sólo se habla de autodeterminación,
sino también de "independencia" del Sahara. A pesar de ello, sin
ningún embozo, a partir de 1974, Marruecos va a relanzar su ofensiva
claramente anexionista. Alejándose de la fidelidad al texto de las
resoluciones de Naciones Unidas, votadas favorablemente por
Marruecos, este país empezaba a sostener que descolonización no
tenía por qué ser autodeterminación ya que estaba en juego el
principio de su integridad territorial. Se trataba así de asimilar
el caso del Sahara a los de Ifni y el Sahara334.
Sin embargo, en la XXX Asamblea de la Asamblea General de Naciones
Unidas la tesis anexionista de Rabat fracasó335.
El
cuarto frente diplomático marroquí se sitúa en la tensión Este-Oeste
intentando persuadir a los dirigentes españoles de que le entreguen
el Sahara esgrimiendo el espantapájaros comunista336,
espantajo que los hechos posteriores dejaron en total evidencia337.
En efecto, los argumentos de Hassán son los siguientes. En primer
lugar, el peligro que un Sahara independiente en la órbita argelina
supone para su trono (lo cual es cierto) y para Canarias (lo cual es
falso). En segundo lugar, el interés para España (¡!) de un
Marruecos fuerte y proocidental (cuando a España le interesa un
Marruecos débil y a ser posible antioccidental para que la ayuda de
EE.UU. se vierta en España y no en Marruecos)338.
En tercer lugar, las ventajas económicas que se mantendrían y
ampliarían al Sahara y a Marruecos mismo (pero ya conocemos el
respeto marroquí por los pactos, como el de pesca de 1969,
denunciado a los cuatro años)339.
En cuarto lugar, la tranquilidad de los "presidios" de Ceuta,
Melilla e islotes (lo que se deja al cumplimiento de la palabra de
Marruecos, lo cual no es una garantía muy segura)340.
En quinto lugar, el apoyo para la recuperación de Gibraltar
(palabras, palabras, palabras, ¿qué presión puede ejercer Marruecos
sobre el Reino Unido?)341.
Estos argumentos de Hassán que una mínima inteligencia desecharía
por inconsistentes, sin embargo parece que prendieron en las más
altas instancias políticas y militares españolas. En 1966 el
ideólogo del "Gran Marruecos", Allal el Fassi, se entrevista en
Madrid con el otrora héroe nacional de la División Azul general
Muñoz Grandes, vicepresidente del Gobierno, que queda convencido de
la tesis marroquí; y en 1967 Muñoz Grandes dirige una carta, con
membrete del Alto Estado Mayor, para entrevistarse nuevamente con
Fassi sobre el Sáhara342.
Parece que ya en abril de 1975, varios miembros del Alto Estado
Mayor español expresaron su opinión de que por supuestas razones
estratégicas (posiblemente se trate de una nueva estrategia, la
"estrategia de la decadencia") "necesariamente" debía anexionarse el
Sahara a Marruecos343.
a.2.
España tuvo ocasiones de tomar la iniciativa en el asunto del Sahara
y así desbaratar los planes de Marruecos. Desde que en 1961 incluyó
al Sáhara en la lista de Territorios NO Autónomos o de desde que en
1963 la delegación española afirmó que aplicaría el principio de
autodeterminación344,
podía en cualquier momento haber puesto en marcha la
autodeterminación del Sahara, y ello antes de que se hubiese creado
el Frente Polisario. Es más, de elegir un momento, ése lo
encontraríamos en 1971, tras el atentado de Sjirat contra Hassán, o
en 1972, tras el atentado contra el Boeing en el que éste viajaba
(en el que, por cierto, estaban implicados algunos rifeños345).
En esos momentos, Hassán estaba contra las cuerdas. Se desoyeron
varios informes que preconizaban una descolonización inteligente.
En
primer lugar, Fernando Morán, a la sazón subdirector general de
África, con gran visión política, defendió la puesta en marcha de la
autodeterminación (en 1971) o simplemente la concesión de la
independencia previa firma de unos acuerdos de cooperación (en 1972)
convirtiendo al Sahara, hasta ahora objeto inerte de
reivindicaciones e intereses contrapuestos, en pieza clave, de la
mano de España, del equilibrio regional. Mauritania y Argelia
apoyarían esta solución y Hassán, ante la debilidad de su posición
interna no tendría posibilidad de rechazarlos. Sin embargo, Franco y
Carrero no quisieron346.
En
segundo lugar, se reiteró esta idea, con matices, algo después. El
entonces ministro de Exteriores, López Bravo, convenció a Carrero de
que se nombrara una comisión mixta para estudiar la cuestión del
Sáhara Occidental. En la primera reunión propuso Fernández de la
Mora que, utilizando una fórmula análoga a la de Puerto Rico, se
diera al territorio la condición de Estado libre asociado a España,
mediante un plebiscito auspiciado y controlado por las Naciones
Unidas. A este efecto, Fernández de la Mora redactó un informe que
Carrero nunca despachó a Franco. El antiguo ministro de Obras
Públicas de Franco no duda en afirmar, a pesar de sus posiciones
políticas, que Carrero "se equivocó en la operación descolonizadora"347.
Finalmente,
España anunció el 20 de agosto de 1974 (varios años después de que
la ONU invitara a España a hacerlo), que pensaba realizar el
referendum "dentro de los primeros seis meses de 1975", mediante una
carta que el representante español en la ONU, Piniés, entregó a
Waldheim. Marruecos perdió entonces la iniciativa. La nueva táctica
ideada para hacer frente al contratiempo fue defensiva: intentar por
todos los medios evitar el referendum sabiéndose seguro perdedor. En
su conferencia de prensa del 17 de septiembre de 1974, Hassán, tras
una exposición histórica sobre el Sahara plagada de
tergiversaciones, lanza su sorprendente propuesta: acudir al TIJ de
la La Haya.
Según
declaró el 25 de noviembre de 1974 en la ONU el ministro marroquí
Slaui, las resoluciones de ese organismo habían sido desvirtuadas
por España para conseguir la creación artificial en "su" territorio
de un nuevo Estado, cuya independencia nominal no haría sino
encubrir la perpetuación del régimen colonial, con lo cual se ha
llegado a una "situación nueva" que impone la suspensión del
referéndum pedido por la ONU y, en consecuencia, la revisión de las
directrices y criterios que llevan consigo las resoluciones de la
Asamblea General de Naciones Unidas348.
El
intento de Marruecos era modificar la doctrina de la ONU. Pero para
ello se requería tiempo y el referéndum ya estaba convocado. Para
paralizar el referéndum se ideó acudir al TIJ pero, dado que por la
vía contenciosa no era posible por la negativa de España, se
pretendió llegar al Tribunal por la vía consultiva a través de la
ONU. Para esto se necesitaban apoyos. Marruecos consiguió hacerse
con el apoyo de Mauritania con el anzuelo de reconocer a ésta
"derechos" sobre el Sahara, esto es, reconociendo un posible
reparto. La aceptación por Mauritania de la iniciativa de Marruecos
fue un hecho tristemente decisivo en la historia de la
descolonización del Sahara. Por último, la torpeza de Argelia
aceptando el recurso al TIJ supuso dejar sóla a España y, en
consecuencia, abrir la puerta a la paralización del referendum349.
Con estos apoyos se consiguió aprobar la Resolución 3292 (XXIX), de
13 de diciembre de 1974350,
que solicitaba el envío de una misión de la ONU al Sahara para que
elaborara un informe, pedía un dictamen al TIJ y solicitaba a España
que suspendiera el referéndum hasta la emisión de tales documentos,
a lo que España accedió351.
b. Esta
presión diplomática venía siendo apoyada por una fuerte presión
militar. En agosto de 1974 Marruecos amenaza con la guerra si España
sigue adelante con su empeño de realizar un referéndum en el Sahara
en el que Marruecos no pueda "intervenir". De hecho, en la frontera
aparecieron los batallanes marroquíes que fueron enviados para
ayudar a Siria en la guerra del Golán (1973), produciéndose una
enorme tensión que produjo la primera desbandada de la población
civil española del Sáhara352.
Ciertamente, como ha dicho Villar, una mente calculadora como la de
Hassán nunca se hubiera embarcado en una lucha militar contra
España, muy superior, pues hubiese sido suicida para él. El propio
Hassán tuvo el desliz de confesarlo, ebrio de entusiasmo por el
triunfo conseguido, en una conferencia de prensa el 24 de noviembre
de 1975 que tuvo muy escaso eco en España por cuanto echaba por
tierra ciertos mitos (se evitó la guerra con Marruecos, no había
otra alternativa, etc.) muy manejados por los sectores entreguistas
de Madrid353.
El verdadero objetivo de la presión militar era poner nerviosos a
los gobernantes españoles y, lo que es más importante, servir de
coartada para los sectores del régimen franquista proclives a la
entrega del Sahara a Marruecos.
A lo
largo de 1974-1975 se producen numerosas incursiones de tropas
marroquíes en el territorio del Sahara español, bien para efectuar
ataques por sorpresa o bien para plantar minas que en más de una
ocasión produjeron víctimas mortales. Para facilitar estos ataques,
en la primavera de 1975 se anunció en Marruecos la constitución de
un llamado "Frente de Liberación y Unidad" (FLU) del Sahara,
compuesto por saharauis de Villa Bens y mandados por oficiales de
las FAR. Este FLU va a ser la cobertura de una serie de unidades
especiales de las FAR, creadas para realizar acciones de
hostigamiento contra las patrullas y puestos fronterizos354.
El 12
de mayo grupos marroquíes se infiltran a través de las dunas
existentes entre El Aaiún y su costa provocando varios heridos. El 8
de junio una compañía marroquí pretende hacerse con el puesto de
Mahbes. Dicha compañía es hecha prisionera. El 24 de junio mueren
cinco militares españoles al estallar una mina. En las cartas de 9 y
29 de julio y 8 de agosto, la misión española en la ONU denunció al
Secretario General un total de 24 "incidentes" en el Sáhara, varios
con tropas marroquíes ocurridos desde el 18 de diciembre de 1974355.
El 22 de septiembre un destacamento marroquí se infiltra y es hecho
prisionero. El 2 y el 18 de octubre estallan minas tendidas por los
marroquíes causando una víctima mortal y varios heridos. No sólo
eso, sino que también estallan artefactos explosivos en Ceuta y
Melilla el 26 y el 27 de junio y el 30 de julio son apresados cuatro
pesqueros que navegaban sin faenar por el Atlántico. Ninguna de
estas acciones mereció una respuesta militar española, no por falta
de voluntad o de preparación de las tropas españolas, sino porque
éstas habían recibido órdenes de no traspasar en ningún caso las
fronteras españolas356.
Según Diego Aguirre ello prueba que el Gobierno español estaba
dispuesto a un entendimiento con Marruecos, sin llegar a una
solución militar, desde el momento en que se vio que era imposible
una independencia otorgada a través de las organizaciones
controladas (Yemaa, PUNS) al hacerse cada vez más fuerte el
Polisario357.
2. La
desestabilización mauritana.
La
República Islámica de Mauritania se proclamó independiente de
Francia el 11 de noviembre de 1958, pese a la protesta de Marruecos
que reputaba el territorio de la primera como suyo propio según los
mapas del "Gran Marruecos" defendido por los nacionalistas del
Istiqlal y asumidos oficialmente. La Asamblea Consultiva marroquí
incorporó desde 1958 a los "representantes" del Sahara y de
Chinguiti (Mauritania). El 2 de junio de 1961, el ex emir de Trarza
fue nombrado "ministro de Asuntos mauritanos en Rabat". En 1960,
Marruecos lanzó una fuerte ofensiva diplomática para hacerse con
Mauritania, pero sólo consiguió que la URSS vetara el ingreso de
Mauritania en la ONU. Sin embargo, Francia, alegando que Marruecos
nunca tuvo soberanía efectiva al sur del río Draa (es decir, la
frontera norte de la región de Villa Bens) y aduciendo la voluntad
de la población mauritana se encaró con Marruecos, cosechando éste
un estrepitoso fracaso358.
Pese a la oposición marroquí, el 29 de octubre de 1961 Mauritania
ingresó en las Naciones Unidas359.
Sólo el 4 de noviembre de 1969, Marruecos suprimió su Ministerio de
Asuntos Mauritanos y del Sahara, y en una fecha tan tardía como el 6
de enero de 1970, los dos Estados establecieron relaciones
diplomáticas plenas360.
Ya el 1
de julio de 1957, en una Mauritania que estrenaba autonomía, Uld
Dadá, futuro presidente de Mauritania aludía en Atar a sus "hermanos
del Sahara español" invitándoles "a soñar con nuestra gran
Mauritania"361.
Desde que en 1962 Mauritania se presentó por primera vez en la
Asamblea General de las Naciones Unidas, Mauritania formuló una
reserva de soberanía sobre el Sahara español. Esta reserva
sorprendió y disgustó a Marruecos, que no sólo reivindicaba el
Sahara sino la propia Mauritania. En 1963, sospechando que el
"espíritu de Barajas" ocultaba un entendimiento entre Marruecos y
España no sólo sobre Ifni, sino también en torno al Sahara,
Mauritania va a reclamar ese territorio. Ese año, el ministro
mauritano Deyín afirmó en la ONU que el Sahara era "parte integrante
de Mauritania"362.
El embajador mauritano en la ONU de 1964 a 1966, Ahmed Baba Miské
(quien luego se convirtió en portavoz del Polisario) va a fustigar
de forma implacable a Marruecos.
En
cualquier caso, como dice Villar, la reivindicación mauritana sobre
el Sahara más que ofensiva o anexionista, va a tener un carácter
defensivo pues más que absorber la colonia española va a tratar, por
todos los medios, de impedir su anexión a Marruecos. La entrega del
Sahara a Marruecos sería el primer paso para la posterior conquista
marroquí de Mauritania363.
En
principio, Mauritania se mostró dispuesta a someterse a la voluntad
de la población y no ha formulado reclamaciones jurídicas contra
España como lo ha hecho Marruecos364.
Es más el ministro de Asuntos Exteriores mauritano llegó a declarar
a su colega español que "los mauritanos preferiríamos que el Sahara
sea un Estado independiente"365.
Sin embargo, a partir de 1974 va a modificar su postura. Este cambio
de postura va a tener dos posibles explicaciones. Por un lado,
Mauritania recelaba de todo posible acuerdo hispano-marroquí a sus
espaldas, temerosa del imperialismo de Hassán. Ese recelo le lleva a
acercarse a Marruecos y consentir un reparto del territorio que
garantiza su propia existencia. Pero además, por otro lado, como ha
puesto de manifiesto muy inteligentemente Villar, durante 1975
varios miembros mauritanos de la tribu erguibat desertaban del
Ejército mauritano para pasarse al F. Polisario. El fantasma de un
foco de atracción de las tribus del norte (una especie de
"nacionalismo erguibí") en el Sahara occidental y la eventual
ruptura del equilibrio étnico del país (entre "moros" y "negros") va
a explicar la alineación de Mauritania con Marruecos366.
En
definitiva, Mauritania, quizá condicionada por su debilidad
económica, demográfica y militar ejercía una presión diplomática
formal. Ello no impedía que fuera consentida en Mauritania la
presencia del llamado Frente Popular para la Liberación del Sahara
que realizó incluso secuestros de militares españoles367.
En todo caso, es difícil incluso calificar estas acciones como
presión militar stricto sensu. La propia debilidad militar mauritana
no permitía tales ambiciones.
3. La
desestabilización argelina.
Argelia
también se encontraba en el punto de mira territorial de Marruecos.
No en vano, entre las reclamaciones marroquíes se comprende la de
una considerable franja del oeste argelino368,
en la que se comprenden Tinduf (donde actualmente se encuentran los
refugiados saharauis) y sus yacimientos de hierro de Gara Yebilet.
Tras la independencia de Argelia el primero de julio de 1962,
Marruecos reclamó la apertura de negociaciones sobre las fronteras,
a lo que Argelia se negó. Sólo un año después, en septiembre y
octubre de 1963 se produjeron enfrentamientos directos entre
Marruecos y Argelia, la llamada "guerra de las arenas o de las
dunas"369,
que a juicio de Villar tiene más explicación en la política interna
de cada país que en sus conflictos externos370.
Según
cierta opinión, para Argelia el Sahara Español resultaba apetecible
en la medida en la que suponía una salida al Atlántico371.
Pero esto es una verdad a medias. A Argelia le interesaba que sus
yacimientos de hierro, cercanos al Sahara español pudieran exportar
su producto a través del Sahara español, pero sin que ello
significara reclamación territorial372.
En realidad, la posición argelina era muy otra. Argelia apoyó sin
reservas el ejercicio del derecho a la autodeterminación del Sahara
y no formuló reclamaciones de anexión de ese territorio373.
En esta actitud laten dos razones: una de carácter concreto, la otra
abstracta.
La
primera razón, concreta, es que si el Sáhara fuera marroquí, para
Argelia resultaría (y resulta) extraordinariamente peligrosa la
presencia del Ejército marroquí (que ya intentó invadir Argelia en
1963) a sólo 50 km de Tinduf a través de una amplia llanura en lugar
de tener que atravesar las cadenas montañosas que encuadran el valle
del Draa374.
La segunda razón, más abstracta, sería que a Argelia le conviniese
desde el enfoque de la guerra fría (tan hábilmente utilizado por
Marruecos en su provecho), la creación de un nuevo Estado "no
alineado" (que ciertos occidentales veían como "filosoviético",
aunque los hechos pusieron de manifiesto que su no alineamiento era
más real de lo que parecía). Ello conllevaría el "riesgo" (para
Estados Unidos, claro) de que un país comunista se asomase al
Atlántico. La desestabilización llevada a
cabo por
Argelia se dirigía, por tanto, por otros derroteros más ideológicos,
menos concretos y, por eso mismo, menos peligrosos. En efecto,
Argelia constituyó en 1973 un Comité, con participación de Senegal y
de Guinea para la "determinación del africanismo de Canarias"375.
Posteriormente, y quizá como consecuencia del descontento argelino
con la política española sobre el Sahara376
brindó su apoyo para el llamado MPAIAC (Movimiento para la
autodeterminación e independecia del archipiélago canario),
amparando las emisiones radiófonicas que su dirigente Antonio
Cubillo realizaba desde Argel. En todo caso, se trató de una presión
torpe que no dio beneficios a Argelia.
4. La
desestabilización saharaui.
A.
El surgimiento del nacionalismo saharaui.
a.
Quizás la primera organización política saharaui sea el "Frente de
Liberación del Sahara" (FLS) creado por Marruecos e integrado por
saharauis exiliados tras la guerra de 1957-1958 y por saharauis de
la región de Villa Bens adictos a la causa marroquí. Su actividad se
desarrollará fundamentalmente en 1967377.
El
primer hecho desestabilizador interno en el Sahara va a ocurrir en
1967. El Jatri, un destacado representante de la tribu Erguibat, va
a protagonizar un levantamiento motivado, al parecer, por un desaire
que le hizo uno de los administradores del territorio. El jefe
militar de la revuelta será el
cabo
Merebbih, de la tribu Erguibat. Las gentes de esta tribu se
concentraron en Habchi, junto a la tumba del fundador de la tribu y
allí El Jatri hizo un llamamiento a la huelga general. Por esas
fechas gran número de saharauis estaban empleados en la construcción
de una vasta red de pistas por el territorio. Sin embargo, Seila Uld
Abeida, otro Erguibat recorrería las pistas para convencer a los
obreros de que no abandonaran su trabajo. La huelga general fracasó
y arrastró el fracaso del levantamiento militar que se preparaba378.
A
finales de 1967, fruto de la radicalización de la juventud saharaui,
se va a constituir un grupo (la "Organización Avanzada para la
Liberación del Sahara"-OALS u "Organización del Pueblo Saharaui",
según unos, u "Organización de Vanguardia para la Liberación
Saharaui"-OVLS, según otros) fundado por Mohamed Bachir Uld Sidi
brahim, alias, "Basiri"379.
Se ha dicho que en Bassiri, por un lado, latía un aire
"musulmanista" con afán de expulsar a los "infieles"380
y que, por otro, propugnaba un independentismo a medio plazo,
ayudado por España, consciente de las amenazas marroquíes381.
Bassiri procede de la región de Villa Bens, como otros jóvenes
nacionalistas saharauis. Estudia en Marruecos, pero tiene que huir y
se establece en Smara. Es allí donde funda la OALS. Piden ayuda a
los países vecinos, pero parece sólo lo van a encontrar en
Mauritania en 1970, en Libia en 1972 y en Argelia en 1974 ó 1975382.
En 1967
y 1968, España vota a favor de las resoluciones de Naciones Unidas
2354 (XXII) y 2428 (XXIII), sobre la descolonización del Sahara.
Estas resoluciones, aunque tratan de forma distinta las cuestiones
de Ifni y de Sahara, reconociendo la autodeterminación de este
último, establecen que ese proceso de autodeterminación debe
realizarse en consulta con los Estados vecinos. Según una
interpretación, esta postura española hizo cundir el temor a una
anexión por los países vecinos y provocó la aparición de una "Carta
abierta del pueblo saharaui al Gobernador General", elaborada por
personas próximas a Bassiri y ajenas a cualquier inspiración
gubernamental, en la que se contienen los gérmenes del
independentismo. Además de esta "Carta" se produjeron otras
declaraciones en el mismo sentido por parte de los saharauis. En
1969, la Yemáa cursa a Franco una petición de protección del Sahara,
bien dentro de España o bien por tratados internacionales en una
futura independencia383.
Ciertamente, en esta misma época, y aprovechando el clima de
inquietud van a producirse otras declaraciones que quizá sí puedan
estar inspiradas por Presidencia del Gobierno como afirma Villar en
las que se proclamaba el deseo saharaui de seguir vinculados a
España384.
En todo caso, es indudable que en el Sahara surge el temor a la
anexión marroquí va tomando cuerpo.
Como ha
indicado Mariñas Romero, España estaba cometiendo un error en el
Sahara al basar todo el apoyo de su presencia en los saharauis de
más edad385.
En marzo de 1970 ya había informaciones confidenciales según las
cuales la mayoría de los 500 soldados saharauis que prestaban su
servicio en la Agrupación de Tropas Nómadas estaban comprometidos en
un movimiento independista liderado por un sargento de la misma, el
cual parecía contar con grandes apoyos en la población nómada386.
b. Sin
embargo, la salida a la luz de este movimiento se va a precipitar
con la manifestación que, en apoyo de la labor colonizadora de
España, organiza para el domingo 17 de junio de 1970, por el general
gobernador militar del territorio. La manifestación se organizó con
el objetivo de utilizar el presunto favor saharaui en las
negociaciones internacionales. No había jóvenes en la misma, los
cuales, la mayoría estudiantes del Instituto de la ciudad, se
concentraron en el barrio de Jatarrambla en El Aaiún profiriendo
eslóganes antiespañoles e independentistas. La masa analfabeta
congregada para apoyar a España, al escuchar tales consignas las
hizo suyas. El general gobernador Pérez de Lema intentó atraerlos
expresándoles la conveniencia de su apoyo para sostener la posición
internacional de España, pero no tuvo éxito. La manifestación, ahora
anti-española, se lanzó en dirección del palacio del gobernador. Por
el camino la marabunda africana se dedica a volcar coches, asaltar
viviendas y a golpear a diestra y siniestra. La Policía Territorial
intentó disolverlos, pero fue insultada y apedreada, fracasando en
su intento. Ante el cariz que tomaba la situación se encargó a una
compañía de circunstancias de la Legión que los disolviera387.
Los jóvenes recibieron a la Legión con pedradas y, quizá, algún
tiro. La compañía se desplegó para repeler la agresión. El capitán
dio el alto a los manifestantes, pero estos hicieron caso omiso y
avanzaban de forma amenazadora hacia los legionarios. A éstos sólo
les quedaron dos opciones: o huir o disparar. Como es lógico,
optaron por lo segundo y el resultado fue la desbandada de los
jóvenes quedando de entre ellos varios muertos y veintidós heridos,
y varios detenidos, entre los que se encontraron El Bassiri y El
Gali388.
Bassiri "desapareció" para siempre después de estos hechos. Fue
entregado a una patrulla del Tercio III, al mando de un oficial de
la Policía Territorial, con la orden de ser expulsado a Marruecos,
si bien "probablemente ni siquiera llegó hasta la frontera"389.
c. En
1972 también hubo revueltas de saharauis en Tan-Tan, ciudad de la
región de Villa Bens, antigua zona sur del Protectorado, región
históricamente saharaui pero entregada a Marruecos. Marruecos
reprimió de forma sangrienta los disturbios en los que estaba claro
que lo que se propugnaba era la independencia del Sáhara y no su
anexión a Marruecos390.
En estos hechos participó, consiguiendo escapar, la más importante
figura en la historia del nacionalismo saharaui, El Uali Mustafá
Sayed, alias Luley. Luley, originario de la región de Villa Bens,
realizó sus primeros estudios en Tan-Tan y en Tarudant y
posteriormente estudió Derecho y Ciencias Políticas en Marruecos.
Aunque no pudo concluir sus estudios, al ser detenido por la policía
marroquí, parece que en las asignaturas que cursó obtuvo un
expediente brillantísimo. Se trataba de una inteligencia singular.
d.
Diversos grupos van a surgir a principios de los años setenta. Unos
van a estar creados por Marruecos, como el Movimiento Revolucionario
de los Hombres Azules (MOREHOB) liderado por el fantasmal Eduardo
Moha, o el Movimiento 21 de Agosto, que en ocasiones firmó
comunicados conjuntos con el MOREHOB391.
El MOREHOB no pasó nunca más allá de las carpetas secretas de los
servicios de información y jamás tuvo ni un solo militante ni
combatiente en el Sahara ni en sus fronteras392.
Finalmente, también es de inspiración marroquí el "Frente de
Liberación y Unidad", creado por Marruecos en marzo de 1975 para
suceder al "Movimiento del 21 de agosto", también creado por
Marruecos393.
e. Por
su parte, el PUNS (Partido de Unión Nacional Saharaui), será creado
en 1974 con apoyo de los servicios secretos españoles y reconocido
por España. La credibilidad del PUNS, sufrirá grandemente cuando en
mayo de 1975 su líder político (Jalihenna) huya a Marruecos a rendir
vasallaje a Hassán. Se ha llegado incluso a sugerir por Villar, que
el pase a Marruecos de este personaje fue alentado por la propia
Presidencia del Gobierno, partidaria de la entrega del Sahara a
Marruecos394.
En todo caso, el PUNS tendrá cierto peso en el sur del Sahara, en
Villa Cisneros. En la reunión del 12 de octubre de 1975 en Ain ben
Tili, el PUNS será prácticamente absorbido por el Polisario,
produciéndose una política de unidad nacional que, sin embargo, como
dice Diego, llegó muy tarde395.
El PUNS, que tenía cierto apoyo popular, tras el inicio de la Marcha
Verde fue realmente vendido por las autoridades españolas del Sáhara
que le impidieron tomar iniciativas, con lo que se favoreció al
Polisario396.
B.
El Frente Polisario.
El 10
de mayo de 1973 se creó el Frente Popular de Liberación de Saquía el
Hamra y Río de Oro (Frente Polisario)397,
celebrándose su segundo Congreso en la localidad mauritana de Ain
ben Tilli entre los días 25 de agosto y 1 de septiembre de 1974 en
el que se establecían las exigencias básicas que, a su juicio,
debían seguirse para proceder a la descolonización del territorio.
El Frente va a surgir del encuentro entre nacionalistas saharauis de
dos núcleos, paradójicamente ajenos al territorio oficial del Sáhara
Occidental: por un lado, los originarios de Tan-Tan, entre los que
estaban los que estudiarons en Rabat, como El Uali (alias Luley) y,
de otro lado, los provinientes de la zona mauritana de Zuerat398.
Se ha subrayado el hecho de que la mayoría de los fundadores del
Frente Polisario fueran miembros de la tribu Erguibat, dominante en
el Sáhara Español y presente en los países vecinos, la cual
constituyó un núcleo básico para la formación del nacionalismo
saharaui, como proyección moderna de una vieja pretensión de
hegemonía en el Sáhara399.
Hay
quien, como Goytisolo, ha defendido en España una tesis de clara
inspiración marroquí, según la cual el Frente Polisario era una
creación de Argelia, no ya para luchar contra el colonialismo
español, sino para combatir el expansionismo marroquí en favor del
propio expansionismo argelino400.
Sin embargo, como ha advertido Diego Aguirre esta posición es
indefendible, pues, en primer lugar, las únicas relaciones saharauis
con Argelia llegan a Tinduf; en segundo lugar, el nomadeo de las
tribus se hacía de norte a sur, y no hacia el este donde se
encuentra la durísima hamada argelina; y, en tercer lugar, el
Polisario sólo contó con el apoyo de Libia, decidiendo Argelia su
ayuda únicamente hacia finales de 1974-inicios de 1975401.
En el
Frente Polisario destacaban algunas importantes figuras. De entre
ellas, la más sobresaliente era la de Luley, jefe del ala política
del movimiento. Ahora bien, Luley no era sólo un ideólogo, era
persona que ponía en práctica sus ideas (falleció en un ataque
armado del Polisario a la capital mauritana en 1976). Otra figura
importante era la de Gali Sidi Mustafá, ya entonces jefe del ala
militar del movimiento y hoy ministro de Defensa de la RASD.
La
primera acción armada del Polisario se llevó a
cabo el 20 de
mayo de 1973 cuando sus guerrillas atacaron un destacamento español
que vigilaba el pozo de Janquet Quesat, al norte de Echeiría. En tal
fecha cogieron por sorpresa a cinco policías nativos. A partir de
entonces el Frente Polisario va a realizar una labor suicida de
ataques a España. Ataques que fueron tanto militares como políticos.
Militarmente,
el Polisario continuó sus acciones comenzadas el 20 de mayo de 1973402.
Entre estas operaciones pueden destacarse las siguientes. El 30 de
septiembre de 1973 por primera vez causaron la muerte de un
cabo de la
Policía Territorial en una emboscada utilizando el método de "surgir
del suelo" tras enterrarse en la arena. En 1974 se produjeron nuevas
acciones. El 26 de enero hubo un enfrentamiento al oeste de
Tifariti. El 12 de marzo el Polisario causó otro muerto a la Policía
Territorial. En octubre se produjo un sabotaje a la cinta
transportadora de fosfatos desde "Fosbucráa". El 18 de diciembre se
produjo un duro enfrentamiento en Tifariti resultando muertos un
sargento de la Legión y cinco agentes de la Policía Territorial. En
1975 van a seguir las acciones armadas del Polisario, si bien con
menor intensidad. A partir de este año, sin embargo, Marruecos va a
efectuar cada vez más graves y numerosas acciones de ataque a
España. El Polisario el 16 de marzo secuestró a un industrial
canario. El 10 de mayo de 1975 consiguió que desertaran a su favor
dos patrullas de la Agrupación de Tropas Nómadas, haciendo
prisioneros a diversos oficiales y soldados españoles. El 16 de
septiembre secuestró a un soldado médico. El 21 de octubre se
produce un canje de prisioneros entre el Polisario y España. A
partir de entonces no hay acciones destacables contra España.
Si no
atribuimos al Polisario la colocación de dos coches bomba que
causaron cuatro muertes (ya que el Polisario no ha utilizado
técnicas terroristas y es más bien probable que esos hechos sean
obra de terroristas marroquíes), el balance de los dos años de
actividad del Frente Polisario contra España es el siguiente: 19
operaciones en las que se incluyen ataques a patrullas y puestos
españoles, secuestros, sabotajes. Como consecuencia de las mismas
fallecieron ocho personas por parte española, incluyendo a nativos
al servicio de España, resultando heridas unas pocas decenas de
personas. Aun siendo esto grave, puede convenirse que las acciones
militares del Polisario tuvieron una escasa entidad y más bien
fueron pequeñas escaramuzas.
Políticamente,
el Polisario desestabilizó la posición española de diversos modos.
Entre el 12 y el 20 de mayo de 1975 una Misión Visitadora de la ONU
recorrió el territorio saharaui. En El Aaiún se produjo el gran
escándalo: una gigantesca manifestación contra España, en la que
ondeaban cientos de banderas polisarias y en la que se pedía la
independencia, se exigía como medida previa al referéndum la
retirada de todos los funcionarios civiles y militares españoles y
donde se gritó ¡Fuera España! a la par que se escupía a los
españoles, todo ello en el momento en que España estaba defendiendo
la causa saharaui ante el Tribunal Internacional de Justicia403.
Meses después, con ocasión de las ejecuciones de territoristas del
FRAP y de la ETA en octubre de 1975, en vísperas de la Marcha Verde
y cuando España estaba dispuesta a defender la independencia
saharaui, el Polisario atacó al Gobierno español por estos hechos404.
En definitiva, políticamente, el Polisario, de un lado,
desestabilizó la posición española sin darse cuenta de que estaba
tirando piedras sobre su propio tejado; pero además, de otro lado,
sus coqueteos políticos con grupos de extrema izquierda405
les granjearon la reticencia de los Estados Unidos y de la OTAN,
algo que el astuto Hassán II, supo aprovechar eficazmente.
Sólo a
última hora pareció el Polisario darse cuenta de que su destino
estaba en manos de España. Es entonces cuando organiza la gran
manifestación en El Aaiún del 26 de octubre, donde apareció
triunfalmente El Gali, jefe de la rama militar del Polisario y
actual Ministro de Defensa de la RASD, para entrevistarse con el
gobernador Gómez de Salazar. Gali, en aquellos momentos declara que
"la defensa de nuestro país es un compromiso de honor para España
ante el mundo y la historia"406.
Pero España, sujeta a numerosísimas presiones internas y externas no
pudo cumplir ese compromiso.
C.
El fracasado Estatuto del Sahara.
El Jefe
del Estado, Franco, anunció un Estatuto para el territorio del
Sahara, que fue sometido a la consideración de la Yemaa a primeros
de julio de 1974. El Estatuto pretendía frenar las acciones hostiles
a España por los saharauis a la vez que encaminar al Sahara hacia su
independencia. La Yemaa aprobó por unánime aclamación de sus 102
miembros este Estatuto que, con las instituciones de plena autonomía
que contemplaba (incluso un Consejo de Gobierno propio) y las
previsiones para alcanzar en un plazo inmediato la independencia,
iba a constituir la Carta Magna jamás soñada.
Sin
embargo la Administración española dio marcha atrás aduciendo
diversos pretextos. El primero, el desafío de Hassán que anunció que
no aceptaría el Estatuto por no ser más que una manipulación
española en detrimento de la supuesta integridad territorial de
Marruecos. El segundo, la conveniencia de ir adecuando la evolución
del país a los dictados de las Naciones Unidas. En el fondo del
fracaso, hay que advertir el triunfo de las presiones de los
elementos promarroquíes incrustados con enorme fuerza en el
mismísimo Gobierno de la Nación (de forma descarada, los ministros
Solís y Carro; de forma más taimada el propio Presidente del
Gobierno Arias)407.
Con el fracaso del Estatuto se perdió una extraordinaria oportunidad
que agravó aún más el resquemor del pueblo saharaui contra España al
ver cómo estaba siendo abandonado por el gobierno (que no el pueblo)
español.
5. La
misión visitadora de la ONU y el dictamen del TIJ de 16 de octubre
de 1975.
A. La
resolución Resolución 3292 (XXIX), de 13 de diciembre de 1974,
impulsada por Marruecos con intenciones dilatorias, solicitaba,
además de la emisión de un dictamen del TIJ, como veremos, el envío
de una misión visitadora al Sahara408
para que elaborara un informe sobre los acontecimientos en ese
territorio. Su informe se hizo público casi al mismo tiempo que el
dictamen del TIJ (el 13 de octubre) y llevará a unas conclusiones en
buena medida convergentes con el mismo409.
Según
el informe, "tras su visita al Territorio la Misión pudo llegar a la
conclusión de que la mayoría de la población del Sáhara Español
estaba claramente a favor de la indepencia"410.
Además, constataba el apoyo de la población al PUNS y al Polisario,
sobre todo a este último del que se dice que parecía ser la fuerza
política dominante en el territorio411.
El informe de la Misión Visitadora también añade una serie de
consideraciones acerca de las posiciones que defendían España,
Marruecos, Argelia y Mauritania, basadas en entrevistas con los
dirigentes de los países respectivos.
El
Comité Especial encargado de examinar la situación con respecto a la
aplicación de la declaración sobre la concesión de la independencia
a los países y pueblos coloniales, también llamado "Comité de
Descolonización" adoptó una importante Decisión, de 7 de noviembre
de 1975, en la que, además de aprobar con satisfacción el informe de
la Misión Visitadora, se apoya la celebración de un referéndum de
autodeterminación estableciéndose algunas de las garantías que
debieran revestirlo412.
En consecuencia, el informe de la Misión visitadora y la decisión
del Comité de Descolonización supusieron un fuerte revés diplomático
para las pretensiones marroquíes.
B. Como
hemos indicado, Marruecos hizo todo lo posible por retrasar la
celebración del referéndum. Posiblemente Hassán II, introducía en
sus cálculos que el General Franco, entonces Jefe del Estado,
difícilmente iba a resistir físicamente muchos años. De este modo,
el retraso del referéndum podía combinarse con una posible muerte de
Franco que provocara un cierto vacío en el mando que pudiera ser
aprovechado en su favor. Marruecos pretendía someter su litigio con
España sobre el Sahara al Tribunal Internacional de Justicia (TIJ)
de La Haya, a lo que España se negó. Habida cuenta de que este
Tribunal sólo puede inteurvenir si las dos partes se someten a él,
Marruecos intentó la intervención del TIJ por una vía indirecta, a
saber, que la Asamblea General de la ONU solicitara un dictamen
consultivo al TIJ, lo que logró.
La
Resolución pidiendo tal dictamen413
supuso un importante triunfo marroquí, al menos a corto plazo. En
primer lugar, Marruecos consiguió someter el litigio ante el TIJ,
cosa que rechazaba España, si bien ello fuese bajo la forma de
opinión consultiva solicitada por la Asamblea General de la ONU414.
Aunque España se opuso a que el TIJ entrara en el fondo del asunto
estimar que la ONU ya había definido el proceso de descolonización
aplicable al Sahara415,
éste declinó tales objeciones procediendo al examen del fondo del
asunto416,
si bien, como veremos esa posición española no fue baldía. Además,
en segundo lugar, la resolución 3292, en su punto 3 pedía
"encarecidamente" a España que aplazase el Referéndum que había
previsto realizar en el Sahara hasta que la Asamblea General
decidiese la política que habría de seguirse para acelerar el
proceso de descolonización del territorio, a la luz de la opinión
consultiva que emitiese el TIJ. Ello suponía un retraso forzado del
referéndum en un momento en el que, dado el estado de salud de
Franco, el tiempo era importantísimo.
La
Resolución 3292 formuló al TIJ dos preguntas. La primera, ¿era el
Sahara occidental (Río de Oro y Saquía el Hamra) en el momento de su
colonización por España un territorio sin dueño (terra nullius? Y si
la respuesta a la primera pregunta fuese negativa, ¿Qué vínculos
jurídicos existían entre dicho territorio y el Reino de Marruecos y
el complejo mauritano? La Asamblea General formuló sus preguntas el
17 de diciembre de 1974. El TIJ contestó 10 meses después, evacuando
su dictamen el 16 de octubre de 1975. De este modo la Asamblea
General de Naciones Unidas, que se celebraría a finales de 1975
podría estudiar el asunto "a la luz" del dictamen.
En la
primera parte del proceso España desplegó un formidable arsenal de
documentos e informaciones (6 tomos) y una exhaustiva carpeta de
mapas que probaban de forma abrumadora la especificidad del Sahara
occidental y la ausencia de vínculos histórico-jurídicos con el
Imperio cherifiano y con el "conjunto mauritano". Toda esta
extraordinaria labor se realizó "contra reloj" por el Ministerio de
AA.EE. tras la decisión del ministro Cortina de presentar dura
batalla al anexionismo marroquí417.
En esta empresa también participaron numerosos investigadores
particulares que ofrecieron sus resultados al Ministerio418.
Los marroquíes, desagradablemente sorprendidos por la gran calidad y
solidez de la exposición escrita y de las informaciones
suministradas por España al Tribunal en el mes de marzo, hicieron un
enorme esfuerzo para tratar de contrarrestar la pobreza de su
exposición escrita y, a tal efecto, contrataron a varios juristas
franceses, entre ellos Georges Vedel419,
René-Jean Dupuy y Paul Isoart. Mauritania, por su parte se sirvió de
un asesor belga, Jean Salmon. La defensa de España, fue íntegramente
llevada a cabo
por juristas y diplomáticos españoles: Ramón Sedó, Santiago Martínez
Caro, José M. Lacleta, Fernando Arias-Salgado y Julio González
Campos420.
La delegación española, aparte de combatir implacablemente los
pretendidos títulos histórico-jurídicos alegados por los marroquíes
y mauritanos, centró su actuación en la cuestión de la incompetencia
del TIJ o, al menos, en la inoportunidad de su ejercicio por las
graves consecuencias que tal ejercicio podría suponer. Esta táctica
resultó bastante acertada porque, si bien el Tribunal afirmará su
competencia y la oportunidad de su ejercicio, las continuas
advertencias españolas influirán, según Villar, decisivamente en el
fondo del dictamen, tanto en la preocupación del TIJ de situarlo en
su contexto (normativa descolonizadora de la ONU), como en su
carácter "conservador" o de self-restraint, en el sentido de que
vendrá a confirmar la doctrina existente en la Asamblea General de
Naciones Unidas421.
Para
responder a la primera pregunta el TIJ determinó como fecha del
inicio de la colonización por España la de 1884, año en el que, como
vimos España proclamó por Real Decreto su protectorado sobre el
territorio422.
El TIJ consideró que en 1884 el Sahara no era terra nullius tomando
la literalidad del Real Decreto de 26 de diciembre de 1884 que
declaró que tomaba el Río de Oro "bajo su protección" sobre la base
de acuerdos con los jefes de las tribus locales423.
Contestada negativamente la primera cuestión quedaba por resolver
qué vínculos existían entre dicho territorio y el reino de Marruecos
y el complejo mauritano.
C. El
TIJ comienza examinando la relación entre el Sahara y Marruecos. En
primer lugar, Marruecos esgrimió la contigüidad territorial entre el
Sahara y Marruecos424,
si bien el TIJ estimó que la unidad geográfica entre el Sahara y
Marruecos era sumamente discutible425.
En segundo lugar, Marruecos adujo una serie de actos internos suyos
como prueba de su soberanía, en concreto, ciertos dahires de sus
monarcas que, según ella, rigieron en el Sahara. Mauritania y España
se opusieron. España, en concreto alegó la absoluta falta de pruebas
documentales sobre el efectivo cumplimiento en el Sahara de tales
dahires426.
El TIJ, resolvió de forma concluyente que
"incluso
teniendo en cuenta la estructura específica del
Estado
cherifiano, los elemento examinados hasta ahora no
establecen
ningún vínculo de soberanía territorial entre
este
Estado y el Sahara occidental. Dichos elementos no
muestran
que Marruecos haya ejercio una actividad estatal
efectiva
y exclusiva en el Sahara occidental. Sin embargo,
indican
que un vínculo jurídico de sumisión (allégeance
427)
existía
durante el período pertinente entre el Sultán y
ciertas,
pero sólo ciertas, poblaciones nómadas del
territorio"428.
En
definitiva, y aunque el TIJ no utilice estas categorías, afirma que
el Sultán de Marruecos nunca ejerció potestas sobre el Sahara, sino
que sólo ejerció auctoritas sobre algunas, no todas, las tribus del
Sahara. Es evidente que la soberanía alude a la potestas y no a la
auctoritas. El Papa, como jefe religioso de la Iglesia católica,
ejerce su auctoritas sobre los Estados de población mayoritariamente
católica. Pero, por eso mismo, no puede pretenderse que ejerce
soberanía sobre los mismos. Por lo demás, es importante hacer notar
con Villar que esas "ciertas, pero sólo ciertas poblaciones nómadas
sobre el territorio" que se hallaban en "sumisión" (allégeance) al
sultán marroquí son los nómadas tekna que, en la actualidad,
representan a lo sumo un 20% de la población total del territorio y
que, además, no se sometían directamente al sultán, sino
indirectamente, al estar sometidas a los caídes de los tekna
sedentarios del Nún y del Draa429.
En
tercer lugar, Marruecos, además de los pretendidos vínculos de las
tribus saharianas con el Jalifa, alegó en favor suyo el
reconocimiento que diversos tratados internacionales hacían de su
soberanía sobre el territorio430.
El TIJ, sin embargo, rechazó todos los argumentos marroquíes
conforme a los cuales tales tratados suponían un reconocimiento de
su soberanía en tales territorios. Respecto al tratado
hispanomarroquí de 1767, el TIJ afirmó que la tesis de Marruecos se
sostenía sobre una interpretación del mismo que se separaba
sustancialmente de la versión auténtica del mismo redactada en la
lengua del otro Estado431.
En cuanto al tratado hispanomarroquí de comercio y navegación de 20
de noviembre de 1861, el TIJ afirmó que suponía el reconocimiento de
"cierta autoridad" (nosotros diríamos auctoritas), pero en modo
alguno de soberanía (lo que llamaríamos potestas o incluso suma de
potestas y auctoritas)432.
Por lo que hace al tratado anglo-marroquí de 13 de marzo de 1895, el
TIJ declaró que la interpretación del mismo defendida por Marruecos
no concordaba en modo alguno con los hechos tal como resultan de la
correspondencia diplomática derivada del mismo433.
Finalmente, Marruecos alegó una nota diplomática de 19 de octubre de
1900 dirigida por el Embajador de España en Bruselas al ministro de
Asuntos exteriores belga, cuya existencia negaron España y
Mauritania. Según el TIJ, las dudas expresadas por estos países no
han podido ser disipadas, por lo que ese documento no puede tenerse
en cuenta434.
Finalmente, Marruecos presentó en su favor las cartas anexas al
acuerdo franco-alemán de 4 de noviembre de 1911. El TIJ, sin embargo
estimó que tales cartas difícilmente podrían ser aceptadas como
pruebas del reconocimiento internacional de los límites de
Marruecos, ya que se trataba más bien de delimitar la zona de
intereses políticos de Francia con relación a Alemania435.
La conclusión que obtuvo el TIJ del examen de estos tratados
internacionales es la misma a la que lleva el examen de los actos
internos marroquíes: no hubo soberanía de Marruecos sobre el Sahara,
sino cierta "autoridad" o "influencia" sobre "algunos" nómadas
saharauis436.
A la vista de todos los datos, el TIJ niega que Marruecos ejerciera
alguna vez soberanía sobre el Sahara, afirmando que sólo ejerció
cierta autoridad o influencia sobre ciertas, sólo ciertas, tribus
nómadas saharauis437.
Por lo demás, aunque el TIJ niega tajantemente la existencia de
lazos de soberanía con Marruecos, su decisión fue criticada por
varios jueces que estimaron que había sido demasiado generoso con
Marruecos, al reconocer esos "ciertos" vínculos jurídicos que para
algunos jueces no merecían tal consideración438.
D. Tras
el examen de las relaciones del Sahara con Marruecos, el TIJ
procedió al estudio de las relaciones del primero con Mauritania.
Ante todo debe precisarse que el TIJ, para estudiar estas
relaciones, nunca utiliza el término "Mauritania", sino el de
"entidad mauritana", entidad cultural, geográfica y social que
existía en 1884 en la región del Sahara occidental y en la que, más
tarde, se crearía la República islámica de Mauritania439.
Por otra parte, Mauritania precisa que sus reclamaciones se limitan
a la parte del Sahara occidental al sur de la Seguia El Hamra440.
España se opuso a las tesis mauritanas por estimar que la noción de
"entidad mauritana" no estaba acompañada por la prueba de ningún
vínculo de sumisión entre las tribus del Sahara occidental y las
mauritanas y, además, porque las tribus del Sahara occidental
llevaban una vida independiente441.
El TIJ dictaminó que, si bien entre las tribus del hoy Sahara y de
la hoy Mauritania existían numerosos vínculos raciales,
lingüísticos, religiosos, culturales y económicos, los datos revelan
la independencia de tales tribus entre sí y la ausencia de
instituciones u órganos, aun reducidos al minimum, que les fueran
comunes. De ahí que, según el Tribunal, no pueda considerarse que
tales tribus constituyesen "una entidad capaz de ser beneficiaria de
obligaciones que incumbiesen a sus miembros". El conjunto mauritano
"no tenía el carácter de una persona o de una entidad jurídica
distinta de los diversos emiratos y tribus que la constituían" y,
por tanto, no gozaba de una cierta forma de "soberanía" sobre el
Sahara occidental. No había, por tanto, ni vínculo de soberanía ni
una "simple relación de inclusión" en una misma entidad jurídica442.
Ahora
bien, el TIJ precisa que esto no significa que no hubiese ningún
vínculo jurídico entre el Sahara occidental y el conjunto mauritano.
Si bien este conjunto no era una entidad jurídica, sus poblaciones
nómadas gozaban de derechos, incluidos ciertos derechos sobre las
tierras que nomadeaban. Estos derechos constituyen vínculos
jurídicos entre el territorio del Sahara occidental y el conjunto
mauritano443.
E. El
TIJ, por tanto, desautoriza de forma sustancial las posturas de
Marruecos y de Mauritania y afirma expresamente que
"las
conclusiones del Tribunal acerca de la naturaleza de
los
vínculos jurídicos entre el territorio (del Sahara
occidental)
y respectivamente el Reino de Marruecos y el
conjunto
mauritano difieren sensiblemente de las opiniones
emitidas
a este respecto por Marruecos y por Mauritania. En
opinión
del Tribunal, estos vínculos no implicaban ni
soberanía
territorial, ni co-soberanía, ni inclusión
territorial
en una entidad jurídica" (subrayados míos)444.
Por si
fuera poco, el TIJ declara que la petición de la opinión consultiva
que le formuló la Asamblea General de las Naciones Unidas ni
afectaba ni modificaba "el derecho de las poblaciones del Sahara
occidental a la autodeterminación". Es más, el TIJ añade que la
opinión le fue requerida "en particular" para ayudar a la Asamblea
General de las Naciones Unidad "a pronunciarse sobre las tesis de
Marruecos y Mauritania según las cuales uno y otra habrían tenido
con el Sahara occidental vínculos jurídicos que pondrían en juego la
integridad territorial de sus países"445.
En
definitiva, el dictamen del TIJ supuso un duro revés
jurídico-diplomático para Marruecos y Mauritania. El TIJ desautorizó
expresamente las tesis marroquíes y mauritanas que alegaban la
existencia de vínculos de soberanía sobre el Sahara occidental.
Implícitamente, ello suponía también desautorizar las tesis de estos
países según las cuales no sería posible proceder a la
descolonización del Sahara concediéndole la independencia porque
estaba en juego su respectiva integridad territorial, basándose para
ello en confusos títulos históricos. Como afirma Carrillo Salcedo,
inspirándose en la opinión particular del juez Federico De Castro,
es claro que si incluso los títulos jurídicos territoriales de la
potencia administradora quedan impugnados por el principio de libre
determinación de los pueblos, los eventuales e hipotéticos títulos
históricos de terceros Estados quedan igualmente afectados e
impugnados por el derecho de los pueblos a la libre determinación,
ya que éste no significa que los Estados o imperios precoloniales
tengan que ser reconstruidos ni que prevalezcan los límites
territoriales, presuntos o ciertos, de las entidades políticas
independientes precoloniales. Los títulos históricos, salvo los
casos de enclaves coloniales, o pueden obstaculizar la aplicación
del principio de libre determinación446.
6. La
Marcha Verde.
A. Ante
la grave derrota jurídica infligida a las pretensiones marroquíes
por el dictamen del TIJ un gobernante normal o un gobernante
respetuoso de la legalidad internacional habría abandonado las
pretensiones por él defendidas y jurídicamente desautorizadas. No es
el caso de Hassán II. Lo que no puede conseguir por la razón, lo
consigue por la fuerza. En todo caso, su voluntad es más poderosa
que su fuerza. Hassán II reaccionó al dictamen con una rapidez que
hace pensar que ya tenía la maniobra preparada presumiendo su
derrota ante el TIJ. Además de considerar, con evidente falsedad,
que el dictamen del TIJ le dió la razón447,
el mismo día de la publicación del dictamen, el 16 de octubre,
anunció la organización de una "marcha pacífica" de 350.000 personas
para "reintegrar" el territorio a Marruecos. Su planteamiento era
claro: él quería quedarse con el Sahara. La vía
jurídico-internacional quedaba cerrada (al menos de momento) para
lograr su objetivo. En consecuencia, sólo quedaba otra vía, la de
los hechos consumados. Ahora bien, la vía de los hechos en su
modalidad bélica era sumamente problemática. El Ejército español del
Sahara estaba bien equipado, con alta moral, disciplinado, preparado
y habituado a combatir en el desierto. Los encuentros armados
directos (excluyendo, por tanto, las víctimas por colocación de
minas) en el Sahara español entre nuestro Ejército y el marroquí se
solventaron en favor nuestro448.
Además, el Ejército español quería vengarse de la agresión de
1957-1958 que Marruecos llevó a
cabo por el
disfraz del "Ejército de Liberación" y de las numerosas agresiones
directas del Ejército marroquí en los años setenta a las que no
podían responder por tenerlo estrictamente prohibido. Sin embargo,
la defensa militar del Sahara estaba preparada y con garantías de
éxito seguro en caso de conflicto bélico449,
como el propio Hassán aseguró tras obtener el Sahara450.
Sobre
la base de estas limitaciones (ni acción jurídico-diplomática ni
acción bélica directa), de forma en extremo calculadora Hassán II
analizó su posible actuación. De un lado, era necesario el apoyo del
dueño del mundo, Estados Unidos. En esta ocasión el uso del
espantajo comunista que fue adverso a Marruecos en la guerra del
Ifni-Sahara (1957-1958) fue utilizado a su favor. El apoyo
norteamericano era necesario para que el Sahara no cayera en manos
del Gobierno "filocomunista" argelino o de la guerrilla
"filocomunista" del Polisario. La independencia del Sahara se pintó
así como el surgimiento de un nuevo Estado comunista que podría
proyectarse incluso sobre el Atlántico Norte que era un "lago"
anticomunista. Además, el poderío del Partido Comunista de España en
la oposición antifranquista se hacía especialmente peligroso en un
momento en el que Franco agonizaba y el futuro político español era
incierto. En estas condiciones, la apuesta segura para estas tesis
maniqueas era la de Marruecos451.
Conseguido
el apoyo de Estados Unidos era necesario idear una maniobra que, en
el marco de los límites indicados (ni acción jurídico-internacional,
ni acción bélica directa) permitiese conseguir el objetivo. La
respuesta inteligentísima (fuese idea de Hassán II o de otro) fue la
Marcha Verde. Algunos afirmana que la Marcha había sido preparada en
el más estricto secreto desde hacía varios meses, como instrumento
ideal para conseguir el objetivo452.
Se ha aducido, de un lado, que los servicios de inteligencia
española no se enteraron ni de la puesta en movimiento de la Marcha
ni de su alcance y fin último453.
Sin
embargo, hay datos para afirmar que la misma no era tan secreta y
pudo ser totalmente previsible. En primer lugar, se ha llegado a
afirmar que Hassán advirtió a Solís de la preparación de la Marcha
con dos meses de antelación454,
si bien es harto posible que Solís, más amigo de Hassán que de
España (a tenor de los hechos) se hubiera reservado esa información.
En segundo lugar, se dice que es imposible creer que una operación
de tal envergadura no fuera conocida con bastante antelación y
cierta aproximación en lo relativo a los medios y a los fines por
los servicios secretos españoles existentes en Marruecos y
dependientes de Presidencia del Gobierno y del Alto Estado Mayor,
principalmente455.
En tercer lugar, es un hecho que por medios diplomáticos ya se había
averiguado algo, quizás por la incontinencia verbal del Rey
marroquí. En efecto, en junio de 1974 ya amenazó con invadir el
Sáhara456;
y más adelante, el 28 de abril de 1975, Hassán amenazó con una
"marcha inexorable del pueblo marroquí" que provocó una protesta de
Piniés el 6 de mayo ante Waldheim457;
y el 20 de agosto el mismo Hassán declaró que "en octubre, o en
noviembre a más tardar, sabremos si vamos a entrar en nuestro Sahara
por medios pacíficos o por las armas"458.
B. La
Marcha Verde se inició unos días después del durísimo revés (en
buena medida previsible) que supuso para Marruecos el dictamen del
TIJ. 350.000 voluntarios se encaminaron desde Agadir (donde Hassán
tenía su centro de operaciones) hacia el sur para, a través de
Tiznit, Gulimín, Tan-Tan y Tarfaya (antigua Villa Bens) llegar al
paralelo 27º 40´, frontera entre Marruecos y el Sahara. El 3 de
noviembre los Gobiernos marroquí y español alcanzan un "acuerdo
tácito" para una penetración parcial de Marruecos en el Sáhara459.
El 5 de noviembre se revela que el Ejército español no se apostaría
en la frontera internacional del Sáhara para su defensa, sino un
poco más al interior del territorio, aduciéndose la expresión
"frontera logística", excusa que servía para ceder ante Hassán y
permitir que la Marcha, simbólicamente, penetrara en el Sáhara
Español en cumplimiento del acuerdo460.
El 6 de noviembre de 1975, una vez que la avanzada de la Marcha pisó
territorio español, hizo alto y se dispuso a dar gracias a Alá
mirando hacia la Meca461.
Precisamente por ello, durante el tiempo que permaneció la marcha en
territorio español no se procuró minar la moral de los participantes
de la Marcha hostigándoles ni siquiera tímidamente462.
Marruecos dio una vuelta de tuerca a España y consideró anulado el
acuerdo tácito, al haberse filtrado a la prensa, mostrando su
disposición a seguir la marcha, exigiendo conversaciones bilaterales
para la entrega. El día 8 Carro viaja a Marruecos para ceder a las
presiones dando su promesa escrita de que se abrirían negociaciones
para la entrega del Sáhara. La Marcha fue detenida el 9 de noviembre
de 1975 cuando ya había penetrado varios kilómetros dentro del
territorio español y llegó hasta la línea de minas y Hassán había
obtenido seguridades de que el Sahara sería suyo, dando orden de
regreso a la marcha463.
En Villa Bens, sin embargo, quedarán entre 30.000 y 50.000
marroquíes que serán traslados como colonos al Sahara, pensando ya,
además en engrosar las listas de un eventual referéndum464.
El éxito estaba asegurado465.
C. La
marcha, por otra parte, fue una cortina de humo para la invasión
militar que el Ejército marroquí llevó a
cabo en el
Sahara, con la anuencia del Alto Estado Mayor Español en un
comportamiento que Diego Aguirre encuentra sólo comparable con el de
Don Julián en tiempos visigodos o el de Fernando VII en Bayona más
recientemente466.
El 24 de octubre según algunos o, con seguridad, el 26 de octubre,
las FAR marroquíes invadieron la región de Saguía el Hamra sin que
se produjera reacción o denuncia española, ocupando los puestos de
Hausa, Edcheiría y Mahbes, así como el importante nudo de
comunicaciones de El Farsía, izándose poco después la bandera
marroquí. En el puesto de Tifariti se izó la bandera del Polisario467.
Se ha llegado a decir incluso que España proporcionó a los militares
marroquíes apoyo logístico e información para estos movimientos,
antes del acuerdo de 14 de noviembre. Todo esto gracias al abandono
por las Fuerzas Armadas españolas (operación Golondrina) de tales
puestos, provocando el vacío de poder. Este avance del Ejército
marroquí, sin embargo, va a tropezar con la resistencia del
Polisario en tales puntos. El Polisario, a la vez, va a ocupar otros
puestos abandonados por España468.
D.a. El
éxito de la Marcha dependía, en cuanto a Marruecos, de diversos
factores: uno interno marroquí(logístico-ideológico), otro interno
español y el externo (bélico-diplomático). El papel de nuestro
"aliado", los Estados Unidos fue fundamental para el triunfo
marroquí. En cuanto al primer factor, en el aspecto logístico, la
Marcha contaba con un apoyo de siete mil ochocientos trece camiones,
diez mil mandos para encuadrar los voluntarios, cuatrocientos
setenta médicos, doscientas treinta ambulancias, diecisiete mil
toneladas de alimentos, veintitres mil litros de agua y dos mil
quinientos litros noventa litros de carburante469.
Un cronista de la época dice
"es
sorprendente el orden y la organización que demuestran
los
marroquíes. Las tiendas no se han plantado de cualquier
manera,
sino formando calles perfectamente delimitadas. Se
cavan
letrinas, se deposita material como si los marroquíes
estuviesen
dispuestos a permanecer ahí durante algún tiempo.
Camiones
de avituallamiento distribuyen víveres y agua a
grupos
de personas que se congregan en torno. (...) Todo,
ahí
enfrente, se está llevando a
cabo como una
operación
perfectamente
sincronizada"470.
Criado
ha revelado importantísimos datos que confirman la autoría
norteamericana de la Marcha que estaba siendo preparada con la
colaboración de un cierto número de "consejeros" norteamericanos y
una reducida participación de personal marroquí para evitar al
máximo el riesgo de indiscreciones. El 21 de agosto, Kissinger desde
Jerusalén dio luz verde a la misma (lo que revela que se había
empezado a preparar aún antes)471.
Nadie duda duda en afirmar que la Marcha Verde fue planificada,
organizada y ejecutada con ayuda norteamericana. La compleja
maniobra logística de apoyo a los cientos de miles de personas
(abastecimiento de grandes cantidades de alimentos, agua, tiendas de
campaña, carburantes, transporte por ferrocarril y carretera, etc.),
todo perfectamente ajustado en el tiempo y en el espacio, en un país
de deficiente infraestructura vial, estaba, en aquella época, fuera
de las posibilidades del Estado Mayor marroquí. Se construyeron
grandes depósitos de alimentos, carburantes y agua estratégicamente
situados a lo largo de las rutas a seguir. Y toda la complicada
preparación se realizó en un secreto escrupuloso y con una
rigurosidad nada común en nuestros vecinos marroquíes472.
Por
otra parte, en el aspecto ideológico, a diferencia de lo que sucedió
en España donde la estúpida política de Carrero veló lo referente al
Sáhara amparándose en la Ley de Secretos Oficiales impidiendo la
movilización de la opinión pública, en Marruecos todos los medios
informativos (controlados más o menos directamente por Hassán)
bombardearon durante años, prácticamente todos los días, a la
población haciéndole creer que el Sáhara era promarroquí. Los únicos
que discreparon, a pesar de todo, de la postura oficial, los
llamados "frentistas" marroquíes (miembros del Frente de oposición
formado por los partidos Ilal´l Aman, 23 mars y al Mutakatilin), con
Abraham Sefarty a la cabeza, fueron durísimamente reprimidos,
encarcelados y torturados473.
Todavía hoy, Hassán siempre excluye de sus amnistías a los que no
admiten la "marroquinidad" del Sáhara474.
b. En
cuanto al elemento interno español, si bien el Ejército español
destinado en el Sáhara tenía una excelente condición material y
moral para hacer frente a la Marcha, la política del gobernador
general no hizo sino hundir la moral civil de la retaguardia. Los
civiles españoles fueron abandonando precipitadamente el Sáhara, sin
que ninguna autoridad les conminara a no hacerlo, lo cual ya era
signo de que las cosas no iban bien. Pero es que, además, el 28 de
octubre, se declara el toque de queda en el Sáhara por iniciativa
del gobernador Gómez de Salazar con la excusa de que se planeaban
atentados del Polisario contra la población española como respuesta
a la postura abandonista. De este modo se creó un profundo muro
entre españoles y saharauis. Los barrios de la ciudad son rodeados
de alambre espinoso y los blindados salen de los cuarteles, no para
dirigirse a la frontera contra los marroquíes, sino para apuntar
hacia cualquier grupo saharaui que se forme en las calles y parezca
sospechoso a las autoridades. Los nativos y los españoles
necesitarán un salvoconducto para circular después del toque de
queda y no se les dará gasolina salvo para el que quiera irse para
siempre con un papel firmado de que no vuelve y así, unos litros de
combustible para llegar hasta la frontera que mejor les convenga. Se
cortó el teléfono a los nativos y a los españoles simpatizantes475.
Se ordenó al Ejército que hiciera frente a la población sahariana
impidiendo sus protestas contra una futura (y próxima) entrega a
Marruecos.
c. Por
lo que se refiere al tercer factor, el bélico-diplomático, el
momento decisivo que fue la Marcha Verde puso de manifiesto la
fragilidad de nuestra política exterior. Nuestras relaciones
internacionales se basaban en tres pilares: Hispanoamérica,
Occidente (muy en particular los Estados Unidos), y los países
árabes. Salvo el bloque hispanoamericano, los otros dos pilares de
nuestra política exterior cayeron estrepitosamente.
El
"Occidente", espacio claramente sometido a Estados Unidos, dio la
espalda a España en la crisis del Sáhara. Parece que Estados Unidos
prohibió tajantemente a España la utilización de armamento
norteamericano (prácticamente todo el que poseíamos) frente a
Marruecos. Por lo demás, la diplomacia norteamericana consiguió el
total aislamiento internacional de España y la falta absoluta de
apoyos por parte de nuestros presuntos "aliados" sin que nuestros
dirigentes supieran romper ese cerco. No podía esperararse otra cosa
después de la actitud que tomó Franco en la guerra del Yom-Kipur en
1973 negando asistencia a Estados Unidos476.
Además, nuestra diplomacia tampoco consiguió el apoyo de los únicos
países con cierta posibilidad de "soberanía" como Gran Bretaña o
Francia, especialmente esta última. El apoyo de Francia podría
haberse intentado persuadiéndola de lo negativo a largo plazo que
puede ser para sus intereses que exista una potencia autóctona de
tipo medio, como Marruecos, que pueda desasirse de su tutela y aun
neutralizar su influjo en otros países de la zona (Magreb,
Mauritania, Senegal, etc.). En lugar de eso, nos encontramos con que
Giscard (el amigo del antropófago y diamantófilo Bokassa) apoyó
expresamente a Marruecos477.
De otro
lado, nuestra política exterior también se apoyaba en la llamada
"amistad tradicional hispano-árabe", "amistad" que en ninguno de los
momentos decisivos se ha plasmado en hechos concretos. Nuestros
"amigos" árabes (uno de los elementos de la propaganda del régimen
era la "tradicional amistad hispano-árabe"), apoyaron a un país sólo
medio árabe como es Marruecos con precedencia sobre España que,
naturalmente, es europea. En particular, destacaron por su apoyo a
Marruecos los países árabes que contaron con el apoyo de España en
la guerra del Yom-Kipur y los petroleros a los que movilizó
Kissinger, que apostó plenamente por Marruecos478.
Por contra, los países árabes que considerábamos menos "amigos"
(Somalia, Yemen democrático y Argelia) no apoyaron la marcha479.
Junto al cuñado de Hassán, Osman, abrieron la Marcha Verde los
embajadores de algunos de los países árabe con los que mejores
relaciones manteníamos (Jordania, Arabia Saudita, Líbano, Sudán,
...) lo que provocó las protestas del Ministerio español de AA.EE.,
que sin embargo, no dijo nada de las banderas norteamericanas
enarboladas por las avanzadillas de la marcha480.
Los camiones nuevos Volvo o Berliet usados en la marcha fueron
pagados por Arabia Saudí, que también pagó el combustible necesario.
Otros países petroleros árabes también contribuyeron a los gastos.
España difícilmente podría haber intentado el aislamiento de
Marruecos entre los países árabes ya que los Estados del Golfo
mantenían (y mantienen) estrechísimas relaciones con Estados Unidos,
por lo que sería altamente improbable que se separaran de la línea
marcada por el "amo".
El
resultado de esa falta de apoyo se comprobó en los debates habidos
en Naciones Unidas. Durante el transcurso de la marcha, la
diplomacia española solicitó diversas reuniones urgentes del Consejo
de Seguridad que dieron como fruto tres resoluciones del Consejo de
Seguridad. La primera, fue bastante evasiva481,
desestimando el proyecto mucho más firme presentado por Costa Rica482,
en la que pedía al Secretario General de la ONU que entablase
consultas inmediatas con las partes y en la que Francia introdujo
una taimada referencia al art. 33 de la Carta de las Naciones Unidas
que luego serviría de "cobertura" para los Acuerdos de Madrid483.
La segunda, tras una nueva reunión solicitada por España al
comprobar que la Marcha seguía adelante y que la anterior resolución
no consiguió detenerla, fue igualmente evasiva, desestimándose
nuevamente, debido a la oposición de "algunos países occidentales"484,
las sugerencias de Costa Rica que intentó que la resolución
mencionara expresamente qué acciones podían violar la integridad
territorial del Sáhara (esto es, la marcha marroquí)485.
Sólo cuando la Marcha ya logró su objetivo de traspasar la frontera
española, el Consejo dictó una tercera resolución en la que se
"deplora la realización de la marcha" y se "insta a Marruecos a que
retire inmediatamente a todos los participantes en la marcha del
territorio del Sahara Occidental"486.
Como
futurible podría preguntarse si hubiese sido posible haber buscado
una alianza contra natura con la URSS. En un mundo entonces bipolar
el apoyo descarado de una de las dos grandes potencias, Estados
Unidos (a priori "aliado" nuestro), a nuestro enemigo tendría que
haberse contrarrestado con nuestro acercamiento a la otra gran
potencia. A primera vista, la URSS podría haber dado un importante
golpe de mano si en el norte un Portugal revolucionario y una España
nueva aliada, en el este Argelia y en el sur el Sahara Español se
hubieran decantado en su favor. Pero la URSS también tenía intereses
en los fosfatos marroquíes, ya que era importador de los mismos y
había hecho inversiones en ellos que tenía que rentabilizar y
también tenía intereses pesqueros487.
De hecho, la URSS no puso gran empeño en apoyar a Argelia y a los
saharauis en Naciones Unidas.
Nuestros
gobernantes prefirieron seguir unos vagos, abstractos y vaporosos
"intereses occidentales" que en la realidad concreta perjudicaban
nuestros intereses nacionales. La pregunta es inevitable: ¿qué
utilidad concreta tiene para España una alianza con Estados Unidos
si en el momento decisivo nuestro aliado nos abandona? Sería dudoso
si hubiese sido posible haber intentado seguir un abstracto "interés
soviético" (entendido al modo "nasserista") pero que en la realidad
concreta beneficiaba nuestros intereses. En todo caso, es lo claro
que faltó decisión y firmeza. De haber existido éstas, todo el juego
de Francia, EE.UU. y Marruecos hubiese sido inútil.
IV/ EL
ABANDONO ESPAÑOL Y LA GUERRA DEL SAHARA.
1. Los
Acuerdos de Madrid y el reparto del Sahara.
A.a. La
división y la debilidad política de los dirigentes españoles para
hacer frente a la situación generada por la Marcha Verde fue
aprovechada por los marroquíes. Había dos tendencias diferentes en
la política exterior española, por no decir que había dos políticas
exteriores contradictorias. Por un lado, la dirigida por el
Ministerio de Asuntos Exteriores que preconizaba la descolonización
de acuerdo con los compromisos contraídos. Cortina se entrevistó en
Argel con el líder polisario Lulei, el 11 de septiembre de 1974,
prometiéndole defender el derecho a la autodeterminación de los
saharauis488.
En la ONU, en la La Haya, en Argel y en Madrid, las gestiones de los
funcionarios del cuerpo diplomático son llevadas a
cabo con
energía, coherencia y cierta eficacia. Una de las iniciativas
dirigidas a este objetivo a partir de julio de 1975 era conseguir
una conferencia internacional cuatripartita para resolver la
cuestión, pero la oposición de Marruecos, confiada en sus peones en
Madrid, llevaría al traste la misma489.
En este sentido, cabe destacar la clarividente carta que dirigió el
embajador español en la ONU, Jaime de Piniés a Arias que conserva,
hoy, total actualidad490.
Esta
postura estaba también apoyada por el Ministro del Ejército, Coloma
Gallegos y por el Ejército (principalmente el estacionado en el
Sahara)491.
De hecho, el Gobernador General del Sahara llegaría incluso a un
acuerdo con el Polisario a finales de octubre de 1975492,
ignorante de los manejos que el Gobierno de Madrid hacía contra los
saharauis. Asimismo existía un grupo de presión económico
pro-argelino, compuesto por las empresas Hispanoil, Dragados y
Construcciones, Standard Eléctrica, Gas Natural, etc., que postulaba
una solución independentista493.
La
visita del Príncipe de España, D. Juan Carlos a El Aaiún, el 2 de
noviembre pareció inclinar nuestra política hacia la tesis
descolonizadora independentista494.
En aquella ocasión afirmó, entre otras cosas que "España cumplirá
sus compromisos" y que "deseamos proteger también (¿además de qué?)
los legítimos derechos de la población civil saharaui", aunque
también aludía a que "no se debe poner en peligro vida alguna cuando
se ofrecen soluciones justas y desinteresadas y se busca con afán la
cooperación y entendimiento entre los pueblos"495.
Se ha dicho que el viaje, llevado a
cabo sin
conocimiento del Gobierno, sentó muy mal a éste. Sobre las
intenciones del mismo, se ha especulado que correspondía a la
necesidad de aliviar el malestar existente por el presunto abandono
y a la conveniencia de contar con la plena adhesión del Ejército en
lo que se preveía como próxima sucesión496.
Sin embargo, Hassán telefoneó a D. Juan Carlos el día siguiente. Ese
mismo día 3 Osman, cuñado de Hassán, se entrevisa con el Príncipe,
con Arias y con Cortina497.
Tras los acuerdos (entonces) secretos de 14 de noviembre de 1975 se
siguen los extraños viajes. En torno al 6 de noviembre la revista
Blanco y Negro (y el 12 de diciembre el diario oficial marroquí Al
Anbaa) anunció la salida de Marruecos de Don Juan de Borbón quien ya
en enero de 1975 había sido invitado a Rabat y recibido con honores
de Jefe de Estado498.
Allí se entrevistó con Hassán, con presencia del embajador español,
y el rey marroquí le expuso sus "argumentos" a favor de la entrega
del Sahara. Tras la visita redactó un completo informe para su hijo,
Juan Carlos499.
El contenido de tales conversaciones no lo conocemos, pero el hecho
es que el Príncipe cambió su posición (salvo que sus palabras de El
Aaiún no fueran sinceras, lo que no sostenemos) y, o bien tuvo que
desdecirse, o bien avaló el entreguismo.
En todo
caso, Hassán ha hecho afirmaciones muy graves al respecto. Si bien
dice que Don Juan Carlos no estuvo implicado en las negociaciones
para la entrega del Sahara500,
ha afirmado que Don Juan Carlos "no tenía el poder de dar un giro a
la política de su Gobierno, pero siempre ha considerado que el
Sahara era marroquí y que si existía un país al que debía ser
entregado era Marruecos y ningún otro"501.
Estas afirmaciones tan graves, no nos consta que hayan sido
desmentidas por La Zarzuela, lo que sería muy conveniente.
A.b.
Frente a la postura proindependentista, se opuso la linea
promarroquí502,
sostenida por José Solís Ruiz (la "sonrisa" -horizontal- del
sindicato -vertical- "del régimen"), ministro secretario general del
Movimiento Nacional que, "casualmente" era el administrador de los
bienes de la casa real marroquí en España503
y que parece que ya en 1966 había mantenido contactos secretos con
Hassán504,
por el ministro Carro505,
por el Presidente del Gobierno Arias Navarro y, sobre todo, por
Estados Unidos506.
También apoyaban esta entrega el Alto Estado Mayor del Ejército, el
grupo INI, ciertos grupos económicos privados como Fierro (que
manejaba la empresa Fertilizantes Españoles S.A.), Urquijo y Rumasa507,
y algunos medios de comunicación (Abc y Blanco y Negro
508).
Esta segunda postura era la defensora del acuerdo con Marruecos, en
definitiva, del entreguismo. Parece, según los testimonios, que la
presión militar del Alto Estado Mayor fue decisiva en la entrega a
Marruecos509.
La
entrega parece que se decidió definitivamente en el Consejo de
Ministros del 20 de octubre de 1975 con la única oposición del
Ministro de Exteriores, Cortina. El 24 de octubre el diario saharaui
La realidad (proindependentista) tituló a primera página que parecía
próximo un acuerdo hispano-marroquí, a costa de los saharauis. El
diario fue cerrado por el gobernador Gómez de Salazar510.
A partir de ese momento el Gobierno español iba a hacer un doble
juego en Madrid y en Nueva York en la ONU. Ese doble juego se
explica según Villar, de un lado, porque se quiere utilizar a la ONU
como pantalla de unas negociaciones cuyo verdadero objetivo se
camufla hasta el final; de otro, porque Cortina, después de haber
cosechado importantes éxitos diplomáticos (misión de visita de la
ONU, dictamen del TIJ) no se resigna a aceptar su derrota en Madrid511.
El
abandono y la entrega a Marruecos, sin embargo, parecían decididos
bastante antes. Un primer aviso de que esta postura podría
producirse se dio con la declaración de 23 de mayo de 1975, leída
por el Ministro de Información, León Herrera, pero redactada por el
siniestro Carro512.
El argumento utilizado por Solís, de claro tufillo hassaniano, era
que un Sahara independiente y dominado por el Polisario y apoyado
por Argelia serviría al MPAIAC para acentuar su influencia en las
Canarias513.
La postura abandonista se impuso. En honor a la verdad, sólo tres
días antes se produjo la manifestación antiespañola del 20 de mayo
organizada por el Polisario que sirvió para alimentar la postura
pro-marroquí, si bien hubo quien sostuvo que los gritos
antiespañoles fueron promovidos por infiltrados marroquíes514.
Es altamente significativo que el 21 de octubre visitara a Hassán en
Mequinez el ministro Solís (del Movimiento Nacional) en lugar de
Cortina (de AA.EE.) y además contra la voluntad de éste, que
lógicamente fue humillado515.
No sólo eso, sino que la misión de España en Naciones Unidas, en
momentos tan trascendentales, no fue informada, teniéndose que
enterar de lo ocurrido por la prensa ¡o por el embajador marroquí!516
Pero
además, son extraordinariamente reveladores algunos hechos
protagonizados por el Alto Estado Mayor. El primero es la
declaración del coronel Rodríguez de Viguri, ex-secretario general
del Sahara de que ya en abril de 1975, en el Alto Estado Mayor eran
partidarios de la entrega a Marruecos517.
El segundo, es que ya antes de la declaración gubernamental de 23 de
mayo de 1975, había encargado al Mando Unificado de Canarias el
estudio de la total evacuación del territorio. El tercero es que el
15 de octubre de 1975, un día antes de que se publique el dictamen
del TIJ y de que Hassán anuncie la Marcha Verde, el Mando Unificado
de Canarias dicta la llamada "Operación Golondrina", esto es, el
abandono. Un documento del Jefe del Alto Estado Mayor de 18 de
octubre (3 días antes de que se inicie la marcha) fijará como fecha
para el inicio de la evacuación el 10 de noviembre518.
Es muy interesante la afirmación de Hassán de que muchos militares
españoles "jóvenes e ilustrados" (¿del Alto Estado Mayor por
contraposición a los no-ilustrados dedicados a tareas de combate?)
sean de la opinión (de la que también hace partícipe a D. Juan
Carlos) de que el Sahara es marroquí y si había un país al que había
que entregarlo ése era Marruecos519.
El 21
de octubre Arias envió a Solís, ministro-secretario general del
partido único (¡no al ministro de Exteriores!) a hablar con Hassán.
para pedirle el aplazamiento, no la suspensión, de la marcha. El 24
de octubre el marroquí Laraki se desplaza a Madrid donde trata con
Arias y Cortina. El 29 de octubre, según Villar, ya comienzan las
negociaciones tripartitas. El 30 de octubre Presidencia del Gobierno
sugiere al presidente de la Yemáa, Jatri, ¡que se pase a Marruecos!
cosa que hace el mismo 2 de noviembre (contrarrestando así el efecto
proindependentista de la visita sorpresa del Príncipe D. Juan
Carlos) partiendo del aeropuerto de Las Palmas en un avión militar
marroquí520.
El 3 de noviembre el marroquí Osmán viaja a Madrid. El 6 de
noviembre el ministro marroquí Benhima convoca al embajador en
Rabat, Martín-Gamero, para darle un ultimátum: o negociaciones
biltaterales para transferir la soberanía del Sahara o prosecución
de la marcha. En la tarde del 7 de noviembre el embajador marroquí
Filali (más tarde Ministro de Asuntos Exteriores y en 1994 Primer
Ministro) se reúne con el Presidente del Gobierno, Arias Navarro, y
con los Ministros de Exteriores y de Presidencia, Cortina Mauri y
Carro Martínez, en el curso de la cual les entregó un mensaje de
Hassán, presumiblemente con las condiciones que Hassán propuso para
la entrega. El Consejo de Ministros de ese mismo día claudica,
decide negociar la entrega de la "administración" (única concesión a
Cortina) y envía esa noche a Carro al cuartel general marroquí con
esa propuesta. La ofensiva anexionista marroquí fracasó en todas
partes menos en Madrid. El día 8 Carro se entrevista con Hassán.
Parece que ese día también llegó a Madrid el príncipe Muley
Abdellah, hermano de Hassán, acompañado de dos altas personalidades
marroquíes521.
Esa día 9, Hassán, como estableció con Carro el día anterior, ordenó
la suspensión de la Marcha Verde que ya había entrado unos
kilómetros en el territorio español. Los días 12 y 13 se celebran
las reuniones tripartitas definitivas522.
En
honor a la verdad, debe reconocerse que la postura entreguista no
sólo se vio alimentada por el grupo de presión económico-político
promarroquí, sino también por una fortísima presión internacional.
En efecto, jugaban los siguientes elementos: en primer lugar, el
asunto de la renovación de los acuerdos con los Estados Unidos; en
segundo lugar, el apoyo para entrar en las Comunidades Europeas; en
tercer lugar, los suministros de petróleo por las países árabes del
Golfo; en cuarto lugar, las amenazas a Ceuta, Melilla y Canarias; y
en quinto lugar, las exageradas condiciones puestas por el Polisario
y por Argelia para colaborar con España. Ahora bien,todo esto no es
una eximente absoluta de la conducta española523.
A.c. Se
ha sugerido que la tesis abandonista de Solís y cía. contó no sólo
con la autorización del presidente Arias sino también del mismo
Franco524.
A primera vista la afirmación de que Franco apoyó la entrega del
Sahara a Marruecos parece disparatada. Pero la cuestión es
importante y merece considerar diversos datos que no deben ser
desdeñados.
A favor
de la tesis de que Franco apoyó activamente la entrega del Sáhara a
Marruecos se alegan diversas cosas. En primer lugar, en 1963 se
produce la entrevista de Barajas entre Hassán y Franco, en la que
hay un amplio entendimiento. Franco cree haber ganado a Hassán para
la causa anticomunista. España apoya discreta pero eficazmente a
Marruecos frente a Argelia en su guerra de 1963. En segundo lugar,
Criado afirma que en 1965, 1969 y 1972 Hassán asiste a diversas
cacerías con Franco, prometiendo éste a Hassán que el Sahara será
suyo525.
En tercer lugar, el prometido referéndum hubiera podido celebrarse a
principios de 1973 sin que Marruecos tuviera medios para oponerse a
él. En lugar de ello, Franco hace saber a Hassán, a través del
embajador Martín Gamero, entre otros, que el futuro del Sahara se
decidirá de acuerdo con Marruecos y que España no hará ningún acto
irreversible526.
En cuarto lugar, se dice que Franco autorizó el viaje de Solís el 21
de octubre a Marruecos527.
Se ha dicho que es poco probable que el Gobierno osara tomar tal
medida por sí solo, cuando podía caber la posibilidad de que el Jefe
del Estado superara la crisis528.
En quinto lugar, los argumentos expuestos por Solís y por Don Juan
de Borbón (repitiendo los que les dijo Hassán) en favor de la
entrega del Sahara a Marruecos centrados en el peligro de la amenaza
comunista bien pudieran haber hecho mella en el ánimo de Franco para
quien, como es sabido, el combate contra el comunismo era una de sus
razones de vivir. Solís sostuvo que un Sahara independiente
provocaría un reforzamiento del MPAIAC y de la Argelia prosoviética529.
Don Juan afirmó que "ante todo, hay que garantizar que el Sahara no
se convierta en una pieza de la influencia soviética en esta
estratégica zona geográfica"530.
Ahora
bien, si lo anterior puede apoyar la hipótesis de que Franco quiso
entregar el Sahara a Marruecos, no es menos cierto que hay hechos
que sustentan la opinión contraria, esto es, que Franco no avaló la
entrega del Sahara y que, en consecuencia, sus colaboradores
actuaron contradiciendo sus instrucciones. En primer lugar, el
propio Hassán dice que el "espíritu de Barajas", en el plano de la
descolonización "no aportó nada nuevo o decisivo"531.
En segundo lugar, Hassán revela que mantuvo una entrevista con
Franco en Madrid en 1971, en la que le expuso sus "argumentos"
acerca de la conveniencia de entregar el Sahara a Marruecos para
"tranquilizar sobre la posición estratégica de Canarias", obteniendo
la negativa de Franco a la entrega532.
En tercer lugar, el 27 de septiembre de 1973, Franco envía a la
Yemáa (y también a la ONU) una carta exponiendo las bases de un
futuro Estatuto de autonomía del Sahara533.
En ella se contenían afirmaciones inequívocas a favor de la
autodeterminación sahariana534.
No parece que quien pretende la entrega del Sahara pueda realizar
tales afirmaciones. En cuarto lugar, en la entrevista que sostiene
Piniés con Franco a primeros de marzo de 1975, éste le dijo que
Marruecos era nuestro enemigo tradicional y que lo seguiría siendo,
mostrándose reacio a llegar a un acuerdo con Marruecos y mucho menos
a costa del futuro del Sáhara535.
En quinto lugar, "el anuncio de la <Marcha Verde> por Hassán II, el
mismo día de la publicación del dictamen de la Corte Internacional
de Justicia, tuvo un efecto desastrososo sobre la salud de Franco,
afectado ya por una crisis gripal... El viernes 17 se reunió con su
Consejo de Ministros en El Pardo ... para escuchar la exposición del
Ministro de Asuntos exteriores de la situación respecto al Sahara.
Diez minutos después de empezar ésta, el <generalísimo> interrumpía
bruscamente la intervención y abandonaba la sala, un tanto inclinado
hacia la izquierda, víctima de un violento dolor. Al parecer se
había manifestado una angina de pecho"536.
Si Franco pretendiera la entrega del Sahara a Marruecos sería
difícil explicar el disgusto causado por la Marcha Verde de Hassán
dirigida precisamente a apropiarse de Marruecos. En quinto lugar,
pudiera ser posible que la decisión de enviar a Solís a negociar con
Hassán hubiese sido tomada al margen de Franco, pues el Gobierno
tendría una casi total seguridad de que la última crisis de salud de
Franco no tendría cura y le llevaría a la tumba.
En todo
caso, el Caudillo, que gustaba de decir que sólo era responsable
"ante Dios y ante la historia", puede ya ser juzgado a la luz de
esta última y no precisamente para ser absuelto. Si bien no hay
elementos suficientes para sostener que Franco apoyó activa y
expresamente la entrega del Sahara a Marruecos, sí los hay para
afirmar que la entrega fue posible por su aceptación tácita o por su
negligencia. En primer lugar, Franco no dio ni un solo paso para
proceder a la autodeterminación e independencia del Sahara desde
1961, fecha en que España asumió implícitamente en la ONU ese
compromiso, y ello a pesar de que el supuestamente "filocomunista"
Frente Polisario no se crea hasta siete años después, en 1973. En
segundo lugar, Franco renunció de forma concluyente, tras las
amenazas de Hassán, a conceder el Estatuto de Autonomía al Sahara, a
pesar de que tales amenazas eran un motivo adicional (además de su
palabra solemnemente empeñada en la Yemáa) para sancionar dicho
Estatuto. En tercer lugar, Franco nunca desautorizó la declaración
pública del Gobierno de 23 de mayo en la que cualquiera podía
entender que se dejaba paso "franco" a la posibilidad de la entrega
a Marruecos. En cuarto lugar, Franco tampoco desautorizó los planes
del Estado Mayor en idéntico sentido. Podría decirse que no los
conocía, pero es que en ese caso al "Generalísimo" se le había ido
de las manos el propio Estado Mayor, lo que le inhabilitaba para
continuar en el poder. El poder implica unas responsabilidades, y si
Franco no era capaz de asumirlas debía renunciar al mismo. No lo
hizo y, precisamente por apegarse a su puesto, contrajo gravísimas
responsabilidades ante la historia: el Sahara no fue independiente
porque él no quiso, y se entregó a Marruecos porque él no lo evitó.
A.d. El
abandonismo se consuma en el Sahara y afecta tanto a los españoles
como a los saharianos. Frente a la resistencia de algunos españoles
(la mayoría canarios) a abandonar el territorio (y todo lo que
tenían, casa, trabajo, negocio, etc.) la administración española fue
despiadada, distribuyendo intimidaciones y multas a los más
recalcitrantes537.
Para hacer frente a la de los segundos, y por segunda vez en pocos
días, el 24 de noviembre, El Aaiún se convierte en una ciudad
sitiada desde dentro repitiéndose la llamada "operación Lazo"
cercando de nuevo los barrios nativos, de los que habían huido la
gran mayoría de los jóvenes538.
Hay que decir, sin embargo, que a pesar de las órdenes de Gómez de
Salazar, los soldados españoles (que estaban contra la entrega a
Marruecos) disimularon y permitieron a la población escapar por la
única salida al cerco, el camino a la playa de El Aaiún, vigilado
por el Ejército.
B.
Ignorante de los oscuros manejos que se producían en el seno del
poder del régimen franquista, el Secretario General de la ONU, Kurt
Waldheim, realizó diversos contactos con las partes implicadas para
diseñar un plan de paz. El 28 de octubre Waldheim esboza su plan de
paz e insiste repetidamente, con enorme lucidez, en que no lo
aceptará Hassán si sigue convencido de que el Gobierno español le va
a entregar el Sahara, por lo que habría que quitarle esa esperanza
de la cabeza (como sabemos, el Gobierno español hizo todo lo
contrario a lo preconizado por Waldheim). El 30 de octubre, el
representante personal de Waldheim se entrevista con Cortina quien
le manifiesta su apoyo a la iniciativa del S.G539.
Sin embargo, el 6 de noviembre, el ministro marroquí Benhima hace
llegar al embajador español en Rabat que "Marruecos descartaba la
intervención de las N.U. así como todos los posibles planes y
propuestas que se habían venido tratando hasta ahora con motivo de
las visitas del S.G. de las N.U.". Esta información se transmite por
España al Consejo de Seguridad540.
El 11
de noviembre, cuando en Madrid ya está decidida la entrega, Piniés,
desconocedor de la traición, transmite al Gobierno el proyecto
definitivo del "Plan Waldheim", que puede sintetizarse en los
siguientes puntos: 1º. Retirada española, dejando ciertas fuerzas
provisionalmente que quedarían bajo el estatuto de las N.U.; 2º.
Asunción por la ONU de la administración temporal del territorio;
3º. Creación de un grupo consultivo, con participación de
representantes permanentes de los países afectados e interesados
(España, Marruecos, Mauritania, Argelia) para asesorar al S.G. de la
ONU, que elaboraría una fórmula que permitiera a la población del
territorio expresar su voluntad541.
El plan se vino totalmente abajo con los Acuerdos de Madrid.
Waldheim, que al formular su plan se mostraba sumamente preocupado y
receloso de que el Gobierno español le sorprendiera con un acuerdo
bilateral con Marruecos que le dejara en ridículo542,
se irritó sobremanera al comprobar que sus sospechas tomaron cuerpo
definitivamente considerándose burlado por el Gobierno español543.
Si España hubiese aceptado sinceramente este plan y hubiese actuado
en consecuencia, su salida del Sahara hubiese sido honorable544
y ahora, muy probablemente, habría un Sahara independiente y amigo
de España. Nuevamente se pone de manifiesto la torpeza criminal de
los dirigentes del franquismo moribundo.
C.a.
Las negociaciones no fueron muy difíciles para Marruecos. Las
conversaciones comienzan en Madrid el 12 de noviembre545.
La participación mauritana se reduce al reconocimiento del acuerdo,
pues su delegación no tuvo acceso a algunas de las sesiones546.
Sólo dos días más tarde, el 14 de noviembre de 1975 se firmaban los
acuerdos de Madrid entre España, Marruecos y Mauritania. Parece que
el redactor del acuerdo principal es Cortina ya rendido a la tesis
abandonista, si bien el punto 3º por él propuesto indicando que la
voluntad del pueblo saharauis sería respetada mediante su
manifestación a través de un referéndum, fue rechazado por Marruecos547.
El texto oficial de dichos acuerdos fue difundido en una rueda de
prensa en diciembre de 1975, pero nunca fue llevado a las Cortes ni
publicada en el BOE por la oposición expresa del Presidente Arias548.
Junto
al documento oficial se firmaron diversos anexos referentes a
cuestiones económicas (pesca, fosfatos, ...) que no salieron a la
luz pública tampoco en noviembre de 1975549.
Las actas anejas son tres. La primera contiene el acta de las
conversaciones de España con Marruecos y Mauritania a propósito de
diversos temas económicos, como la pesca con condiciones muy
favorables y los bienes públicos españoles en el territorio. La
segunda contenía el acta de las conversaciones entre España y
Marruecos sobre diversos temas económicos: pesca, indemnizaciones a
los españoles por la brutal ley de marroquinización de bienes de
1973 que arruinó a muchos compatriotas, prospecciones mineras,
proyectos siderúrgicos, transporte marítimo, ácido fosfórico y
abonos. La tercera contenía el acta de las conversaciones entre
España y Mauritania sobre diversos aspectos económicos. Todas estas
promesas y proyectos económicos quedaron en nada. Por decirlo con
palabras de Diego Aguirre, "puede asegurarse que la entrega del
Sahara fue realizada sin contrapartida alguna, por lo menos a nivel
de interés nacional; ningún beneficio económico ni cooperación
económica alguna surgieron de las actas". Sólo tuvo una realización
parcial el acuerdo sobre Fosbucraa, que fue otro desastre económico550.
Quedaban
excluidos de los acuerdos los saharauis y los argelinos. La
inclusión de Mauritania quizá pueda entenderse como una condición
establecida por el Gobierno español, apoyado en el recientísimo
dictamen del TIJ de 16 de octubre de 1975 (apenas un mes antes), con
el objetivo de impedir un control total por Marruecos del
territorio. En ellos se transfería a Marruecos y Mauritania la
administración, no la soberanía del territorio.
Tras
los acuerdos, el 18 de noviembre, se reúne la IV Comisión de la
Asamblea General de la ONU. En la misma Piniés, obligado a defender
la política del Gobierno, sin embargo, intenta a toda costa que la
ONU modifique el Acuerdo de Madrid, pero no tendrá éxito551.
La ONU dictó dos resoluciones contradictorias. En una primera
resolución se pedía a España, como potencia administradora que
adoptara "inmediatamente" las medidas necesarias para que los
saharianos ejercieran su derecho inalienable a la autodeterminación,
siguiendo las conclusiones del informe de la visión visitadora y del
dictamen del TIJ552.
Sin embargo, en una segunda resolución, aunque se reafirmaba el
derecho de los saharauis a la autodeterminación se "tomaba nota" del
Acuerdo tripartito de Madrid, lo que equivalía a su no condena553.
C.b.
Desde el punto de vista del Derecho Internacional se ha sostenido de
forma sumamente fundada la nulidad jurídico-internacional de los
acuerdos, por diversos motivos. En primer lugar, se ha aducido que
el Acuerdo tripartito es nulo porque en su redacción existe una
evidente mala fe, violándose así el principio de buena fe que rige
las relaciones jurídico-internacionales. Así se constata en diversos
puntos del acuerdo, como el nº 1 donde se hace creer que el "poner
término a las responsabilidades del Estado español" equivale a
"descolonización"; o en el punto nº 3 donde se hace creer que la
voluntad de la Yemaa se equipara a la del pueblo saharaui; o en el
nº 4 donde se hace creer que es un arreglo pacífico de una
diferencia internacional lo que en realidad es una negociación sobre
los recursos naturales de ese pueblo554.
En
segundo lugar, se ha considerado que violan el art. 73 de la Carta
de las Naciones Unidas que no permite a la potencia administradora
desprenderse unilateralmene del territorio ni transferir su
administración a otros Estados555.
Este artículo, podía además ponerse en relación con el 103 de la
Carta556.
Como afirma González Campos, la retirada española del Sáhara hubiera
requerido el establecimiento de una administración del territorio a
cargo de Naciones Unidas557.
La
práctica de Naciones Unidas es un tanto contradictoria respecto a
esta cuestión. A favor de su validez hay dos hechos: la Asamblea
General de Naciones Unidas "tomó nota" de estos acuerdos, si bien
introdujo afirmaciones que no están en los mismos, lo que quiere
decir que los aprobó con reservas o que no los aprobó tal cual558;
y además, los Acuerdos de Madrid fueron inscritos en el Registro de
tratados de Naciones Unidas, para cumplir con lo previsto en el art.
102 de la Carta559.
En contra de su validez, se pueden aducir tres hechos. En primer
lugar, la Asamblea General aprobó una resolución que, ignorando el
acuerdo tripartito, alude a España como potencia administradora
única560.
En segundo lugar, y en conexión con lo anterior, en virtud del art.
73 e) de la Carta de Naciones Unidas, la potencia administradora de
un territorio colonial debe transmitir información a Naciones Unidas
acerca de los territorios de ese carácter561:
pues bien, a pesar de que en los acuerdos de Madrid se transmite la
administración del territorio a Marruecos y Mauritania, los informes
del Secretario General de Naciones Unidas (al menos entre 1976 y
1988) aluden a la actitud española de abandonar la administración
pero nunca se refieren a Marruecos y Maritania (ésta sólo hasta
1979) como administradoras del Sáhara Occidental, sin que ello
signifique en ningún caso reconocimiento de soberanía sobre tal
territorio, pues el mismo se considera como descolonizable562.
Por último, diversas resoluciones de Naciones Unidas hablan de
"persistente ocupación" del Sáhara Occidental por Marruecos, lo que
equivale a reconocer que esa presencia no tiene títulos jurídicos,
sino que sólo se apoya en los hechos consumados563.
En
tercer lugar, también se ha afirmado que los Acuerdos de Madrid
vulneran el art. 53 del Convenio de Viena sobre el derecho de los
tratados, pues contradicen el derecho a la autodeterminiación que es
una norma imperativa (ius cogens) del Derecho Internacional564.
La afirmación del derecho de los pueblos a la libre determinación ha
sido hecha de forma tan rotunda en las resoluciones de Naciones
Unidas y en el dictamen del TIJ sobre el asunto del Sáhara
Occidental que difícilmente podrá negarse que dicho derecho forma
parte del Derecho internacional positivo contemporáneo565.
En
cuarto lugar, se dice que los firmantes del Acuerdo tripartito
carecían de legitimación para adoptar tal acuerdo. España, porque no
tenía soberanía, sino que era potencia administradora del
territorio, y porque además, estaba vinculada por sus propios actos,
a saber, los reiterados compromisos de proceder a la
autodeterminación del pueblo saharaui mediante el correspondiente
referéndum. Marruecos y Mauritania, porque la única legitimación que
podían tener era para propiciar que sobre ese territorio se
cumpliera el principio de autodeterminación de los pueblos sometidos
a dominación colonial, ya que en virtud de las resoluciones de las
Naciones Unidas todos los Estados se obligan a no impedir esta
autodeterminación566.
En
quinto lugar, se ha argumentado que la violación grave de una
obligación internacional de importancia esencial para la salvaguarda
del derecho a la libre determinación de los pueblos como la que
prohibe el establecimiento o mantenimiento por la fuerza de una
dominación colonial constituye un hecho internacionalmente ilícito,
que da lugar a responsabilidad internacional del Estado ante la
comunidad internacional y que, a juicio de la Comisión de Derecho
Internacional de Naciones Unidas, debe ser calificado como un
"crimen internacional". Los actos de Marruecos y Mauritania
posteriores al 14 de noviembre de 1975, de ocupación militar del
territorio y su posterior reparto, constituyen un ejemplo de la
acción ilíticita antes descrita567.
C.c.
Los acuerdos alcanzan naturaleza jurídica en el ordenamiento
nacional español con la vergonzosa ley de 19 de noviembre568.
Dicha ley se aprueba con la ausencia de los procuradores canarios y
saharauis569.
Debe resaltarse que con anterioridad a la firma de los acuerdos de
Madrid, el Consejo de Ministros del 20 de octubre envió a las Cortes
el proyecto de ley de descolonización. Este hecho parece confirmar
que el Gobierno español ya había decidido definitivamente entonces
la entrega del territorio al Gobierno marroquí570.
Por lo demás, se ha puesto de manifiesto que la discusión de la Ley
en las Cortes constituye uno de los pasajes más escandalosos de la
historia parlamentaria española. La ponencia571
decide entregar un cheque en blanco al Gobierno con leves retoques
al proyecto gubernamental. Esta tesis de dar carta blanca al
Gobierno va a encontrar detractores (Marqués de Valdeiglesias,
Pedrosa Latas, Cercos), algunos reticentes (Meliá) y numerosos
defensores (Meilán Gil, López Bravo, Pío Cabanillas). En la misma se
virtieron por Carro afirmaciones absolutamente falsas para engañar a
los procuradores (como que el Gobierno no había firmado ningún
compromiso con Marruecos). Además, como observar Remiro, los
ponentes defendieron tesis completamente contrarias a las que antes
se defendieron en relación con la descolonización de Guinea (siempre
a favor del Gobierno, claro)572.
La ley se dictó para convalidar unos acuerdos que en ningún momento
fueron conocidos por los procuradores573.
Esta ley fue objeto de un recurso de contrafuero (especie de recurso
de inconstitucionalidad existente en el régimen de Franco), pero el
mismo no llegó siquiera a ser admitido574.
El
objetivo de la ley es "promulgar la norma adecuada para llevar a
buen fin" la descolonización. Así pues, "próximo a culminar el
proceso de descolonización" del Sahara del que se dice que "nunca ha
formado parte del territorio nacional", la ley en su artículo único
dispone que "se autoriza al Gobierno para que realice los actos y
adopte las medidas que sean precisas para llevar a
cabo la
descolonización del territorio no autónomo del Sahara,
salvaguardando los intereses españoles". Además, se previene que "el
Gobierno dará cuenta razonada de todo ello a las Cortes". Pocos
podrán negar que ni la descolonización se llevó a "buen fin", ni el
proceso estaba "próximo a culminar", ni el Gobierno realizó los
actos precisos "para llevar a
cabo a la
descolonización", ni salvaguardó "los intereses españoles", ni se
dio "cuenta razonada de todo ello a las Cortes". Todavía hoy están
pendientes muchas y graves responsabilidades políticas. El
procurador en Cortes por Ceuta D. Serafín Becerra Lago dirigió un
ruego al gobierno, en septiembre de 1976, en relación con la
presunta existencia de sobornos para la cesión del Sahara a
Marruecos, apoyándose en un rumor según el cual el gobierno marroquí
amenaza con publicar la lista de sobornos y sobornados por él si el
gobierno español cambia de actitud respecto al Sahara. Dicha
pregunta no fue tramitada, utilizando una argucia procesal575.
C.d. En
los acuerdos de Madrid se estableció que España abandonaría el
Sahara antes del 28 de febrero de 1976. Tras el anuncio del abandono
español, se dictó por el Gobernador General del Sahara la ordenanza
de 24 de noviembre de 1975 que reguló el régimen transitorio de
administración del territorio576.
Con arreglo a la misma se dispuso que la administración sería
ejercida hasta el definitivo abandono español por el Gobierno
General del Sahara con la colaboración de un representante del Reino
de Marruecos y otro de la República Islámica de Mauritania, ambos
con la consideración de Gobernadores adjuntos. Igualmente se dispuso
que tales representantes serían presentados a la Asamblea General
(Yemáa) como organismo supremo representante del pueblo saharaui. En
este período de administración tripartita se planteó por el Gobierno
del Sahara un plan para que persistiese la presencia española hasta
la consulta al pueblo saharaui, pero el Gobierno la rechazó577.
Los
testimonios de quienes asistieron a la ocupación del Sahara español
por el Ejército marroquí son estremecedores. Ya en esta fase,
Marruecos se entrega a una brutal represión sobre los saharauis. Se
ha denunciado incluso que España, negándoles el derecho de asilo,
obligó a los saharauis residentes en España a dirigirse a El Aaiún,
donde eran detenidos al bajar del avión, y que había entregado a los
marroquíes las fichas y los expedientes personales de todos los
saharauis578.
Por lo demás, no faltan los incidentes provocados por los
marroquíes, llegando incluso a prohibir a los españoles el acceso a
sus viviendas. Además, con la ocupación marroquí hubo una invasión
de gentes de los bajos fondos de Marruecos con lo que se incrementó
de forma espectacular el número de robos579.
C.e.
Durante el mes de enero de 1976, el representante español en la ONU,
Piniés, en previsión de los posibles manejos marroquíes, va a
insistir repetidas veces a Waldheim para que decida enviar un
representante personal suyo al Sahara para que luego le informe
sobre la situación en el territorio y "sobre las posibilidades y
eventual momento para efectuar la consulta a la población".
Convencido Waldheim de que no se le prepara una encerrona para
avalar un simulacro de consulta al servicio de los intereses
marroquíes, designó al embajador sueco en la ONU, Olof Rydbeck,
diplomático competente e íntegro. En febrero Rydbeck realiza su
visita al Sahara. Iba acompañado, entre otras personas, del
británico Minchin, que ya fuera secretario de la misión de visita de
la ONU en 1975, y que, por tanto, tiene elementos de juicio para
comparar la situación del país antes y después.
El
informe que elabora Rydbeck es muy negativo. Tan es así que Waldheim
decide no publicarlo, según sus palabras, "para no echar más leña al
fuego". En todo caso, conocedor de la verdadera situación gracias al
informe Rydbeck, Waldheim rechaza enviar un representante de las
N.U. a la reunión fantasma de la Yemáa de 26 de febrero de 1976, con
la consecuencia de que ésta ya no puede hacerse pasar por la
consulta a la población prevista en la resolución 3458 B (XXX) de la
A.G. De esta forma, marroquíes y mauritanos verán frustrados sus
intentos de obtener una sanción internacional a su anexión del
territorio580.
D. Tras
la muerte de Franco el Gobierno presentó su dimisión al Rey D. Juan
Carlos I. El primer Gobierno de la Monarquía también va a estar
presidido por Arias. Aunque un destacado responsable de la entrega
del Sahara a Marruecos va a perder su cartera (Carro), no es menos
cierto que Solís va a seguir siendo ministro (ahora de Trabajo) y
que también se va a "recompensar" a uno de los más conspicuos
responsables de la claudicación ante Marruecos: el embajador en
Marruecos Martín Gamero que será nombrado Ministro de Información y
Turismo. Ahora bien, en el nuevo equipo de Gobierno van a entrar dos
personas que van a mantener una actitud crítica respecto a la pasada
actuación en el Sahara: el nuevo ministro de AA.EE., Areilza, y el
nuevo Subsecretario del Ministerio, Oreja. La postura del primero no
plantea dudas si tenemos en cuenta que fue coautor con Castiella del
libro Reivindicaciones de España. La del segundo tampoco si se
advierte que es diplomático de carrera y que el Ministerio de AA.EE.
representó una línea bastante coherente en su defensa de la
independencia del Sahara.
Estas
características del Gobierno, la continuidad y la renovación, van a
permitir explicar su postura ante la cuestión saharaui y los
Acuerdos de Madrid. Las posibilidades, según Villar, eran diversas.
En primer lugar, lo más correcto jurídicamente y, a la larga creemos
que más útil políticamente, hubiese sido impugnar mediante la
oportuna declaración la validez del Acuerdo de Madrid por su
carácter nulo y, en consecuencia, haber exigido la retirada de las
fuerzas de ocupación y reasumido las responsabilidades de potencia
administradora hasta que el pueblo saharaui hubiese ejercido su
derecho a la autodeterminación. Ahora bien, esta decisión hubiese
supuesto una total desautorización del anterior Gobierno, y ello
difícilmente podría ocurrir cuando el Presidente del anterior
Gobierno y el del nuevo eran la misma persona, aparte de que un
destacado ministro del anterior Gobierno repetía en el nuevo.
En
segundo lugar, cabía la posibilidad de que, sin impugnar la validez
del acuerdo de Madrid y manteniendo lo que, al menos en la letra,
parecía su parte central, esto es, la administración tripartita, el
Gobierno podría haber suspendido su decisión de retirarse de esta
última antes del 28 de febrero mientras no se celebrase "una
consulta organizada con el concurso de un representante de las N.U.
designado por el S.G." (resolución 3458 B de la A.G. aceptada por
los tres firmantes del Acuerdo). Ahora bien, esta postura también
suponía desautorizar, aunque en menor medida, el lamentable acuerdo
de Madrid.
La
tercera posibilidad era la de seguir la estela mauritano-marroquí
prestándose a aceptar la reunión de la Yemáa fantasma de 26 de
febrero y aceptando después la anexión. Ahora bien, esa posibilidad
fue descartada por Areilza y Oreja a la vista de diversos hechos: la
durísima resistencia armada saharaui, la decidida oposición argelina
y la autodisolución de la Yemáa.
La
cuarta posibilidad que finalmente se adoptó fue la intermedia: se
aceptaba plenamente el acuerdo de Madrid, incluida la retirada
española de la administración tripartita en la fecha prevista, pero
a la vez se declaraba que sólo se había transferido la
administración y no la soberanía y que la descolonización sólo
culminaría cuando la opinión del pueblo saharaui se hubiera
expresado válidamente. Sin embargo, Villar enjuicia muy críticamente
esta posibilidad: lo que políticamente es explicable en el contexto
del inicio de la transición postfranquista es jurídicamente
insostenible. Si el proceso de descolonización no había concluido,
España no podía considerarse desligada de la administración del
territorio pues la responsabilidad primordial de la potencia
administradora es hacer posible el ejercicio del derecho de
autodeterminación. Todo ello se acentúa especialmente si se tiene en
cuenta que España nunca ha discutido la tesis de que una potencia
descolonizadora nunca puede poner término a sus responsabilidades de
forma unilateral. La fragilidad jurídica se demuestra por el hecho,
advertido por Villar, de que las N.U. en la relación anual de las
informaciones recibidas sobre los distintos TNA señalan
indefectiblemente a España como potencia administradora (al menos de
iure, ya que no de facto)581.
E.
Parece que ya existía un acuerdo entre Marruecos y Mauritania para
repartirse el Sahara, atribuyendo al primero la Saguía el Hamra,
pero explotando en común los fosfatos, firmado durante la visita a
Fez de Uld Dadá el 9 de diciembre de 1974582.
Aunque se ha dicho que el 31 de diciembre de 1975, mes y medio
después de firmarse los acuerdos tripartitos de Madrid, los Jefes de
Estado de Marruecos y de Mauritania (Hassán y Uld Dadá,
respectivamente) acordaron en Rabat un reparto del territorio583,
parece que la división definitiva se pactó entre los ministros de
Exteriores marroquí y mauritano el 14 de abril de 1976584.
En tal fecha se firmaron dos tratados en Rabat: uno sobre la
frontera del Sáhara y otro sobre cooperación económica. En virtud
del primero se dispuso que "la frontera estatal (subrayado mío)
entre la República Islámica de Mauritania y el Reino de Marruecos
estará definida por la línea recta que une el punto de intersección
del paralelo 24 de latitud norte y el meridiano 13 de longitud
oeste, siendo la intersección de esta línea recta con la frontera
actual de la República Islámica de Mauritania el límite sudoriental
de la frontera del Reino de Marruecos. A partir de este último
punto, la frontera sigue la actual frontera de la República Islámica
de Mauritania hacia el norte...". En consecuencia, al norte de la
línea quedaban las minas de fosfatos (para Marruecos) y al sur,
Villa Cisneros que quedaba en manos mauritanas. La validez de este
tratado es más que discutible, como lo prueban las circunstancias
que rodearon la pretensión de las dos partes de registrar ese
tratado en Naciones Unidas585.
Mauritania
no quedó satisfecha por estimar que el reparto claramente favorecía
a Marruecos que se quedaba con los ricos yacimientos de fosfatos de
Bu Cráa y con las zonas en las que España había distribuido
concesiones para la prospección de petróleo. En compensación,
Marruecos le prometió una participación en el capital de Fos Bu
Craa, financiación para la prospección de petróleo en el Tiris el
Garbia y la creación de empresas mixtas para explotar la pesca.
Marruecos, haciendo gala de su tradicional respeto por los pactos,
no cumplió sus promesas y dos años después de los acuerdos de
Madrid, no había concretado aún lo esencial de la ayuda prometida586.
F. El
día 28 de febrero de 1976, cuando vence ya la presencia española en
el territorio conforme con el acuerdo tripartito de Madrid, y para
evitar el vacío de poder, se proclamaba oficialmente la RASD
(República Árabe Saharaui Democrática) en el poblado saharaui de Bir
Lehlú al norte de Ain Ben Tili587.
G. El
abandono del Sahara y su cesión a Marruecos (principalmente) y a
Mauritania fueron grandes errores del gobierno español que no
aprovechó un momento decisivo. En efecto, Hassán se encontraba en
una situación muy delicada en el interior de su propio país. Había
salido ileso de dos gravísimos atentados para acabar con su vida,
que, dato muy significativo, habían sido realizados por rifeños con
apoyo norteamericano. La oposición a Hassán era aún muy fuerte en
1975. Hassán se encontraba totalmente aislado: sin el apoyo del
Ejército, ni de los partidos, ni del pueblo. De ahí que para superar
políticamente esa oposición arriesgase al máximo en el asunto del
Sahara588.
Por eso mismo, una derrota de Hassán en 1975 hubiese significado,
muy probablemente, su fin como rey de Marruecos. Esta deseable
consecuencia, desde el punto de vista español, debería haber servido
de máximo acicate para que la diplomacia española no hubiera
claudicado ante los EE.UU. y se hubiera mantenido firme en el
Sahara. La diplomacia española podría haber jugado contra Hassán
utilizando su misma combinación de cartas. Es decir, que sería más
"rentable" para EE.UU. el apoyo a España (que podría incluso con el
Polisario crear un Estado saharaui controlado longa manu desde
Madrid), que el apoyo a un rey debilitado como Hassán, con riesgo de
ser derrocado de forma violenta. Es más, España, con una victoria en
el Sahara hubiera contribuido al derrocamiento de Hassán y su
sustitución por un militar afecto a los EE.UU. Sin embargo, sin el
menor asomo de tenacidad, les faltó tiempo a nuestros dirigentes
para que claudicaran. No se sabe si como "premio" a su labor, el
embajador español en Marruecos al producirse los acontecimientos fue
nombrado Ministro de Información en el primer gobierno de la
Monarquía presidido por Arias Navarro589,
además de recibir la más alta condecoración marroquí590.
Algunos
autores como Villar o Diego Aguirre han desmontado de forma
inatacable las supuestas "razones" que alegaron los políticos
entreguistas para justificar la vergonzosa entrega: el evitar una
guerra con Marruecos; la marcha verde; el evitar la reintegración a
la patria de un Ejército desgastado; los ataques del Polisario; el
endosamiento a la ONU de la responsabilidad por la negociación con
Marruecos; la agonía de Franco; y la falta de entidad del pueblo
saharaui591.
La viabilidad económica de un Sahara independiente ha sido
demostrada en una brillante estudio592.
Por lo demás, se ha demostrado que, no sólo no obtuvimos beneficios
económicos de la entrega del Sahara, contra lo prometido en los
acuerdos de Madrid, sino que esa entrega costó al pueblo español
muchos miles de millones de pesetas593.
2. El
frente mauritano. El abandono del Sahara. Una
ocasión
perdida por España.
A.
Desde el mismo momento de la entrega del Sahara, a finales de 1975,
el Frente Polisario va a enfrentarse militarmente a Marruecos y a
Mauritania. El ELPS (Ejército de Liberación del Pueblo Saharaui),
rama armada del Polisario se organizó en failaks guerrilleras
(batallones) compuestas por tres o cuatro kativas (compañías) bajo
la dirección de ex-soldados nativos antiguos componentes de la
Policía Territorial o de la Agrupación de Tropas Nómadas594.
Aunque
el Polisario no descuidó el frente marroquí, parece que al comienzo
de la guerra los ataques más duros se dirigieron contra Mauritania.
Los comandos nacionalistas van a concentrar su contraofensiva en el
eslabón más débil, Mauritania, asestando certeros golpes en los
principales órganos vitales del país595.
Concretamente, el objetivo más perseguido fueron las minas de hierro
de Zuerat y la línea de ferrocarril que transporta el mineral hasta
el puerto de Nuadibú. La explicación es sencilla: el mineral de
hierro aportaba en aquellos años el 85% de los ingresos mauritanos
por comercio exterior.
La
guerra comenzó con un fracaso. En los primeros momentos, el
Polisario ocupó la ciudad, de tanto sabor español, de La Güera, tras
el abandono español. Allí se libró una durísima batalla entre el
Polisario y Mauritania, con muchos muertos por parte saharaui. El 19
de diciembre de 1975 las tropas mauritanas entraban en la ciudad596.
Pero después las acciones saharauis fueron mucho más efectivas. El 1
de diciembre el Polisario atacó el tren minero Zuerat-Nuadibú y la
noche del 30 al 31 de diciembre las instalaciones mineras de Zuerat597.
El 10 de enero de 1976, los saharauis son derrotados en Aargub598.
En el verano de 1976 el Polisario lleva a
cabo una
importantísima acción atacando nada menos que Nuakchot, capital
mauritana. En posteriores acciones, el 1 de mayo de 1977, el
Polisario volvió a atacar el importante ferrocarril minero mauritano
de Zuerat-Nuadibú y la misma ciudad minera de Zuerat, causando la
muerte de dos franceses que trabajaban allí, secuestrando a otros
ocho (que liberaría el 23 de diciembre de 1977 en Argel) y
provocando la evacuación de 276 empleados franceses de los 700 que
trabajaban allí. El 3 de julio de 1977 la capital mauritana Nuakchot
volvió a ser atacada por el Polisario. Entre enero y julio de 1978
nuevamente se sucedieron los ataques contra la línea férrea (de 600
kilómetros de longitud) entre Zuerat y Nuadibú.
La
presión militar era fortísima para un país tan débil como
Mauritania. De contar con 2.000 soldados en 1975 hubo de pasar a
16.000 en 1976. Para colmo, el ataque a Nuakchot de 1 de mayo de
1977 llevó a la firma, el 13 de mayo, de un acuerdo de defensa mutua
marroquí-mauritano en virtud del cual 9.000 soldados marroquíes se
instalaron en Mauritania, lo que era un peligro adicional para
Mauritania habida cuenta de las ambiciones marroquíes599.
Las tropas marroquíes se instalaron no sólo en el Sáhara Occidental
atribuido a Mauritania (Villa Cisneros, Bir Mogrein o Ain-Bentiti),
sino también en la propia Mauritania (Zuerat, Nuadibú). Además de la
ayuda marroquí, también solicitó Mauritania la de Francia: en
noviembre de 1977 aviones franceses con base en Dakar realizaron
misiones de reconocimiento y el 3 de mayo de 1978 aviones franceses
Jaguar atacaron a guerrilleros saharauis, los cuales parece que
provocaron algunas bajas en la aviación francesa. La intervención
directa francesa sólo duró, sin embargo, hasta junio de 1978600.
B. A
pesar de que Mauritania tuvo ciertos éxitos militares, como la
derrota saharaui en el ataque a la vía férrea de Zuerat los días 12
y 13 de diciembre de 1977, merced a la actuación conjunta de tropas
marroquíes, mauritanas y la aviación francesa601,
no tenía fuerzas para sostener esa guerra. Es más, los negros, la
mayor parte de la población mauritana se resistían a ser carne de
cañón de lo que para ellos era una guerra civil entre moros,
poniendo así en entredicho la coexistencia étnica del país602.
Así, el 10 de julio de 1978 el presidente Uld Dadá fue destituido
por un golpe de Estado dirigido por el teniente coronel Uld Salek
con el objetivo de sacar a Mauritania de la guerra.
Se
intentó así un acuerdo con el Polisario (no con la RASD, que
Mauritania no quería reconocer para no herir a Marruecos). Dos días
después el Polisario declaró un alto el fuego unilateral como gesto
de buena voluntad. Los contactos entre saharauis y mauritanos se
iniciaron en París del 9 al 16 de septiembre de 1978 y continuaron
en Bamako (Malí) el 17 y 18 de octubre. A comienzos de abril de 1979
el Gobierno de Uld Salek fue reemplazado por un Comité Militar de
Salvación Militar, pasando el Coronel Ahmed Uld Buceif a ser Primer
Ministro, el cual consideró como una de sus prioridades lograr la
paz en el Sáhara. A finales de abril de 1979 se celebraron nuevos
contactos en Trípoli. El Coronel Buceif falleció en accidente aéreo
el 27 de mayo de ese año y fue sustituido por el Teniente Coronel
Mohamed Juna Uld Haidala que reiteró su postura favorable a un
acuerdo de paz con el Polisario.
El acuerdo
de paz llegaría el 5 de agosto de 1979 en Argel603.
El Polisario consiguió así un gran triunfo al derrotar al régimen de
Uld Dadá y al romper el pacto mauritano-marroquí. En el acuerdo de
Argel se firmaba una "paz justa y definitiva" entre las dos partes;
se consideraba como una "necesidad imperiosa" para solucionar el
conflicto que se garantizara "al pueblo saharaui sus plenos derechos
nacionales" y la paz y la estabilidad en la región; se abandonaban
por Mauritania sus reivindicaciones territoriales sobre el Sahara; y
se reconocía al Polisario como representante del pueblo saharaui.
Como consecuencia, se procedía a la evacuación de la zona mauritana
del Sahara, excepto La Güera (que resultaba imprescindible para la
seguridad de la ciudad mauritana de Nuadibú por donde se exportaba
el hierro de Zuerat604).
Sin embargo, Marruecos se anexionó ese territorio ocupándolo
militarmente605,
procediendo a ello el 11 de agosto después de firmado el acuerdo de
Argel pero antes de la fecha oficialmente prevista para que
Mauritania abandonase la administración del territorio (14 de
agosto)606.
Tras el acuerdo de 1979, Mauritania, aun sin haber reconocido a la
RASD, defendió la causa saharaui en los foros internacionales,
especialmente en la ONU607
y posteriormente la ha reconocido en 1984.
El
abandono mauritano a primera vista suponía un triunfo saharaui, en
la medida en que obligaba a las tropas marroquíes a desplegarse. Sin
embargo, dio ocasión a que Marruecos lograra su aspiración de
hacerse con todo el Sahara y ocupara militarmente todo el Río de Oro
(excepto La Güera), que a partir de entonces considera suyo. Así
pudo llegar a decir Hassán el 3 de marzo de 1985 (Fiesta del Trono)
que "nuestra soberanía es una e indivisible y se extiende a la
totalidad de nuestro territorio nacional desde Tánger a Güera"608,
afirmación ésta claramente contraria a la legalidad internacional.
Parece
que a la luz de los hechos la "espantada" mauritana fue un error,
porque ha beneficiado a Marruecos. Ciertamente, en lugar del
abandono puro y simple, Mauritania hubiera podido optar por dos
posibles soluciones en lugar de simplemente abandonarlo, a saber,
bien haber entregado al Polisario formal y directamente la
administración del territorio, o bien haber creado el embrión de una
confederación mauritano-saharaui. Esto no sucedió. Quizá fue porque
Mauritania tuvo dos miedos. El primero sería el temor a que se
desarrollase un nacionalismo erguibat-saharaui que desmembrase el
país. Pero esto era menos probable que en tiempos anteriores porque
la guerra precisamente ha llevado a ir olvidando las diferencias
tribales en beneficio de la identidad nacional.
El
segundo temor era el de ser invadida por Marruecos. Durante las
negociaciones mauritano-marroquíes se rumoreó la posibilidad de que
se cediera la parte mauritana a los saharauis, lo cual provocó que
desde julio de 1978 se sucedieran diversos pronunciamientos del
Gobierno marroquí que se oponían al establecimiento de un mini
Estado gobernado en el Frente Polisario en el sector mauritano. Sin
embargo, un hecho de la envergadura de un ataque militar marroquí a
Mauritania, precisamente por su enorme gravedad tanto en sí mismo,
cuanto por su conexión con la ocupación del Sáhara Occidental,
hubiese sido improbable. Pero la cesión del territorio al Polisario
o la creación de una confederación quizá no llegó a cuajar porque el
Frente Polisario, que basó su lucha en la guerra de guerrillas no
estaba capacitado para defender el territorio.
C.
Tanto el acuerdo de paz de 1979 entre Mauritania y el Polisario,
como el posterior reconocimiento de la RASD en 1984 son actos que
equivalen a una denuncia de los Acuerdos de Madrid de 1975, como ha
sostenido Briones609.
Por tanto, si los Acuerdos de Madrid devinieron nulos a partir de
1979 (si es que, como es más probable, no lo eran ab origine), ello
significaba que la administración del territorio volvía a estar en
manos españolas. En realidad, puede incluso sostenerse que España no
ha dejado de ser potencia administradora de iure, al menos para
Naciones Unidas. Ahora bien, el abandono de Mauritania ofrecía la
posibilidad de que España volviera a ocupar el territorio para
ejercer su administración también de facto. Si el Gobierno Suárez de
aquel entonces hubiese tenido la suficiente valentía, el Ejército
español hubiera vuelto a ocupar el territorio que Mauritania
abandonó. Esta medida no hubiera sido mal recibida por el Polisario
pues España no tenía pretensiones anexionistas, a diferencia de
Marruecos.
La
presencia de España hubiera favorecido a los saharauis desde
múltiples perspectivas. En primer lugar, porque al reasumir la
administración del territorio estaría en una inmejorable posición
para impulsar una descolonización que condujera a la independencia
saharaui. En segundo lugar, hubiera servido como lugar de refugio a
los saharauis en lugar de (o además de) la inhóspita Hamada de
Tinduf. Y, en tercer lugar, y no menos importante, contando con la
complicidad española hubiese servido de base de operaciones
militares contra Marruecos. De esta forma, los ataques saharauis
podrían provenir de dos frentes: del sur (zona ex-mauritana) o por
el este (desde Argelia), multiplicando así su eficacia. La falta de
visión política de las partes, tanto del Gobierno español (que
además así hubiera tenido entretenidos a los militares lejos de
veleidades golpistas), como del Polisario y Mauritania, que no me
consta que solicitasen de España la reasunción de sus
responsabilidades administradoras) supuso perder una valiosísima
oportunidad de encauzar el fallido proceso de descolonización.
3. El
abortado frente argelino.
Tras la
invasión marroquí del Sahara, se produjeron dos choques armados
entre los ejércitos marroquí y argelino. El primero tuvo lugar a
finales de enero de 1976, en la batalla de Amgala, donde se comprobó
la presencia de tropas argelinas combatiendo al lado de las tropas
saharauis. Amgala, pequeña aldea sin importancia económica, tenía un
gran valor estratégico al ser cruce de caminos y contar con pozos de
agua. De ahí partían las expediciones de castigo contra las minas de
fosfatos de Bu Craa. En ese sector, precisamente, se emplazó un
batallón argelino de 400 hombres aproximadamente que aprovisionaba
de víveres y de armas al Polisario.
Merced
a una hábil maniobra del Ejército marroquí, la unidad argelina fue
sorprendida y, tras tres días de duros combates (27-29 de enero),
Amgala fue tomada por Marruecos, merced a su aplastante superioridad
de hombres y de material. Los marroquíes causaron unos 200 muertos y
106 prisioneros en las filas argelinas, mientras el resto se batió
en retirada. El botín que obtuvieron los de Hassán fue importante:
50.000 litros de carburante, camiones y vehículos, morteros de 60 y
de 80 mm., cañones de 75 mm., misiles SAM-7, ametralladoras y
fusiles. Por más que Argel pretendiera negar y minimizar los hechos,
todas las circunstancias apuntaban hacia una auténtica implicación
militar argelina en la guerra. Era, en todo caso, el primer
enfrentamiento directo armado entre Marruecos y Argelia, desde que
se inició el conflicto610.
El
segundo enfrentamiento armado directo entre Argelia y Marruecos,
aparentemente el desquite de la primera, tiene lugar, asimismo en
Amgala, el 14 de febrero de 1976. Hassán acusó a Bumedian de haber
roto la promesa efectuada en el verano de 1975 de que sus fuerzas no
combatirían jamás contra las marroquíes en el Sahara Occidental. Los
argelinos, sin embargo, aseguraron ante la ONU que quien había
atacado a los marroquíes en aquella ocasión, fueron las tropas del
Frente Polisario. En todo caso, es lo cierto que ya por entonces las
unidades del Frente cuentan con un armamento cada vez más
sofisticado611.
Tras la
batalla de Amgala cabían dos posibilidades: reconocer la directa
implicación argelina en la guerra, con todo lo que ello suponía de
extensión del conflicto, o evitar nuevas implicaciones. La primera
posibilidad era, realmente, la más peligrosa para Marruecos que
vería abrirse un segundo frente de importantísima extensión contra
un Ejército, el argelino, entonces fuertemente armado. Desde un
punto de vista militar, esta posibilidad hubiese sido la más
favorable a los intereses saharauis y aun argelinos, que se
beneficiarían del hecho de que los saharauis atacarían a su enemigo
por la retaguardia. La segunda posibilidad, esto es, la inhibición
argelina, beneficiaba a Marruecos. Argelia optó por la segunda
opción. El presidente Bumedián llegó a Tinduf e impartió estrictas
órdenes a su ejército para que no se implicara directamente en la
guerra612.
¿Por
qué se llegó a esta situación? Dos posibles líneas de presión
pudieron actuar en este caso. En primer lugar, la árabe. Los países
árabes pretendieron evitar el enfrentamiento directo entre dos
países de su bloque que, quizá, podría desembocar en una guerra
árabe generalizada613.
Esta posibilidad, sin embargo, se ha mostrado poco probable a la luz
del posterior conflicto irano-iranquí, donde no hubo una guerra
árabe generalizada. La segunda línea de presión pudo ser la de los
grandes bloques. Es dable pensar que EE.UU. presionaría fuertemente
a Moscú en este sentido. Y lo cierto es que Moscú, que tras la
muerte de Stalin no encontró ningún dirigente de la inteligencia y
la habilidad de éste, con un cálculo fatal para sus intereses, debió
de indicar a Argel que se abstuviera de intervenir directamente.
4. El
frente marroquí.
A.
El frente militar.
a.
Primera fase: dominio saharaui.
En los
primeros momentos tras el abandono español, y aterrorizada por la
brutal represión marroquí, la población va a huir masivamente,
dirigida por el Polisario, hacia los pozos del interior del país, en
los territorios libres de la ocupación. Sin embargo, la aviación
marroquí va a bombardear con napalm y fósforo blanco los campamentos
de refugiados iniciando una política de genocidio. En enero de 1976
bombardea Guelta Zemmur y Tifariti. El 18 de febrero bombardea Um
Dreiga, al norte de Bir Nzarán, repitiéndose los bombardeos el 20 y
el 23. Otros bombardeos se producen en Amgala y Mahbes. A los
bombardeos se unieron las acciones terrestres marroquíes y
mauritanas para bloquear cualquier suministro de víveres y el
envenenamiento de los pozos614.
Ello va a provocar que el Polisario tenga que dirigir la evacuación
de los fugitivos saharauis hacia el único lugar seguro para ellos
(pues Marruecos y Mauritania los combatían), a saber, Argelia. En
Argelia se ubicaron en condiciones increíblemente duras en la Hamada
o altiplanicie de Tinduf, lugar de lo más inhóspito del desierto.
Tales acciones genocidas motivaron que el presidente de los EE.UU.
Carter embargara el suministro de armas a Marruecos615,
si bien en esa decisión pudieron influir otros motivos (intento de
mejora de relaciones con Argelia). No obstante, en 1979 la ayuda a
Marruecos se revitaliza616.
Ya
desde el principio van a producirse diversos enfrentamientos armados
entre el ELPS y las Fuerzas Reales al servicio de Hassán. Hassán
pensó que la ventaja de contar con aviación (de la que carecen los
saharauis) daría como fruto una rápida victoria, creyendo las
opiniones de estrategas que pensaban que la falta de enmascaramiento
y de abrigos hacía especialmente decisiva el arma aérea617.
Sin embargo, el 29 de enero de 1976, un misil SAM-6 de fabricación
soviética abatió un avión F-5 marroquí y poco después cayeron otros
tres aviones y un helicóptero marroquí618.
En la
ofensiva del verano de 1976 el Polisario conseguirá destruir varios
tramos de la cinta transportadora de fosfatos de Fos Bu Craa. Los
golpes saharauis se suceden. En la Ofensiva Chahid El Uali de
octubre de 1976 atacan El Aaiún. En junio de 1977 el ELPS atacó las
minas de Bu Craa y mataron a 10 soldados marroquíes y a un
trabajador español. A raíz de este ataque 129 trabajadores españoles
se retiraron del lugar y quedó interrumpida la explotación del
mineral. En mayo y junio de 1978 se producen enfrentamientos entre
saharauis y marroquíes, no sólo en el Sáhara Occidental (Um Dreiga),
sino también en el sur del actual Marruecos (en Skem). La respuesta
marroquí fue lanzar armas el 10 de diciembre desde un avión cerca de
Argel, para, posiblemente, preparar atentados, según denunció
Argelia. En efecto, el 26 de enero de 1979 explosivos emplazados por
Marruecos causaron varios heridos y fueron descubiertas armas para
intentar nuevos ataques terroristas619.
A
comienzos de 1979 el Polisario emprende la ofensiva Uari Bumedián
que llega a numerosas posiciones del Sáhara Occidental (El Aaiún, Bu
Craa, Cabo
Bojador, Smara, etc.) y también de la región de Villa Bens, en el
actual sur de Marruecos (Assa, Abatij, Lebuirat, Uld Draa, Skem, Tan
Tan, Villa Bens y Zag). En mayo el ELPS atacó Amgala, en el Sáhara
Occidental, y a comienzos de junio de ese año se repiten los ataques
a dentro de las actuales fronteras de Marruecos. La noche del 31 de
mayo al 1 de junio fue atacada una columna del Ejército marroquí que
marchaba entre Tan Tan y Villa Bens; y el 4 de junio fue atacada
Assa.
La
situación física y psicológica de Marruecos era difícil al sostener
una guerra en un desierto con temperaturas que en ocasiones
sobrepasan los 60 grados, a las que los marroquíes no se aclimatan,
con una psicosis de cerco y una dificultad de comunicaciones que se
unía al desaliento de las pequeñas guarniciones marroquíes que se
saben aisladas620.
A
partir de la firma del acuerdo saharaui-mauritano, el ELPS va a
concentrar sus acciones contra Marruecos621.
En una reunión en Tinduf, en 1979, con el general nordvietnamita
Giap, junto con expertos militares cubanos y libios se decide
adoptar una táctica que no era nueva, pues ya se había elaborado por
Clausewitz el siglo pasado a saber, movilidad de pequeñas unidades
militares (utilizando Land Rovers Sabre o Toyotas aderezados con
cañones sub retroceso de 75 o 106 mm, o bien con metralletas rusas o
chinas antiaéreas) que de pronto se agregan en un punto prefijado
para conseguir la máxima concentración de fuego622.
En agosto de 1979 ataca Bir Nzarán623
y Lebuirat624
y en octubre Smara. En estos ataques el Polisario exhibe un número
creciente de combatientes y un material militar cada vez más
sofisticado, que permite hablar de "guerra convencional"625.
Las
Fuerzas de Hassán replicarían con la creación de sucesivas unidades
móviles ("Uhud", "Badr", "Zallaka"), a partir de noviembre de 1979,
para salir en búsqueda de los guerrilleros y rastrillar todo el
territorio saharaui hasta la frontera argelina. Con ello Hassán
creyó limpiar, al menos de momento, la Saguía El Hamra de
polisarios. Tras ese supuesto éxito propuso negociaciones a Argelia
que ésta no aceptó. Sin embargo, el abandono mauritano provocó el
estiramiento de las líneas marroquíes haciéndolas más vulnerables.
En esta
fase, el Polisario asestó durísimos golpes a Hassán, incluso en el
Sur de Marruecos, aprovechando su mejor conocimiento del terreno, su
mejor resistencia al durísimo clima, y su buen armamento. En marzo
de 1980, el ELPS en la batalla de Uarkliz (cadena montañosa situada
en el Pre-Sahara, en el Sur de Marruecos) provocó fuertes bajas en
el Ejército marroquí que se vio inmovilizado en ese terreno. El ELPS
llevó a cabo
sus ataques incluso al norte del río Draa, llegando a estar a sólo
180 km de Agadir. En 1981, ante la práctica imposibilidad de
defender guarniciones diseminadas por todo el territorio, Rabat se
decidió a replegarse al "triángulo útil", quedando casi todo el
territorio en manos del Polisario. Esto hizo que éste se replanteara
cual debía ser su estrategia futura de defensa del territorio626.
Hassán ya en 1979 había viajado a Washington y a París en busca de
ayuda militar para unas tropas bajas de moral, pero va a ser en 1981
cuando Ronald Reagan se vuelque en apoyo de Marruecos
suministrándole masivamente material militar, entre el que se
encontraban las mortíferas (y prohibidas) bombas de fragmentación627.
Las
solas cifras de efectivos de los Ejércitos saharaui y marroquí dan
fe de lo costoso que era militarmente a los segundos el dominio del
territorio. Mientras el ELPS en 1981 tenía de 10.000 a 12.000
efectivos, las Fuerzas Armadas Reales de Hassán tenían de 100.000 a
140.000 miembros628.
Pese a esta superioridad numérica de 1 a 10, el Ejército marroquí
estaba poco menos que a merced del Polisario que controlaba
importantes zonas del Sahara. En esas fechas el Polisario tenía en
Hausa su capital desde la que emitía comunicados. Esta situación de
dominio saharaui con el control de importantes territorios, con
operaciones gravemente lesivas para Marruecos con numerosos
prisioneros marroquíes y con numerosas armas de éstos aprehendidas
va a durar desde 1976 hasta 1981.
El
Polisario no sólo protagonizó acciones terrestres. También creó
unidades de marina (en realidad modestas lanchas Zodiac pero
armadas) para evitar la explotación de la pesca en las aguas que
consideraban suyas. Marruecos no desaprovechó esta circunstancia
para desacreditar al Polisario. A las seis semanas del acuerdo por
el que el partido entonces gobernante en España (UCD) reconocía al
Polisario, el 28 de noviembre de 1979 siete hombres de la
tripulación del pesquero "Cruz del Mar" fueron asesinados a sangre
fría por los tripulantes de una lancha Zodiac, salvándose sólo tres
marineros. Se ha asegurado que este ataque fue preparado y ejecutado
por Marruecos para torpedear el entendimiento con el Polisario. El
gobierno español no realizó una investigación detallada del hecho629.
b.
Segunda fase: el dominio marroquí (los Muros).
I. La
tendencia bélica de la guerra, que desde el comienzo fue claramente
desfavorable a Marruecos irá paulatinamente cambiando de signo a
medida que se vayan levantando diversos muros de arena. La
estrategia de los muros persigue varios objetivos: en primer lugar,
pretende conseguir el efectivo dominio del territorio frente a
incursiones saharauis, empezando por el territorio más útil
económicamente y las principales ciudades; en segundo lugar,
persigue acercar lo más posible tales muros a la frontera con
Mauritania y Argelia para intentar demostrar que el Polisario actúa
desde bases situadas en los territorios vecinos y no desde
territorio liberado; en tercer lugar, psicológicamente intenta el
paulatino olvido por la opinión pública internacional de una guerra
en la que, no pudiendo existir más grandes batallas o acciones
militares espectaculares, no existe materia informativa lo
suficientemente atractiva para alimentar el sensacionalismo de los
media; en cuarto lugar, se pretende aislar a la población saharaui
de los territorios ocupados respecto al Polisario; y en quinto
lugar, se pretende a medio y largo plazo conseguir la
marroquinización de los territorios y el definitivo asentamiento de
la población marroquí inmigrada, provocando así la "palestinización"
del pueblo saharaui630.
Esto último será imprescindible de cara al futuro intento de hacer
pasar como saharauis a esos marroquíes inmigrados.
Se ha
discutido acerca de la paternidad intelectual de los muros. Algunos
sostienen que fue el general marroquí Dlimi (que posteriormente
sería asesinado por Hassán631)
quien en mayo de 1980 va a elaborar un plan operativo tendente a
rodear con un cinturón de seguridad el llamado "triángulo útil" que
comprende El Aaiún (capital), Bu Craa (yacimiento de fosfatos) y
Smara (capital religiosa)632.
Pero otros, creemos que con mejor criterio, opinan que son los
asesores franceses y norteamericanos los que aconsejan a Hassán de
estos "muros" que ya habían sido ensayados en la guerra de Vietnam633.
En efecto, dado que este plan requería un potencial tecnológico y
económico que no tenía Marruecos, es más verosímil pensar que fue la
inteligencia norteamericana la que formuló el proyecto, el cual se
realizaría y financiaría por Estados Unidos. En efecto, en 1980,
cuando se inicia la construcción de este primer muro se producen
importantes eventos en las relaciones norteamericano-marroquíes. El
Congreso estadounidense examinó la venta a Marruecos de seis aviones
OV-10 Bronco, veintiocho cazas Northron F-5 E y misiles contracarro
Hugues Tow. Al mismo tiempo se producen frecuentes visitas de altos
mandos estadounidenses a Marruecos (¿para examinar la viabilidad de
los Muros?). El Secretario de Estado de los EE.UU. Haig visitó
Marruecos en febrero de 1982 y Hassán visitó Washington el 27 de
mayo, rubricando los primeros acuerdos militares entre ambos países
desde la salida de los estadounidenses de las bases marroquíes en
los años sesenta634.
En definitiva, el apoyo militar y tecnológico norteamericano va a
ser completo635.
Como complemento, las monarquías del Golfo colaborarán en la
financiación de estas construcciones.
La
estructura de los muros es la siguiente. Están construidos de
piedras y tierra con dos o tres metros de altura; por delante, se
encuentran alambradas y campos de minas; por detrás, hay fosos
anticarro, puntos de artillería media y pesada, enterrados, puestos
de misiles anticarro, centros de estacionamiento y aprovisionamiento
de las fuerzas anticarro, sistemas de radar (cada 15 km. un radar
que suministra los datos al sistema de tiro de una batería y cada
45-60 Km., radares de detección más profunda) y de infrarrojos para
la visión nocturna. Cada 700-1000 metros hay un puesto de
observación con 15 hombres; hay pelotones cada 2500 metros, cada 5
km. hay desplegados destacamentos tipo compañía; y cada 20 km. (un
sector) hay "grupos de intervención rápida". Además hay aviones que
realizan una vigilancia con rádar636.
El
primer muro637,
se empezó a construir en agosto de 1980, comenzando por aislar la
línea entre el río Draa y el acuartelamiento de Zag, en el sur de
Marruecos. Los objetivos principales eran aislar a la población
nativa de la guerrilla, dar seguridad a la población afecta a
Marruecos y garantizar la explotación de fosfatos defendiendo el
"triángulo útil"638.
Este primer muro permitía a los saharauis disponer libremente del
territorio allende el muro. Para evitar que un ataque saharaui
pudiera llegar hasta el mar y dejar aisladas las provincias de El
Aaiún y de Villa Cisneros se proyectó un segundo muro. En efecto, en
marzo y en octubre de 1981, el ELPS ocupó la ciudad de Guelta Zemmur
ocasionando fuertes bajas y pérdidas a los marroquíes639.
Este segundo muro tiene como objeto reforzar aún más la protección
de El Aaiún y de Smara. Se extiende desde El Jreibichat donde enlaza
con el primer muro, hasta la zona de Bu Craa donde vuelve a
encontrarlo. Este muro se empezó a construir en 1982, para ser
ampliado en 1983.
El
tercer muro lleva más al este aún el territorio controlado por
Marruecos. Con este muro se pretendía no sólo reforzar la protección
de Es Aaiún, Bu Craa y Smara (para llegar a los cuales los
polisarios tenían que atravesar tres muros), sino además obtener un
golpe psicológico al encerrar en el nuevo muro Hausa (capital
provisional polisaria) y Edcheiría. Este muro se construirá en 1984.
Como respuesta al acuerdo de Hassán con Gadaffi, en octubre de 1984
el ELPS lanzó la ofensiva "Gran Magreb" con un fuerte contingente de
hombres y gran cantidad de material. Con esta ofensiva, en la que
hubo muchísimas bajas por ambos bandos, se demostró que el sistema
del muro era vulnerable.
El
cuarto muro construido en 1984-1985 amplía más aún al este el
territorio bajo dominio marroquí incluyendo nuevas poblaciones como
Mahbes. Fuera del radio de este apenas quedan unas pocas poblaciones
como Tifariti. El quinto muro refuerza más aún la región de Saquía
El Hamra en poder de Marruecos ya que las primeras líneas marroquíes
quedan a sólo ocho kilómetros de la frontera argelina y
prácticamente en la misma frontera con Mauritania. Este quinto muro,
construido en 1985-1986 también se extiende hacia el sur haciendo
abarcando buena parte del territorio de Río de Oro. Ello cuestiona
la opinión de algunos observadores que sostienen que en una eventual
negociación Marruecos cedería Río de Oro (más pobre) a los
saharauis. Finalmente, el sexto muro, que se traza desde 1986
pretende cerrar la frontera marroquí con Mauritania. Los objetivos
de estos muros son cerrar las fronteras de Marruecos con el Sahara,
obligar al Polisario a una guerra de posiciones de gran desgaste
para él y expulsarles del territorio. Es importante advertir que en
la financiación de estos costosos muros han intervenido los Estados
Unidos muy especialmente, pero también los países europeos "aliados"640.
La
táctica saharaui tuvo que modificarse para hacer frente a las nuevas
circunstancias de la guerra. Desde que se establecen los muros en
1980-1981 se pueden distinguir dos etapas en la guerra de los muros.
En la primera, hasta 1986, los saharauis quedan un tanto
desconcertados y se produce una guerra de desgaste y de exploración
y estudio de las debilidades de los muros. Cuando, a partir de 1986,
los saharauis parecen dominar los secretos de los muros se produce
una segunda etapa en la que el ELPS ha pasado a la ofensiva con
batallas que han producido bastantes pérdidas a Marruecos. Ahora los
ataques se suelen producir de noche, o a las primerísimas luces del
día, alternándose acciones contra puestos aislados con acciones que
implican decenas de kilómetros de muro. Se trata de acercarse con
gran rapidez a cualquier punto del muro con un gran número de carros
blindados y de cohetes, con la intención de perforarlo. y hacer la
mayor destrucción posible. Estos ataques sólo pueden durar un máximo
de 4 o 5 horas y sólo pueden tener una profundidad de unos 20 km y
una longitud a lo largo del muro de unos 10 o 15 km, pues, de otro
modo, las columnas saharauis podrían ser aniquiladas por las tropas
marroquíes que, una vez superada la sorpresa, pueden reunir todas
las tropas de los diferentes puntos además de la fuerza de
intervención rápida del sector amenazado. Al producirse el alto el
fuego, los muros exteriores de Marruecos podrían compararse a un
queso gruyére.
Los
muros consagran una guerra de desgaste enorme de material militar
por ambas partes. Esta guerra de desgaste perjudicaba al Polisario
que tenía menor financiación que Marruecos641.
A pesar de los muros, los saharauis han desarrollado algunos ataques
de gran envergadura contra los mismos ocasionando sensibles pérdidas
a Hassán642.
En todo caso, aunque es innegable que las pérdidas materiales de
Marruecos han disminuido sensiblemente con los muros, también es
cierto que los muros han tenido un pernicioso efecto psicológico
sobre las tropas marroquíes. Los soldados que están en los puestos
de observación (sólo 15) o los pelotones que están apostados a lo
largo del muro, durante la guerra vivían con la angustia de no saber
cuándo podrían ser atacados y con el miedo de morir si el ataque se
producía en el punto en el que ellos se hallaban. De alguna forma,
los muros convirtieron a los soldados marroquíes en prisioneros de
sí mismos.
II.
Pero Hassán no sólo fió su estrategia militar en los muros, pues
además, en beneficio de sus exclusivos intereses y contra los de
Estados Unidos (de quien se prometía fiel y eterno aliado), realizó
un sorprendente pacto sorpresa con Gadaffi en agosto de 1984, fecha
en la que se firmó el Tratado de la Unión libio-marroquí o Tratado
de Uxdá. La firma fue una sorpresa, pues Hassán parecía ser el peón
de Reagan en el Magreb y Gadaffi su "bestia negra" y por eso mismo
no fue bien acogido en Estado Unidos. En cualquier caso, sin duda,
la causa de este Tratado estaba en el Sáhara. Hassán pretendió (y
consiguió) que Gadaffi cortara todo el suministro (importantísimo)
de armas y dinero que hacía al Polisario y apoyara en el mundo árabe
la causa marroquí. El Tratado consiguió, a corto plazo, el beneficio
buscado por Hassán, pero a raíz del mismo Estados Unidos hizo un
acercamiento a Argelia que, quien sabe si a largo plazo, no puede
ser perjudicial para Hassán643.
III. En
esta fase, cuando aún no se construyó el último muro y los saharauis
aún alcanzaban la costa, también se produjeron acciones polisarias
de guerra naval, algunas de ellas con trágicas consecuencias para
España. Aprovechando la tradicional actividad pesquera canaria, los
servicios de información marroquíes utilizaban barcos pesqueros
simulados para conocer los movimientos de las patrullas polisarias
por la costa644.
Por si fuera poco, para implicar a España contra los saharauis
Hassán obligó a los pesqueros españoles a ondear la bandera
marroquí. Así se explica el triste episodio del ametrallamiento, el
20 de septiembre de 1985, del pesquero "Junquito", que faenaba cerca
de la costa con pabellón marroquí, y que contra la costumbre de los
barcos de pesca artesanal como ese, no se retiró por la noche de la
costa. El contramaestre murió y el resto de la tripulación llegó a
tierra, desde donde fue conducido a Tinduf para después ser devuelto
a España. Las llamadas de socorro fueron captadas por las bases
navales de Canarias y se envió la patrullera "Tagomago" para
rescatar a la tripulación y examinar el hecho. Esta patrullera fue
ametrallada desde tierra, resultando un
cabo muerto y
dos marineros heridos. Se ha explicado el ataque alegando que la
patrullera Tagomago era del mismo tipo que el vendido por España a
Marruecos, por lo que los polisarios fácilmente pudieron pensar que
se trataba de una patrullera marroquí y por ello abrieron fuego645.
La maniobra de Hassán tuvo éxito, pues desde entonces remitió
sensiblemente la guerra naval, que desapareció desde el momento en
que se construyeron los muros 5º y 6º cerrando el acceso al mar
desde el interior.
Aparte
de este hecho, cabe mencionar otras acciones de guerra. En diciembre
de 1985 era hundida una embarcación de recreo francesa. En junio de
1986 fue hundida una embarcación marroquí. El 22 de julio de ese año
era atacado e incendiado el pesquero español "Andes" con el
resultado de un muerto. El 10 de septiembre siguiente hubo un nuevo
ataque contra el barco "Puente Canario" produciéndose la muerte de
un marinero. En enero de 1987 fue atacado un pesquero portugués que
llevaba soldados marroquíes a bordo, los cuales fueron muertos. El
Polisario cumplió así su amenaza de atacar a los barcos que entraran
en sus aguas con bandera marroquí o que fueran sospechosos de espiar
para Marruecos646.
c.
Perspectivas bélicas actuales.
I. La
estrategia de los muros puede calificarse de exitosa. Es un hecho
que los ataques del Polisario han disminuido espectacularmente desde
su construcción obligando prácticamente al alto el fuego que rige
actualmente (por más que Marruecos lo haya violado en numerosísimas
ocasiones). Para el Polisario la lucha se ha tornado mucho más
difícil. Un ataque en el Norte en la zona de Saguía El Hamra debe
atravesar cinco muros si quiere llegar a los centros neurálgicos (Bu
Craa, El Aaiún), lo que es prácticamente imposible, como se
demuestra por el hecho de que desde la construcción de los muros el
Polisario no ha llegado a estas ciudades. Por lo demás, la zona
exterior a los muros, la Hamada es una zona sin escondites naturales
donde el enemigo es visible y puede ser fácilmente aniquilado. La
cuenca de la Saguía El Hamra, con sus gargantas que permitían la
ocultación ha quedado ya bajo el control marroquí. Ante esta
situación, al ELPS prácticamente sólo le queda atacar a la región
del sur (Río de Oro), y en concreto a su capital Villa Cisneros,
protegida por menores defensas, en principio. Ahora bien, Villa
Cisneros cuenta con unos magníficos aeropuerto y puerto marítimo que
permiten una rápida llegada de refuerzos. Sin embargo, para los
saharauis un ataque en ese punto es arriesgadísimo al estar sus
bases de Tinduf a cientos de kilómetros de distancia, con el añadido
de que el ELPS no tiene poder aéreo sino sólo armamento antiaéreo647.
De ahí que la táctica del Polisario sea en este momento la de las
guerrillas y no la de la guerra convencional no pudiendo dominar el
territorio aquende el muro.
Ciertamente,
el mantenimiento de los muros es una carga, militar y financiera,
pesadísima para Marruecos648.
Pero no nos atreveríamos a decir que "insostenible" como hace alguna
autora649.
En efecto, la economía marroquí se encuentra en el momento actual en
una situación envidiable. Así se ha podido decir que "la superación
de la crisis económica (en buena parte causada por los gastos de la
guerra), a través de un plan de estabilización y contención del
gasto público (del gasto "civil", claro) que duró casi 10 años (los
del período de construcción de los muros), ha dado resultados
espectaculares"650
(los comentarios entre paréntesis son míos). En efecto, como dice
Olcese debe resaltarse el liderazgo de Marruecos en el Magreb,
merced a una economía más ordenada y desarrollada que la de los
demás países de la zona, y a una política internacional
inteligentemente conducida. En definitiva, el espectacular despegue
económico de Marruecos, analizado por Olcese651,
hace que la guerra para Marruecos pueda ser un coste perfectamente
sostenible, aunque sólo fuera por los generosos créditos españoles.
Por su
parte, el Polisario no tiene independencia económica. Su fuente de
financiación es Argelia y la beneficiencia internacional. Argelia, a
diferencia de Marruecos, se encuentra en una situación de depresión
económica agudísima. En esta situación, es lógico pensar que la
fuente de financiación de la lucha saharaui va a quedar, si no
cortada, sí sustancialmente reducida. De hecho, los islamistas
propugnan la supresión de esta ayuda, precisamente porque en su
acción desestabilizadora de Argelia cuentan con el apoyo del enemigo
de ésta, Marruecos, según reveló Abdelhak Layada, miembro fundador
del tristemente famoso Grupo Islámico Armado (GIA). Según reveló
dicho terrorista "los marroquíes me ofrecieron un pacto ... ellos me
ofrecieron ayuda y convertir la ciudad marroquí de Uxda en nuestra
retaguardia. En contrapartida pedían nuestro apoyo a Marruecos en el
conflicto del Polisario". Aunque Layada dice que no aceptó652,
el hecho, sin embargo, es que los islamistas ven al Polisario como
una rama del antiguo partido único y, por ello, hacen extensible su
odio al mismo.
En
estas circunstancias, Marruecos parece que cada vez se encuentra en
mejor situación de poder proseguir una guerra y de poder mantener el
carísimo sistema de los muros. Por contra, el Polisario ya no sólo
es que con sus limitados efectivos carezca de capacidad para
conquistar el Sahara y derrotar al Ejército marroquí, limitándose a
una guerra de desgaste para forzar una solución política favorable653,
es que no puede continuar la guerra convencional y sólo puede operar
mediante guerrillas. El alto el fuego es una necesidad económica
para él. Sólo un cambio en la tendencia económica argelina podría
suponer una modificación en esta cuestión, y, de momento, ello no
parece que pueda producirse. En definitiva, mal que nos pese a los
que consideramos como justa y conveniente para España la causa
saharaui, en el momento actual se halla extraordinariamente
debilitada. La única postura posible del Sahara es la de resistir
estos duros momentos sin claudicar, manteniendo el problema vivo.
II. La
guerra del Sahara puede reabrirse si fracasa el plan de paz. El
Presidente de la RASD, Mohamed Abdelaziz, ha dicho claramente que si
la ONU modifica el Plan inicialmente aprobado dando entrada en el
censo a miles de "saharauis" marroquíes, el Polisario reanudaría la
guerra654.
Ciertamente, como hemos dicho, esta es la única salida posible para
la RASD. El problema estriba en qué estrategia bélica asumirá el
Polisario que le produzca los menores costes (en vidas y en dinero)
y los máximos beneficios (en daños al enemigo y en publicidad
internacional).
Una
primera opción sería la del terrorismo, que cumple esas exigencias,
si bien puede que la eficacia reportada suponga una merma del
prestigio internacional de la RASD. Si el Polisario se decide por
esa táctica, hasta ahora prácticamente no utilizada por ellos,
podría pensarse en la incursión o establecimiento de comandos tanto
en el Sahara como en Marruecos que realicen operaciones contra
establecimientos militares, nudos de comunicaciones, instalaciones
industriales, barrios de colonos marroquíes, etc. Parece, sin
embargo, que el terrorismo puro no va a ser la vía elegida por el
Polisario.
Una
segunda opción sería abrir un frente militar en el propio Marruecos.
Esto es algo que ya se hizo en los primeros años de la guerra,
cuando los ataques del ELPS se dirigieron a Tan Tan o a Zag. Aunque
uno de los muros se adentra en el sur del actual Marruecos,
precisamente para evitar ataques similares, es lo cierto que más
allá del mismo es posible reproducir una estrategia bélica muy
parecida a la sostenida (con gran éxito polisario) en la primera
fase de la guerra: guerrillas en campo abierto. Esta opción tiene un
valor añadido: el llevar la guerra al propio Marruecos contribuye a
dañar la imagen de Hassán, y puede hacer que la población se vuelva
contra su rey. En efecto, esa misma táctica seguida contra
Mauritania (donde se llegó a atacar la capital Nuakchot) provocó la
caída del régimen del promarroquí Uld Dadá.
Una
tercera opción sería seguir la táctica de ataques al muro y seguir
haciendo agujeros en el mismo. Dado el conocimiento que tienen ya
los saharauis de los mecanismos del muro, esos ataques son menos
gravosos para ellos y a la par pueden producir daños físicos a
Marruecos, además de daños en la moral de los soldados acantonados a
lo largo del muro. El valor añadido a esta opción sería el
simbólico: la guerra habría vuelto y el conflicto del Sáhara
volvería a llamar la atención de la opinión pública, aunque
ciertamente menos que si se optara por la segunda opción.
B.
El frente diplomático-internacional.
a.
Primera fase: dominio saharaui.
I. El
punto 3 de los acuerdos tripartitos de Madrid decía escuetamente que
"será respetada la opinión de la población saharaui, expresada a
través de la Yemáa". Se trataba de articular un sucedáneo del
referéndum de autodeterminación a través de un pronunciamiento de la
Yemaa que, por su reducido número de miembros, era susceptible de
ser manipulada de diversos modos (sobornos, amenazas, etc.).
Precisamente para evitar que este órgano pudiera ser utilizado con
las intenciones torticeras que escondían los acuerdos de Madrid, se
reunió en la localidad saharaui de Guelta Zemmur la Yemaa, con la
asistencia de 67 de sus miembros y bajo la presidencia de Baba U
Sassena. En esta reunión se elaboró un comunicado, la Proclamación
de Guelta655,
en la que se afirmaba, entre otras cosas, que la Yemáa "no ha sido
elegida democráticamente por el pueblo saharaui", por lo que "no
puede decidir la autodeterminación de este pueblo" (punto 1); que
"para que no haya ninguna utilización por el colonialismo español de
esta institución" la propia Asamblea decidía, por unanimidad de sus
miembros presentes "su disolución definitiva" (punto 2); y que "la
autoridad única y legítima del pueblo saharaui era el Frente
Polisario" (puntos 3 y 5). La Proclamación de Guelta fue firmada por
3 Procuradores saharauis en las Cortes, 67 miembros de la Yemáa y
por 60 jefes de tribu656.
La declaración de Guelta fue entregada al Secretario General de la
ONU el 9 de diciembre por el representante de Argelia ante las
Naciones Unidas. Además, se envía a la ONU, a la OUA, a la Liga
Árabe y a la Conferencia Islámica, junto con un mensaje del Consejo
Nacional Saharaui denunciando la invasión brutal y el genocidio de
que es víctima el pueblo657.
Como
era previsible a tenor de los acuerdos de Madrid, las autoridades
marroquíes y mauritanas promovieron una reunión de la Yemáa en El
Aaiún el 26 de febrero de 1976 para proceder a un sucedáneo de
autodeterminación (a pesar de que el nº 2 de la resolución 3458 B
(XXX), de 10 de diciembre de 975, proclamaba que ésta debía hacerse
a través de una consulta a toda la población, esto es un
referendum). A dicha sesión invitaron a observadores de la ONU, la
OUA, la Liga Árabe y la Conferencia Islámica. España se desvinculó
de esa reunión, como también las demás organizaciones citadas658.
El número de asistentes a la reunión de El Aaiún es dudoso. Rabat ha
dado tres cifras sucesivas, 58, 60 y 70 asistentes. Otros hablan de
sólo 27 miembros de los 102 que la formaban659.
Diego Aguirre habla de la presencia de 140 personas, entre ellas
diversos funcionarios marroquíes y unos cuantos miembros de la Yemaa
que no pasarían de 30660.
El acta de la reunión dice que "al manifestar su plena satisfacción
a los acuerdos de Madrid, que han conducido a la normalización de la
situación en consideración a las realidades históricas y a los
derechos de sus habitantes, la Yemaa expresa así la opinión unánime
de las poblaciones saharauis y de todas las tribus de las cuales es
la emanación y el representante auténtico y legítimo"661.
Es de notar que el Gobernador General español se negó a firmar el
acta y, en efecto, su firma no aparece. Rabat intentó hacer pasar
esta reunión como la consulta popular a la población saharaui para
que ésta se autodeterminara. Sin embargo, ni la ONU ni nadie ha
admitido que esta reunión tan irregular haya podido suplir la
voluntad libremente expresada por medio de un referéndum, de la
población saharaui662.
La autodisolución operada en Guelta fue una inteligente medida para
preventiva del futuro intento de legitimar la ocupación marroquí a
través de la Yemáa.
II.
Marruecos, además aprovechó la Marcha Verde para seleccionar a
50.000 marroquíes que ocuparían las viviendas, los edificios
abandonados por los españoles. Aquéllos serían los primeros nuevos
colonos del Sahara que constituirían la base social de la nueva
ocupación663.
Marruecos podía llevar a
cabo esta
tarea dada su alta tasa de paro y su gran excedente de población.
Mauritania, sin embargo, de exigua demografía, no podía realizar una
colonización semejante.
La
invasión marroquí se presentaba en África como un gravísimo
precedente porque ponía en cuestión dos principios fundamentales
internacionales, sobre todo en África. El primero era la integridad
territorial y el respeto de las fronteras heredadas de la
colonización. El segundo, la autodeterminación de los pueblos. El
primero es particularmente delicado en África donde prácticamente
todos los países africanos han heredado fronteras que no se
corresponden con divisiones étnicas664.
III.1.
En esta primera fase, los saharauis obtuvieron grandes triunfos en
el plano diplomático-internacional. En primer lugar, consiguió
proclamar formalmente su independencia y crear un Estado. Desde
finales de 1975 el Polisario soñaba con proclamar la independencia
del territorio y crear un Estado saharaui. La decisión estaba
prevista para diciembre, pero razones de oportunidad aconsejaron su
dilación para favorecer los reconocimientos del nuevo Estado. De
hecho, ya desde el 5 de noviembre, el Polisario organiza una
Administración provisional saharaui en La Güera, tras el abandono de
los españoles, pero dura poco porque el 19 de diciembre el Ejército
mauritano ocupa a sangre y fuego la ciudad665.
La RASD, se fundó definitivamente en la localidad saharaui de Bir
Lehlú (y no en territorio argelino como pretende Marruecos) el 28 de
febrero de 1976, ante cuarenta periodistas.
Inmediatamente
se publicó una Constitución provisional que regiría hasta que una
asamblea general del pueblo promulgase una Constitución definitiva666.
La Constitución provisional definía la RASD como un Estado árabe,
islámico, democrático y socialista (art. 1). Además organizaba los
poderes del nuevo Estado. Sobre esta base, el 4 de marzo de 1976 se
formó el primer Consejo nacional saharaui formado por un Primer
Ministro, tres ministros y cuatro secretarios generales667.
El III Congreso del Frente Polisario, celebrado en agosto de 1976,
aprobó una nueva Constitución. Esta primera Constitución de la RASD
fue reformada en el V Congreso del Frente Polisario celebrado entre
los días 12 y 16 de octubre de 1982 con objeto de adaptar la
estructura gubernamental a la del resto de los Estados de la OUA y
para permitir la participación de los responsables saharauis en las
diferentes estructuras de la OUA668.
Bajo la dirección del Frente Polisario se ha constituido un tejido
administrativo, económico y de servicios mucho más completo y eficaz
que el de otros países africanos669.
III.2.
En segundo lugar, la RASD consiguió el reconocimiento de su
existencia por otros Estados. Entre finales de febrero y marzo la
RASD fue reconocida por nueve Estados, ocho de ellos africanos670.
Sin embargo, el único país árabe que en principio la reconoció fue
Argelia. Por lo demás, ni la URSS ni los EE.UU., ni Francia ni
España, reaccionaron oficialmente a este reconocimiento. En esta
primera fase, se producía cada poco tiempo un goteo de
reconocimientos internacionales de la existencia del nuevo Estado671.
Uno de los reconocimientos más significativos, que se produce en
1984, es el de Mauritania, país magrebí y árabe que se repartió el
Sahara en 1976. Cada reconocimiento suponía una derrota diplomática
marroquí.
III.3.
En tercer lugar, la RASD se planteó el objetivo de ser admitida en
la OUA. A lo largo de 1976 y 1977 se trató el asunto en diversas
reuniones de esta organización con una durísima oposición marroquí672.
Diversas resoluciones de la OUA trataron de la cuestión saharaui. La
más importante quizás sea la resolución elaborada por un comité ad
hoc creado en la cumbre de Monrovia en julio de 1979 que recomienda
el alto el fuego, la reunión de las partes afectadas y la
celebración de un referéndum de autodeterminación en el que el
pueblo del Sahara pueda elegir entre la indepencia total o el
mantenimiento del status quo
673.
En la cumbre de Nairobi de 1981 Hassán, para evitar el ingreso de la
RASD en la OUA tuvo que aceptar la celebración de un referéndum.
Aunque el referéndum ideado iba a ser manipulado, Hassán tenía que
contradecir sus anteriores afirmaciones de que el Sahara había ya
"recuperado su marroquinidad"674.
Pero
las maniobras de Hassán terminaron fracasando al ser la RASD
finalmente admitida como miembro de pleno derecho de la Organización
para la Unidad Africana (OUA). En un primer momento, el Consejo de
Ministros de la OUA, en su 38ª sesión, celebrada en Addis Abeba el
22 de febrero de 1982, acordó el ingreso de la RASD, lo que provocó
las iras de la diplomacia marroquí que protestó porque tal ingreso
fuera acordado por "una de las unidades administrativas de la OUA".
Sin embargo, para evitar las fuertes disensiones habidas en el seno
de la OUA, dela que se retiraron 19 Estados, la RASD no acudió a la
reunión de la OUA de Trípoli de agosto de 1982675.
La RASD también se retiró voluntaria y temporalmente de la XIX
sesión ordinaria de la OUA (en 1983). Sin embargo, la RASD volvió a
ocupar su puesto como miembro de la OUA en la XX sesión ordinaria
celebrada en Addis Abeba en noviembre de 1984. Precisamente el
máximo órgano de la OUA, la Asamblea de Jefes de Estado y de
Gobierno celebrada entonces, admitió a la RASD como miembro de pleno
derecho sin que pudieran ahora alegarse las objeciones formales que
Marruecos presentó en 1982. No sólo eso, sino que en la cumbre de
Addis Abeba de 1985, el presidente de la RASD, Abdelaziz, fue
nombrado vicepresidente de la organización676.
III.4.
En cuarto lugar, tras un período (hasta 1978) en el que la ONU
estaba profundamente dividida acerca de la cuestión saharaui, poco a
poco la mayoría de los miembros de la misma (casi dos tercios) se
han decantado a favor de las tesis saharauis. A partir de 1979,
diversas resoluciones de la ONU, van a consagrar imprtantísimos
principios. En primer lugar, ya en 1979 se proclama de forma tajante
que la cuestión del Sahara es un problema de descolonización,
afirmando "el derecho inalienable del pueblo saharaui a la
autodeterminación y a la independencia"677.
En segundo lugar, se reconoce la legitimidad de la lucha saharaui
por el ejercicio de ese derecho a la libre determinación y a la
independencia678.
En tercer lugar, se considera que la actuación llevada a
cabo por
Marruecos en el Sáhara Occidental es una "ocupación", la cual es
deplorada679.
En cuarto lugar, se reconoce que el Frente Polisario es la otra
parte del conflicto, siendo considerado "representante del pueblo
del Sáhara Occidental"680,
con lo que se desautoriza la tesis marroquí que afirmaba que el
conflicto oponía a Marruecos con Argelia (y no con el Polisario). Y,
en quinto lugar, se pide al Polisario y a Marruecos que entablen
"negociaciones directas" para llegar a un acuerdo definitivo681.
Este corpus doctrinal de Naciones Unidas tiene continuación en otras
numerosas resoluciones682.
Diversos
intentos se han producido para llevar acabo estas negociaciones
directas. Ni qué decir tiene que Marruecos ha bloqueado todos esos
intentos llevándolos a un punto muerto. Diversas conversaciones
secretas se llevaron a
cabo: en
Bamako (septiembre de 1978), Argel (abril de 1983), y Lisboa (enero
de 1985, entre el ministro del Interior marroquí, Driss Basri y el
dirigente polisario Bachir Mustafá Sayed)683.
Alguna autora afirma que también en 1986, con la mediación de Pérez
de Cuéllar, se celebraron en Nueva York conversaciones entre los
saharauis y los marroquíes (que, sin embargo, no fueron (ni podían
serlo) consideradas sustitutivas de las negociaciones directas
exigidas por la OUA y por la ONU)684,
pero este extremo no parece confirmado. En 1988 (del 14 al 21 de
agosto), con el sorprendente apoyo de Arabia Saudita, se mantuvieron
nuevas reuniones privadas en Taif685.
El por qué del apoyo saudí al polisario quizá encuentre una
explicación en la actitud marroquí de apoyar al gran enemigo de los
saudíes, Israel. En cualquier caso, las más importantes se
desarrollarían a partir del 3 de enero de 1989 en Marrakech entre el
mismísimo Hassán II y una cualificadísima delegación polisaria (en
la que estaban Bachir Mustafá Sayed, hermano de El Uali, y Brahim
Gali, ministro de Defensa).
b.
Segunda fase: contraataque marroquí.
I. Sin
embargo, con la tenacidad que caracteriza a Hassán y que constituye
la principal causa de sus éxitos, Marruecos no se amilanó. El 13 de
agosto de 1984 Hassán sorprende al mundo con la firma del Tratado de
la Unión Árabe Africana en Uxdá (tratado de unión libio-marroquí).
Se discute si Hassán actuó con el consentimiento de los EE.UU.
Quienes interpretan que sí tuvo tal consentimiento aducen que los
EE.UU. no dejaron en ningún momento de apoyar a Marruecos a pesar de
aliarse con su enemigo Gadaffi. Ahora bien, los que sostienen que la
firma se hizo a espaldas de los EE.UU. argumentan que a raíz del
mismo los EE.UU., o al menos algunos sectores, enfriaron sus
relaciones con Hassán. En el campo diplomático, la firma del Tratado
de unión libio-marroquí permitió a Hassán II conseguir varios
objetivos. En primer lugar, privar al Polisario de uno de sus dos
fundamentales aliados (el otro era Argelia) aislándolo políticamente
en la región norteafricana. Como consecuencia de lo anterior, en
segundo lugar, consiguió cortar una importantísima fuente de
financiación a los saharauis durante los dos años que Hassán
consiguió mantener engañado a Gadaffi y que parece que no continuó
tras la ruptura. Además, Hassán consiguió dar un importantísimo
golpe de efecto psicológico y propagandístico para contrarrestar los
triunfos internacionales del Polisario.
Una vez
que Hassán consiguió sus objetivos, Gadaffi se convirtió en un
aliado molesto. Era necesario encontrar una excusa para romper el
pacto. Pronto la tuvo. El 15 de abril de 1986 se produce un ataque
aéreo norteamericano contra Libia. Sería sobrevalorar a Hassán
pensar que dicho ataque fue sugerido por este a EE.UU. para
utilizarlo como excusa para el "despegue" respecto a Gadaffi. En
virtud del art. 12 del Tratado de Unión, Marruecos estaba obligado a
considerar tal ataque como un ataque a él mismo y, en consecuencia,
legitimaba a adoptar una respuesta armada. Pero Hassán, con su
cinismo característico, envió un mensaje a Gadaffi en el que, tras
condenar el ataque, rehuía el uso de la fuerza686.
Meses después, en julio de 1986, Hassán da un nuevo golpe de efecto
que completa la maniobra anterior, al entrevistarse con Simón Peres,
primer ministro israelí, rompiendo el aislamiento de Egipto entre
los árabes. Este encuentro produjo dos efectos. En primer lugar,
Libia consideró tal entrevista como una "traición", lo que fue
aprovechado por Hassán para romper unilateralmente (vulnerando los
preceptos del tratado) la Unión diciendo que "los términos del
comunicado (<traición>) no permiten a nuestro país continuar en el
camino de la unión de los Estados". Pero, además, en segundo lugar,
Hassán logró congraciarse con EE.UU. al demostrarle que era capaz de
desempeñar un papel importante en el diálogo árabe-israelí y que
seguía siendo un interlocutor importante en el Norte de África687.
El acercamiento a Israel, además, no dudamos que fue considerado
imprescindible por Hassán una vez que su enemigo del Norte, España,
había establecido relaciones diplomáticas con Israel en enero de
1986. No podía permitir que España disfrutara de esa ventaja
diplomática.
II. Con
el paso del tiempo, la construcción de los muros consiguió ir
ralentizando la guerra y, al mismo tiempo, fue deteniendo el goteo
de reconocimientos internacionales de la RASD que ha estado unos
años estancado (entre 1991 y 1993 no se produjo ningún nuevo
reconocimiento). El estancamiento es tanto más grave por cuanto en
estos años se han incorporado, sobre todo en Europa y en el área
soviética, numerosos nuevos Estados. Parece aconsejable que el
Polisario emprenda una ofensiva diplomática respecto a estos países.
En todo caso, recientemente dos Estados han reconocido a la RASD
(Malawi y Sudáfrica), con lo que suman ya 76688,
que tienen gran valor por varios motivos: primero, porque ambos son
países africanos, lo que supone reforzar aún más la posición de la
RASD en la OUA y aislar a Marruecos en el continente; segundo,
porque Malawi es un Estado de mayoría islámica; y tercero, porque
Sudáfrica es un Estado de gran potencial económico.
III.1.
Una vez detenida la ofensiva diplomática saharaui, Marruecos pasó al
ataque en este terreno. Desde la posición de fuerza que le confería
el dominio asegurado por los muros de la mayor parte del territorio,
Marruecos se avino a pactar con el Polisario y el Secretario General
de la ONU, Pérez de Cuéllar, un Plan de Paz689.
Desde primeros de mayo de 1988, Pérez de Cuéllar lleva a
cabo
entrevistas con las partes implicadas y en agosto del mismo año
formula, junto con el enviado especial del presidente de la OUA,
unas "Propuestas de Arreglo", que reciben la conformidad de las
partes. Ante estas circunstancias, el Consejo de Seguridad aprueba
su resolución 621 (1988), de 20 de septiembre, en la que se
autorizaba al Secretario General para que nombre un Representante
especial para el Sáhara Occidental y se le pedía que presentara un
informe sobre la posibilidad de llevar a
cabo el
referéndum de autodeterminación. Tal informe, núcleo del Plan, fue
aprobado por el Consejo de Seguridad en su resolución 658 (1990), de
27 de junio690
y que supone ya varios logros para Marruecos: mantenimiento de las
tropas marroquíes, silencio sobre los colonos marroquíes y sobre la
permanencia de la Administración marroquí, propuestas todas ellas
que, antaño, fueron consideradas inaceptables por Marruecos si el
referéndum lo organizaba España, pero que, siendo ellos los
organizadores resultaban enteramente aceptables. La resolución 658
que aprueba el Plan de Aplicación solicitó del Secretario General la
emisión de un informe adicional que también fue aprobado por el
Consejo de Seguridad en su resolución 690 (1991), de 29 de abril.
Ambos documentos constituyen el Plan de Paz.
III.2.
En efecto, con esta nueva finta, Marruecos varió sustancialmente su
postura diplomática. Pasó de enfrentarse desde fuera a un plan de
paz, oponiéndose o dilatando su aceptación del Polisario como
adversario y del referéndum, a manipularlo desde dentro. A los
cuatro meses de la aprobación del Plan de Paz por el Consejo de
Seguridad (resolución 690 (1991), de 1 de abril), el 22 de agosto
Hassán empezó a poner obstáculos en el Plan de Paz y ordenó una
amplia operación militar contra los territorios liberados fruto de
la cual se destruyó Bir Lehlú y Tifariti (capital provisional de la
RASD), una escuela, un hospital y se envenenaron pozos,
ocasionándose la muerte de 24 civiles, al menos. El Polisario no
ofreció resistencia a este ataque para no ofrecer pretextos a
Marruecos en la alteración del calendario del Plan de Paz. El 6 de
septiembre de 1991, como estaba previsto, entró en vigor el alto el
fuego, considerado día D del Plan de Paz. Con arreglo al Plan las
fuerzas de ambas partes se concentraron en 10 puntos del Sáhara
Occidental. Por parte marroquí, en Auserd, Um Dreiga, Smara y
Mahbes. Por parte saharaui, en Zug, Agüenit, Miyec, Mejeiris,
Tifariti y Bir Lehlú691.
III.3.
La vasta operación de transformismo diplomático emprendida por
Marruecos le resultaba ahora mucho más rentable que el simple
enfrentamiento que había mantenido hasta entonces, por varias
razones. En primer lugar, el plan de paz contenía una declaración de
alto el fuego que, a pesar de las violaciones del mismo
(sobrevuelos, obras de reparación del muro, minados, construcción de
zanjas anticarro y otras fortificaciones, movimientos de tropas), en
su inmensa mayoría por Marruecos692,
ha detenido los combates entre ambas partes. El mayor beneficiario
de ello ha sido Marruecos. De un lado, ha frenado la grave sangría
económica y psicológica que suponía la guerra. De otro, y es muy
importante, ha provocado una distensión en el sentimiento
nacionalista saharaui y una exasperación de los ánimos entre la
población que comprueba que la paz no lleva a conclusiones tangibles
y tampoco se hace la guerra. Se ha tratado de un golpe maestro que
estuvo a punto de desmoronar psicológicamente a los saharauis. Pero
precisamente el hecho de que éstos no sucumbieran los ha
fortalecido, haciéndoles muchísimo más resistentes frente a
ulteriores maniobras marroquíes de guerra psicológica.
En
segundo lugar, el Plan de Paz consagraba la reducción de tropas
marroquíes a "sólo" 65.000 efectivos, cifra escandalosa (el máximo
dispositivo militar que hubo en época española ascendió a 30.000
soldados), pues el censo de 1974 recogía la existencia de 74.000
saharauis y las tropas militares de la MINURSO (Misión de Naciones
Unidas para el Referéndum del Sahara Occidental, creada por la
resolución 658) sólo ascenderían a 1695 soldados. El referéndum se
hará, de una forma u otra, bajo la atenta mirada de las fuerzas
marroquíes, fuerzas que se han encargado de inspirar el terror. A
ellas hay que añadir las temibles fuerzas represivas de policía. Son
innumerables los testimonios de detenciones masivas, torturas,
"desapariciones" y asesinatos de saharauis sospechosos de apoyar al
Polisario693,
siendo el último episodio la condena por un tribunal militar a ocho
jóvenes saharauis que se manifestaron el 11 de mayo de 1995
pacíficamente en El Aaiún a favor de la independencia694.
III.4.A.
Marruecos, desde su nueva posición de fuerza, ha centrado el grueso
de su artillería obstruccionista contra el censo. Los ataques
directos o indirectos contra el mismo son múltiples. El primero se
produjo al negarse Marruecos, a pesar de que así se disponía en el
Plan de Paz, a exponer públicamente en su territorio la lista
actualizada provisional del censo de 1974 aprobada por la ONU, con
lo que se introdujo ya un retraso en el calendario del Plan de paz695.
En segundo lugar, consideró que el censo estaba incompleto y anunció
la pretensión de incluir en las listas a nuevos "saharauis". Para
proceder a este intento por vía de hechos consumados, Hassán II
procedió a una segunda Marcha Verde, oculta esta vez, que Hassán
anunció apenas 11 días después del día D del Plan, con cinismo sin
par696 "De
Hassán II, rey de Marruecos, al Sr. Pérez de Cuéllar.... Sr.
Secretario General, el proceso de autodeterminació en el Sáhara
está actualmente emprendido. Como lo hemos manifestado muchas veces,
Marruecos no escatimará ningún esfuerzo para asegurar el éxito del
proceso de paz que Vd. lleva a
cabo en el
Sáhara. En el estado actual de avance de este proceso, dos puntos
nos preocupan esencialmente: 1º. La identificación de los saharauis
votantes; 2º La recuperación del retraso en la puesta en práctica
del plan de paz.
En lo
que concierne a la identificación hemos creído que lo más práctico
es acercar a la Comisión de Identificación de la ONU a los saharauis
a identificar, particularmente a los que se habían refugiado en las
provincias del norte en diferentes períodos de la colonización
española, cuyo caso ha sido varias veces señalado a la ONU y cuya
lista le ha sido enviada a Vd. en tiempo oportuno.
Vamos a
proceder, en consecuencia, a la reunión de estas poblaciones en
diversos centros del mismo Sáhara, principalmente en El Aaiún,
Smara, Dajla, Bojador, etc.
Marruecos
toma, evidentemente, a su cargo los gastos de aproximación y de
estancia de estos saharauis, cuyo número se eleva a 170.000. (...).
La
ventaja de esta actuación es evidente. Evitamos la dispersión de los
saharauis a identificar y permitimos así a esta comisión proceder a
la identificación in situ, sobre los mismos lugares donde deberá
desarrollarse el referéndum de autodeterminación.
Estamos
seguros de que Vd. no dejará de apreciar en su justo valor la
contribución que aporta Marruecos para asegurar el éxito de su
acción, tanto en el plano logístico, como en el financiero.
Sírvase
recibir, Sr. Secretario General, la seguridad denuestra más alta
consideración."
, con objeto
de incluir nada menos que a 170.000 presuntos "saharauis" que,
supuestamente, tuvieron que exiliarse debido a la guerra de 1958 y a
las acciones bélicas posteriores697
(y que se añadían a los 150.000 marroquíes que ya se habían
establecido en el Sáhara Occidental), todo ello sin el menor temor
de contradecirse con las propias declaraciones marroquíes ante
Naciones Unidas en 1975 cuando afirmaba tener alrededor de 35.000
refugiados698.
Si tenemos en cuenta que el censo español, bastante fiable, daba una
cifra de 74.000 saharauis, se apreciará el alcance del fraude que se
pretende. El descaro marroquí ha sido tal que incluso el ministro
del interior marroquí, Driss Basri, llegó a insinuar el 13 de
febrero de 1992 ¡en Madrid! que el censo español fue manipulado para
excluir a los saharauis favorables a la anexión por Marruecos699,
lo que motivó una dura y documentada respuesta por parte de las
antiguas autoridades españolas responsables de la elaboración del
censo de 1974, refutando científicamente la pretensión marroquí de
incluir a 170.000 nuevos saharauis700.
Por si fuera poco, Marruecos incluso se ha atrevido a sugerir que el
Polisario está reclutando "saharauis" en Mauritania (lo que no es
difícil por las afinidades étnico-culturales) y en el sur de
Argelia, aparentando preocupación por ello701,
pero esto no parece verosímil, a la luz de las solicitudes de voto
presentadas por las partes702.
Actualmente
existen 12 unidades de identificación: 4 en los territorios ocupados
(Aaiún, Villa Cisneros, Smara y Bojador), 4 en las provincias de la
RASD en el exilio (Aaiún, Villa Cisneros, Smara y Auserd), 2 en
Mauritania (Nuadibú y Zuerat) y otras 2 unidades móviles. Cada
unidad de identificación se compone de un funcionario de la ONU y un
chej nombrado por cada parte (Marruecos y Polisario), a los que
deben sumarse los observadores (uno de cada parte en conflicto y
otro de la OUA). Cada solicitante de inscripción en el censo para el
referéndum debe comparecer ante la correspondiente unidad. Si los
dos chiuj asienten en el carácter saharaui del candidato,
automáticamente es inscrito y recibe una tarjeta identificativa para
el voto. Si hay divergencias, se acude a las pruebas documentales
(DNI, etc.), y si ante la prueba practicada persisten las
diferencias decide sobre la inscripción el funcionario de la ONU.
Esto no deja de ser arriesgado, ya que Marruecos tiene una habilidad
especial para corromper a las personas. Los observadores pueden
tomar nota de las incidencias que se produzcan y, una vez publicadas
las listas provisionales cabe formular recursos contra las mismas
que serán resueltos por un jurista internacional.
Marruecos
está intentando con diversas tácticas retrasar el proceso de
identificación y, en definitiva, bloquear el proceso de paz y ganar
tiempo, consolidando su posición. En estas pretensiones, Marruecos
encontró un inesperado y valiosísimo aliado en el anterior
Secretario General de las Naciones Unidad, de triste memoria, Pérez
de Cuéllar. Pérez de Cuéllar, al servicio claro de Marruecos,
manipuló en favor de éste el plan de paz justo antes de dejar su
cargo. En el informe que presentó en diciembre de 1991703,
se modificaba sustancialmente el punto más importante del Plan, a
saber, los criterios y procedimientos para la selección de los
votantes, para dar satisfacción a la pretensión marroquí de ampliar
el censo.
Pérez
de Cuéllar hizo de la aprobación de su informe una cuestión personal
produciéndose un insólito y penoso espectáculo en el Consejo de
Seguridad. En la primera reunión de 21 de diciembre de 1991, frente
a la costumbre de la aprobación automática de su informe, se vio que
no había unanimidad. El 23, varios Estados miembros del Consejo
introdujeron enmiendas, sobre cuya aceptación abogó el embajador
ruso, negándose Cuéllar a cualquier modificación. El 27 Francia
presentó un proyecto de resolución inclinado hacia la aprobación del
informe, pero otros Estados presentaron un contraproyecto. Tras
presiones múltiples, el 31 de diciembre se dictó la resolución 725
(1991) que mantiene una postura ambigua sobre el informe: no lo
aprueba expresamente, pero "da la bienvenida" al mismo, por lo que
puede sostenerse que jurídicamente tal informe no modifica el plan
de paz704,
pero se abre la posibilidad de modificarlo por una puerta falsa que
es la que está transitando el nuevo secretario general Butros Gali.
Con esta modificación del plan aceptado por la Asamblea General de
la ONU se validaba el retraso, sine die, en la fecha de la
celebración del referéndum. Todas estas estratagemas marroquíes,
como dice Bustamante, no hubieran dado fruto de no haber contado con
el apoyo de las potencias occidentales que cierran los ojos ante el
régimen tiránico de Hassán705.
El apoyo de Pérez de Cuéllar a Marruecos, sin embargo, no puede
extrañar a la luz de las revelaciones que surgieron a poco de
terminar su mandato, conforme a las cuales mantuvo estrechos
contactos (hubiera aceptado o no su propuesta) con una
importantísima empresa estatal (esto es, de Hassán) marroquí706.
La
mutación operada por el último informe de Pérez de Cuéllar, que ha
sido objeto de un riguroso análisis en un documento publicado por el
Frente Polisario707,
atiende a dos aspectos: los criterios para ser admitido como votante
y los medios de prueba. Por lo que se refiere a los criterios para
formar parte en el referéndum, van a ser ahora cinco: 1º) Ser
saharauis -entendiendo por tales, lo que es muy importante, no los
pertenecientes a la etnia saharaui, sino a los pertenecientes al
pueblo del territorio del Sáhara Occidental- que estuvieran
inscritos en el censo español de 1974 y tuvieran 18 años o más. Éste
era el único criterio en el Plan de Paz originario, pero a éste van
a adicionarse otros. 2º) haber residido en el territorio como
miembro de una tribu saharaui en el momento del censo (1974), pero
no haber sido censado. Este nuevo criterio no plantea excesivas
divergencias a las partes. 3º) ser familiar directo (padre, madre,
hijos) de una persona considerada saharaui con arreglo a los
criterios 1º y 2º. Este criterio tampoco es controvertido y
permitiría incluir a los saharauis nacidos en el exilio en Tinduf
con posterioridad a 1974, que son muchos. 4º) Tener padre saharaui
nacido en el territorio. 5º) Ser miembro de una tribu saharaui
perteneciente al territorio y haber residido en el mismo antes del 1
de diciembre de 1974 por un período de 6 años consecutivos o 12 años
discontinuos. Los criterios 4º y 5º suscitaron inicialmente
objeciones del Polisario. Se discutió el criterio 4º porque,
admitirlo, decían los saharauis equivaldría a conceder derecho de
voto en España a todos los hijos de emigrantes españoles
establecidos en Francia. El criterio 5º no fue pacífico, pues se
discutía en qué fechas tiene que haberse producido esa residencia
continua o discontinua.
Estos
criterios convergen con otro elemento introducido en el informe
Cuéllar, a saber, que la pertenencia a un grupo familiar
(subfracción de una tribu) implantado en el territorio lo que
prevalecerá para determinar si se es o no saharaui con derecho a
voto. Ahora bien, ¿cuando una subfracción está implantada en el
territorio? Según el Polisario cuando la mayoría de sus miembros han
sido inscritos en el censo de 1974, pero Marruecos se opone a ello,
lo que significaría según el Polisario que bastara con que figurara
en el censo una sola familia de una tribu del Rif (norte de
Marruecos) para que toda la tribu del Rif pudiera ser potencialmente
saharaui.
La
cuestión de los medios de prueba, es junto con el problema de qué
tribus son saharauis, la más importante, y sigue abierta a la
discusión. Las diferencias afectan a dos medios de prueba. En primer
lugar, y por lo que se refiere a las pruebas escritas, el Polisario
considera que deben tener como fuente el territorio del Sáhara
Occidental, pues sólo al pueblo de este territorio corresponde
decidir su futuro, y, en consecuencia, sólo los documentos
auténticos (carnés de identidad, libros de familia, permisos de
residencia, etc.) emitidos por la administración española del
territorio serían pruebas válidas. El Polisario considera que los
documentos emitidos por cualquiera de las dos partes en conflicto
carecen de la objetividad necesaria por lo que no debieran
considerarse válidos. Marruecos, sin embargo, pone en duda la
imparcialidad de la administración española y defiende la
posibilidad de presentar documentos auténticos cualquiera que sea su
procedencia. Ahora bien, ¿quién no sospechará que el Ministerio del
Interior marroquí manipulará registros civiles o expedirá documentos
de identidad a favor de los marroquíes trasladados al Sáhara
Occidental haciendo constar que nacieron en el Sáhara o que son
hijos de padre saharaui?
Pero
también hay, en segundo lugar, discrepancias con la prueba del
testimonio oral. El Polisario exigió para su admisión las siguientes
condiciones: 1º) que no pueda esgrimirse para proceder a la
identificación de votantes con arreglo al criterio 5º (arriba
visto); 2º) que no pueda suplir a la prueba escrita, ya que sólo
debe ser complementaria; 3º) que sólo pueda solicitarse para
atestiguar la afiliación tribal del interesado o para identificar
físicamente a la persona; y 4º) que sólo pueda prestarse por los
jeques (chiuj) de la subfracción del interesado y que figuren en la
lista de chiuj elaborada por las autoridades españolas. Sin embargo,
Marruecos es partidario de una admisión total del testimonio oral
considerando que es válido para examinar todos los criterios, que
puede suplir la prueba escrita, que puede versar sobre cualquier
cuestión y que puede ser efectuada por 22 testigos (que muy bien
pueden ser 22 marroquíes paisanos de otro marroquí traído de
Marruecos). Como puede constatarse, el Sr. Pérez de Cuéllar ha
abierto la puerta a interminables discusiones que pueden conseguir
el objetivo de Hassán: aplazar sine die el referéndum si no hay se
aceptan sus exigencias haciéndolo imposible, pues los chiuj de las
listas españolas poco a poco irán muriendo, o conseguir un
referéndum a la medida.
III.4.B.
Estas divergencias han pretendido ser limadas a través de
conversaciones del Enviado Especial del Secretario General con las
dos partes. El Polisario se ha declarado dispuesto, incluso, a
aceptar los cinco criterios del informe Cuéllar, con una sola
condición: la utilización exclusiva como medio de prueba de
documentación auténtica española708.
El Consejo de Seguridad, a partir de entonces, adopta una postura
tibia acerca de estas diferencias e invita a iniciar el proceso de
identificación "partiendo de las listas actualizadas del censo de
1974" y alentando la continuidad de las negociaciones709.
El Secretario General, Butros Gali, actuando con una parcialidad
pro-marroquí semejante a la mostrada por Pérez de Cuéllar el 1 de
junio de 1993 hizo llegar al Polisario la llamada "Propuesta de
compromiso del Secretario General" que recoge todas las pretensiones
marroquíes en lo relativo al valor del testimonio oral, a los chiuj
que pueden prestarlo y a la filiación tribal.
Frente
a esta llamada propuesta de compromiso, que en realidad no es sólo
sino la expresión de los deseos marroquíes, el 11 de agosto de 1993
el Polisario comunicó por carta al Representante Especial del
Secretario General que había flexibilizado aún más su postura al
indicar que aceptaba los 5 criterios de identificación y que incluso
aceptaba los testimonios orales en apoyo de las peticiones
individuales de participación en el referéndum si bien hacía dos
reservas: 1ª) que sólo se admitiera el testimonio oral de los chiuj
que habían sido citados en anteriores cartas por el Representante
Especial del Secretario General (y que habían sido elegidos en
1973); 2ª) que había que dejar claro que el hecho de que una persona
estuviera en el censo de 1974 no significaba automáticamente el que
toda la subfracción tribal a la que perteneciera debía ser
considerada saharaui710.
El Consejo de Seguridad parece ir allanando el camino de Marruecos,
pues se inclinaba porque el Secretario General continuase sus
negociaciones con las partes, pero "sobre la base de la proposición
de compromiso del Secretario General"711.
En
definitiva, en este momento, el Polisario ha cedido en los
siguientes puntos: 1º) Ha admitido los cinco criterios propuestos
por Pérez de Cuéllar para ser considerado elector; 2º) Ha admitido
el criterio complementario en virtud del cual son saharauis los
miembros de las subfracciones de tribus "implantadas" en el
territorio; 3º) Ha admitido la validez de la prueba oral emitida por
los chiuj. Ahora bien, el Polisario ha anunciado que ya ha hecho
excesivas concesiones y se niega a admitir ciertos elementos de la
propuesta de compromiso del Secretario General de la ONU que, a
nuestro juicio, son inadmisibles. En consecuencia el Polisario: 1º)
sólo considera que una subfracción tribal está "implantada" en el
territorio si la mayoría de sus miembros consta en el censo español
de 1974 (y, por tanto, no basta que un miembro de dicha subfracción
conste): admitir otra cosa sería definitivamente falsear el
principio de que el referéndum debe hacerse sobre la base del censo
de 1974; 2º) Sólo los chiuj elegidos en el territorio entonces
español en 1973 (de los que hay constancia objetiva y documental), o
sus primogénitos, pueden deponer en la prueba oral: lo contrario
sería introducir criterios fácilmente manipulables por su carencia
de objetividad712.
III.5.
Pero Marruecos no sólo ha bloqueado el Plan en la cuestión del
censo. Otros actos han coadyuvado a ahogar el proceso de paz. En
primer lugar, desoyendo las recomendaciones de la ONU, el 4 de
septiembre de 1992 Hassán procedió a someter a un simulacro de
referéndum una reforma constitucional incluyendo al Sáhara dentro de
la votación en cuestión (dándose en este territorio una
participación del 99% con un 100% de votos afirmativos)713.
Como continuación de esta política de hechos consumados para
asimilar el Sáhara, el 16 de octubre de 1992, se llevaban a
cabo
elecciones municipales (con triunfo del frente oficial, como es
lógico) incluyéndose igualmente los territorios ocupados en tales
comicios, contra las recomendaciones de la ONU714.
El 25 de junio de 1993 se realizaban elecciones legislativas
incluyendo también en la convocatoria al Sáhara ocupado715.
En segundo lugar, todavía no ha replegado a sus tropas hasta llegar
al total de 65.000 efectivos marroquíes establecido en el Plan de
Paz. Quizá ello se deba al temor que tiene Hassán a que el Ejército
vuelva a Marruecos y conspire contra él.
IV.
Otra línea de ofensiva diplomática marroquí ha consistido en captar
importantes personajes del Polisario para la causa marroquí. El
medio para captar estas voluntades puede ser variado. Desde el puro
chantaje sobre los familiares que permanecen en los territorios
controlados por Marruecos hasta la concesión de cargos públicos o el
soborno en estado puro. El objetivo perseguido es múltiple.
En
primer lugar, Marruecos quiere dar la imagen de que el régimen
saharaui es monolítico y dictatorial. No deja de sorprender que sea
precisamente Marruecos quien intente dar una imagen de su enemigo.
El cinismo político de Hassán es asombroso. Precisamente para hacer
frente a esta propaganda marroquí, la RASD ha sustituido su anterior
Constitución por otra nueva en la que se subraya el principio
democrático, se eliminan las referencias al socialismo y se
garantizan los derechos fundamentales716.
En
segundo lugar, pretende transmutar el conflicto internacional
Marruecos-Sáhara, en un conflicto civil interno entre saharauis que
tendría su marco en Marruecos, de suerte que Hassán, de agresor se
convertiría en árbitro. Así se explica la política seguida por
Hassán de enviar saharauis (a ser posible desertores del Polisario),
en vez de altos cargos marroquíes, a las negociaciones directas
Marruecos-Polisario que patrocinan la ONU y la OUA. Así ocurrió en
el encuentro de El Aaiún, celebrado bajo los auspicios de la ONU los
días 16 y 17 de julio de 1993 y en la entrevista de Nueva York
concertada por la ONU para el 25 de octubre717.
V.
Aunque Marruecos se retiró de la OUA en 1984 tras la definitiva
admisión de la RASD en esta organización, sigue teniendo peones que
velan por sus intereses (Zaire y Senegal, señaladamente). Quizá haya
que interpretar como una maniobra dirigida longa manu desde
Marruecos, la decisión adoptada por la XXX cumbre de la OUA en Túnez
(junio de 1994) en la que se disolvió el famoso "Comité de
Liberación", creado al mismo tiempo que la OUA, en 1963, al
considerar que con el fin del aparteheid en Sudáfrica se ha
completado el proceso de descolonización del continente. Esta
decisión no fue bien acogida por la RASD que considera que el Sáhara
es aún una cuestión de descolonización pendiente.
Ahora
bien, la decisión de la OUA tiene dos lecturas. Desde el punto de
vista saharaui, la cuestión no es tan grave, pues la RASD es
considerada como un Estado efectivamente existente, ya creado e
independiente y, como tal, reconocido por la OUA. Para la OUA, el
conflicto del Sáhara no sería tanto una cuestión de descolonización
(es decir, una situación en la que hay un único sujeto de Derecho
internacional, el Estado colonizador, al que se opone un pueblo que
aspira a obtener personalidad internacional) como un conflicto
internacional (es decir, una situación de lucha entre dos Estados,
dos sujetos de Derecho internacional con plena personalidad
internacional). Desde el punto de vista de español, y esto es
importantísimo, pudiera entenderse que con esta decisión la OUA ha
descartado de forma definitiva que los territorios de Ceuta, Melilla
y Canarias puedan ser considerados como "colonias".
c.
Perspectivas diplomático-internacionales.
1. ¿Qué
perspectivas existen en el plano diplomático-internacional? En
principio, parece que está claro que Marruecos no puede volverse
atrás una vez que ha aceptado el referéndum. Sin embargo, no puede
excluirse que Hassán esgrima alguna nueva excusa para retrasarlo si
contradice sus intereses. Un dato importante que se deduce de la
postura marroquí es su miedo y su inseguridad ante la consulta. En
efecto, el intento de ampliar de forma brutal el censo significa
que, a pesar de las afirmaciones de Hassán de contar con el apoyo de
la población saharaui, no estima éste como probable y pretende
"asegurarse" el resultado.
1.A. En
efecto, de un lado, parece claro que, pese a las deserciones de
dirigentes saharauis (pero sólo de dirigentes) a las filas
marroquíes, el pueblo residente en los campamentos de Tinduf apoya
de forma total la independencia. Como afirma Barbier, la
proclamación de la RASD y la organización del pueblo saharaui no
sólo han colmado un vacío jurídico permitiendo sobrevivir a los
refugiados, sino que ha conseguido administrar y encuadrar
políticamente la población de los campos subviniendo a sus
necesidades esenciales (alimentación, educación, sanidad) creando un
verdadero Estado en el exilio. Gracias a los innumerables
sacrificios y dificultades se ha logrado formar un verdadero pueblo
saharaui, unido y solidario, dotado de una conciencia nacional y
encaminado hacia la lucha por su liberación nacional718,
algo que parecía lejano en 1975 donde los lazos tribales aún se
cruzaban peligrosamente con la conciencia nacional719.
1.B.
Por lo que respecta a los saharauis de las zonas ocupadas, Marruecos
ha realizado una intensa política de captación de los saharauis de
las zonas ocupadas (y de paso también de "tentación" a los
refugiados de Tinduf) con cuantiosas inversiones en el Sahara para
mejorar la vida en su zona, impulsando la construcción de servicios
(mezquitas, edificios, hoteles, mercados y aeropuertos), con aumento
del comercio y de la prosperidad de la gente. Además, Hassán ha
establecido exenciones de impuestos, créditos fáciles y promesa de
trabajo a todos los residentes en el Sáhara Occidental720.
Estos beneficios también se aplican a la multitud de emigrantes
marroquíes llevados allí721.
A pesar
de ello, no participamos de la opinión que sostiene que la población
del Sahara ocupado "votaría sin duda en favor de convertirse en
parte de Marruecos"722.
Varias razones fundamentan nuestra opinión. En primer lugar, también
España realizó muy cuantiosas inversiones en el Sahara y mejoró
sensiblemente las condiciones de vida de los nativos sin que por
ello, antes al contrario, se frenara el independentismo. En segundo
lugar, la venida masiva de marroquíes (hoy día sólo El Aaiún tiene
unos 130.000 habitantes, en su inmensa mayoría marroquíes) muy
posiblemente ha podido despertar el pánico de los saharauis que han
quedado allí que ven "marroquinizarse" su tierra, sus costumbres, su
lengua, etc. En tercer lugar, existe un importante factor
sociológico que no puede olvidarse: aunque el hombre saharaui es uno
de los más árabes más occidentalizados, la mujer saharaui es muy
tradicional y se ha constituido en el auténtico depósito de la
tradición de su pueblo, que ha comunicado a los hijos constituyendo
de este modo una auténtica barrera a la marroquinización de los
saharauis de las zonas ocupadas. En cuarto lugar, y como corolario
lógico de lo anterior, los testimonios sobre revueltas de la
población saharaui bajo dominio marroquí (El Aaiún, Smara) y sobre
detenciones, "desapariciones" y torturas de saharauis por parte de
los agentes de Hassán, parece que avalan que la población autóctona
sigue rechazando a Marruecos. Además de esta represión "física"
también se ejercen diversas formas de represión "psicológica":
vigilancia continuada, prohibición de visitar a parientes, etc723.
Pero hay, en cuarto lugar, un argumento definitivo: si Hassán no
celebra ahora el referéndum es porque, simplemente, está seguro de
perderlo.
En
definitiva, parece claro que Marruecos quiere celebrar un referéndum
manipulado como único medio de obtener la victoria. Su diplomacia
(eso sí, con la ayuda inestimable de los Secretarios Generales Pérez
de Cuéllar y Butros Gali) está consiguiendo que el Consejo de
Seguridad esté, poco a poco, aceptando las exigencias marroquíes
acerca de los criterios de identificación (ya aceptados también por
el Polisario), de los medios de prueba del mismo (tema éste crucial)
y de la presencia del aparato militar y policíaco marroquí. Por lo
mismo, si, como resultado de este proceso, Naciones Unidas desvirtúa
gravemente el referéndum, el pueblo saharaui debe boicotearlo para
obtener el respeto de sus derechos, pues un tal referéndum no sería
sino una farsa celebrada bajo la mirada de los soldados marroquíes.
2.A.
Una nueva circunstancia, sin embargo, puede modificar el rumbo de
los acontecimientos en un sentido favorable a la RASD. Estados
Unidos parece adoptar una postura neutral ante el conflicto
saharaui. Esta posición puede tener varias explicaciones que no son
necesariamente excluyentes entre sí. La primera radicaría en el
demoledor informe presentando el 25 de enero de 1995 ante un comité
de la Cámara de Representantes de Estados Unidos por el embajador
norteamericano y vicepresidente de la MINURSO, Frank Rudy, donde se
denuncian sin tapujos, todos los obstáculos marroquíes al plan de
paz (Rabat ha impedido a la ONU contratar espacios publicitarios en
la prensa para informar a la población saharaui de los territorios
ocupados sobre el proceso de identificación; agentes policiales
disfrazados de periodistas han grabado en video a los saharauis que
se inscribían para el referéndum en los territorios ocupados, etc.)
y la connivencia de la MINURSO con Marruecos. Rudy llegó a decir que
en el Sáhara ocupado existía un clima de persecución contra los
saharauis comparable al de Sudáfrica durante el apartheid.
2.B. La
segunda consistiría en una mera operación de imagen. En efecto, el
apoyo moderado al plan de paz, de un lado, no parece que tenga
fuerza suficiente para alterar el status quo, claramente favorable a
Marruecos, y de otro, permite dar una cierta credibilidad al nuevo
papel de gendarme internacional desempeñado por los EE.UU. tras la
desintegración de la URSS.
2.C. La
segunda estribaría en que los EE.UU., tras un detenido examen de la
trayectoria de Hassán, de sus alianzas y promesas, pueden haber
llegado a la conclusión de que éste es demasiado listo, demasiado
poco fiable y menos útil que antes. En efecto, el Tratado de Uxdá
con Gadaffi fue una maniobra extraordinariamente inteligente por
parte de Hassán que le ha rendido excelentes frutos a corto plazo en
su lucha contra los saharauis. Ahora bien, en tal operación
(fraguada en un momento de máxima tensión de EE.UU. con Libia a la
que pretendía aislar) dejó en evidencia que le importaban mucho más
sus propios intereses que los norteamericanos. Es decir, que
traspolando a las relaciones internacionales la soberbia despótica
que ejerce en el interior de su país, se creyó que en el tablero
internacional no era un simple peón (de los EE.UU.) sino que era
rey: demasiado listo. Pero la frialdad con la que se apartó de sus
compromisos con Occidente al pactar con el coronel libio y el
descaro con el que rompió esa alianza abrió los ojos a los EE.UU.
acerca de la escasa fiabilidad que tiene la palabra de Hassán:
demasiado poco fiable. Por añadidura, el nuevo clima de paz que se
ha ido imponiendo en las relaciones de los Estados árabes con Israel
ha devaluado el concurso de Hassán: menos útil.
2.D. En
tercer lugar, y precisamente por la escasa fiabilidad de Hassán,
resulta económicamente muy peligroso un Sáhara marroquí. Si se
consolidara el dominio marroquí, la explotación plena y pacífica de
los fosfatos del Sáhara convertiría a Marruecos en poseedor de las
tres cuartas partes de las reservas mundiales de fosfatos, lo que de
facto le situaría en una posición de monopolio peligrosísima ante la
eventualidad de que Hassán, si así conviene a su permanencia en el
trono, dé un giro antioccidental y proislamista, o de que, ante la
corrupción del régimen hassaniano, los islamistas se hagan con el
poder. Es mucho más prudente que las reservas de un mineral tan
estratégico como los fosfatos estén en varias manos y no sólo en
unas.
2.E.
Una cuarta explicación radicaría en el cambio producido con la
instauración del nuevo orden mundial. Tras la desaparición de la
URSS y del peligro soviético, Argelia ha dejado de ser la amenaza
que constituía antes. En las nuevas circunstancias, un Sahara
marroquí puede tener más inconvenientes que ventajas, analizando la
cuestión tanto desde la perspectiva económica como política.
2.F.a.
En primer lugar, Argelia está abandonando el socialismo y abrazando
el capitalismo (si los integristas no lo impiden). Ello supone que
también se podrían hacer negocios con Argelia y, por ende, con su
protegido, el Polisario. Es más, el apoyo de la posición argelina y
saharaui sería la vía para que los EE.UU. iniciara una penetración
ideológico-económico en un espacio no hollado por ellos hasta ahora.
En unas circunstancias en que la RASD asumiría la economía de
mercado sería peligroso dejar en manos de un Marruecos demasiado
listo y poco fiable el monopolio mundial del mercado de los
fosfatos.
2.F.b.
Pero además, en segundo lugar, el peligro del islamismo podría
aminorarse o controlarse mejor con la perspectiva de un Sahara
independiente. El islamismo es un peligro real, no sólo en África o
en Asia atacando o desestabilizando a aliados de EE.UU (Turquía,
Egipto, Israel), sino en la propia Europa y aun en los EE.UU.
(atentado a las Torres Gemelas). Sobre esto tratamos con más
amplitud en el epígrafe dedicado a las consecuencias del problema
del Sáhara para Occidente.
2.G.
Precisamente para recuperar el apoyo de Estados Unidos, Hassán ha
acudido nuevamente a Estados Unidos. No deja de ser sospechoso que
la penúltima visita de Hassán a Washington fuera en septiembre de
1991, meses antes de que Pérez de Cuéllar redactara su informe
desvirtuando gravemente el Plan de Paz pactado entre las partes y
que la última visita, hasta el momento, haya sido el 15 de marzo de
1995, en un momento clave para el desarrollo del plan de paz. En esa
visita aprovechó para hablar también con Butros Gali. Hassán ha
jugado sus ya manidas cartas ante EE.UU.: primero, ha vendido a
Clinton la idea (poco creíble para los bien informados) de que sigue
teniendo un contribución crucial en el proceso de paz entre árabes e
israelíes; segundo, que su papel es importante para frenar el
radicalismo islámico; y, tercero, que su presencia es económicamente
rentable (aprovechó su visita para firmar un contrato con una
empresa norteamericana para la construcción de un proyecto
energético en Casablanca valorado en 1.500 millones de dólares (casi
200.000 millones de pesetas).
3. A
finales de abril de 1994, el Polisario ha aceptado iniciar la
identificación de los votantes en el referéndum del Sahara
Occidental "sobre la base" de los criterios definidos por la ONU.
Con ello se reanuda una operación que se encontraba bloqueada desde
enero. Este hecho no supone, creemos, la claudicación saharaui, sino
que incluso puede ser un elemento de presión en orden a la
celebración del referendum. Es indudable que la identificación es un
paso previo imprescindible. Por lo demás, no cierra la puerta al
Polisario frente a una denuncia de fraude marroquí en la
identificación de los votantes. Con ello, el Polisario pretende
nuevamente desbloquear el plan de paz de la ONU y obligar a
Marruecos a celebrar el necesario referendum.
La
iniciación del proceso de identificación de los votantes con la
aceptación del Polisario ha servido para mostrar una vez más el
nerviosismo y el miedo marroquí a perder el referendum, lo que le ha
llevado a poner numerosos obstáculos. A la vista de cómo termine el
proceso de identificación de votantes para el referéndum se podrá
ver qué actitud adoptan las partes. No parece difícil predecir que
Marruecos sólo aceptará el referendum (salvo que la presión de
EE.UU. obligue a lo contrario) si tiene garantía de que ha sido
inscrito el suficiente número de marroquíes "neosaharauis". Pero
incluso en caso contrario, y si la presión internacional obliga a la
celebración de la consulta, intentará a toda costa forzar el
resultado. De un lado, presionando a la población con la presencia
del Ejército y la amenaza de represión; de otro, manipulando el
recuento de votos en los territorios ocupados (corrompiendo incluso
a los funcionarios de la ONU) para obtener el triunfo.
Responsabilidad del Frente Polisario es que eso no sea posible. De
hecho, el Polisario ha advertido seriamente que una desvirtuación
del plan de paz (y la ONU ha tensado ya demasiado la cuerda)
supondría la vuelta a las armas.
4.
Hassán está sembrando la discordia para el futuro con su política.
Desgraciadamente, se adivina para el Sáhara en el horizonte bien la
silueta de Estonia (en el mejor de los casos), bien la del Ulster
(en el peor) o bien la de Palestina. La peculiar soberbia de Hassán724
está profundamente herida por la resistencia saharaui a rendirle
acatamiento, por lo que, en venganza, Hassán quiere envenenar un
posible triunfo saharaui. Si vencieran los saharauis se encontrarían
con que en su país existen 65.000 soldados y casi 250.000 civiles
marroquíes, lo que, ante la escasa población saharaui crearía
enormes conflictos en un Sáhara independiente. En este supuesto,
pueden ocurrir dos cosas: bien que el Sáhara se "estonice", dándose
una situación parecida a las repúblicas bálticas más rusificadas, en
la hipótesis más pacífica; o bien, que se "ulsterice", desempeñando
los saharauis el papel de los protestantes en el Gobierno y los
marroquíes el de los católicos en la oposición. Este último supuesto
sería el preferido por Hassán como acto último de venganza725.
Pero si
el referéndum lo ganaran los marroquíes, la situación no sería
mejor, porque o bien continuaría la guerra o bien el interior del
Sáhara estaría abocada a una violencia desesperada, probablemente
por medios terroristas, con lo que la anexión del Sáhara por
Marruecos seguiría cuestionada con el agravante de que la violencia
terrorista puede minar el apoyo interno marroquí a la anexión. En el
último supuesto, el retraso sine die del referéndum agravaría el
actual proceso de "palestinización" de los saharauis, condenados a
vivir en el exilio en gran número. Pero ello, como se ha visto ahora
con Palestina, no supone liquidar el problema y, tarde o temprano,
los palestino-saharauis volverán a su tierra.
La
única solución viable a largo plazo para la estabilidad de Marruecos
es la independencia del Sáhara. De la inteligencia y de la astucia
de Hassán dependerá, por una parte, realizar con dignidad esa
operación y, por otra, contar con que el tiempo se le acaba y sería
sumamente arriesgado dejarla a su sucesor.
V/ LAS
CONSECUENCIAS DEL PROBLEMA SAHARAUI.
1. Las
consecuencias para España.
A.
Consecuencias internas.
a.
Políticas.
a.I.
Los nacionalismos. Especial referencia
a
Canarias.
1. La
política española de abandono del Sahara ha modificado radicalmente
la posición de las Canarias las cuales han pasado de la condición de
tierra interior española a la de frontera726.
Los territorios del Sahara y de la región de Villa Bens constituían
el espacio de expansión de Canarias desde diversos puntos de vista.
En primer lugar, demográficamente, hasta fechas recientes las
Canarias tenían unos elevadísimos índices de crecimiento poblacional727.
Ese exceso demográfico solía canalizarse hasta América, pero esa
puerta se había cerrado728.
La única salida, a la vez que más cómoda (por la cercanía de la
tierra natal) y más barata era el facilitar la emigración canaria a
las vecinas costas saharauis donde podrían establecerse de forma
permanente sin perder, además, los vínculos afectivos con el
archipiélago. De este modo, en la década del 60 al 70 el Sáhara
Español fue una válvula de escape a la grave crisis que atravesó
Canarias en esa época729.
En
segundo lugar, estratégicamente, la ocupación española (y, en
concreto, canaria) del Sahara proporcionaba a las islas una
seguridad que ha desaparecido al ser ocupado por una potencia que,
periódicamente, formula chantajes y amenazas sobre España730.
Los territorios del África Occidental Española constituían una
unidad estratégica con Canarias (el
cabo Bojador
se halla apenas a 200 km. de Gran Canaria) en la que Villa Cisneros
podía haber constituido una excelente base aeronaval conjugada con
las de Canarias731.
Tras el abandono, el mar de esa zona ha pasado de ser un "mar
interior" seguro y pacífico a ser un "mar exterior" inseguro y
conflictivo732.
En
tercer lugar, económicamente, la ocupación española del Sahara (o la
independencia del Sahara formando un Estado amigo), por una parte,
facilitaría las actividades pesquera y portuaria canarias sin crear
una dinámica de competitividad que pudiera perjudicar a las islas y,
por otra, constituiría un mercado natural para los productos
canarios733.
Sin
embargo, el abandono español del Sahara ha producido gravísimos
problemas. En primer lugar, y a pesar de la disminución del
crecimiento vegetativo canario, el archipiélago sufre unas cifras de
paro gravísimas sin que pueda transferir ese elevado número de
parados a otros lugares de España. Ese paro crea una tremenda
desesperación social que puede ser caldo de cultivo de diversas
ideologías de protesta (p. ej. el nacionalismo)734.
En
segundo lugar, el abandono del Sahara obligó a la repatriación de
varios miles de españoles735,
la mayoría canarios, que tienen un status económico medio o bajo,
que lo habían perdido todo y que encontraban dificultades para
volver a instalarse y a rehacer su vida736.
Los evacuados del Sahara llegaban a Canarias las cuales ya de por sí
se encontraban en la época bastante afectadas por problemas
socio-laborales y de otra índole737.
En
tercer lugar, tras el abandono del Sahara las Canarias se han
quedado (o se han sentido) desguarnecidas. Se teme la indefensión
del archipiélago ante el abandonismo del poder central738.
La facilidad con que España abandonó el Sahara pudiera hacer pensar
a alguien que, de mediar una similar presión marroquí sobre el
archipiélago, el Estado que se dice Español podría adoptar una
solución similar. No digo que el Estado Español vaya a tomar tales
medidas, pero que sí da lugar a que alguien piense que las va a
tomar739.
En
cuarto lugar, el abandono del Sahara ha tenido unas consecuencias
económicas fatales para Canarias. La pesca se ha dificultado y
encarecido (p. ej. a través de las cláusulas que obligan a contratar
pescadores marroquíes para faenar en el banco sahariano; cada
pescador marroquí contratado es un pescador canario menos
contratado). Los empleados de Fos Bu Craa ya no son canarios. La
actividad portuaria y mercantil ha descendido740.
No sólo eso, sino que la balanza comercial entre Marruecos y las
Islas Canarias es ahora netamente favorable al país magrebí.
Todas
estas circunstancias crean un caldo de cultivo propicio al
surgimiento de nacionalismos. La sociedad política, como vio
genialmente Hobbes, se basa en un contrato obediencia-protección. El
súbdito obedece al imperante a cambio de recibir su protección. Si
el súbdito no recibe protección del poderoso, es fácil que se
cuestione el por qué le debe obedeciencia. Aunque pueden rastrearse
diversos antecedentes históricos del nacionalismo canario, incluso
con algunos tintes independentistas741,
es lo cierto que el mismo, a diferencia de otros nacionalismos
centrífugos hispanos, se había mitigado de forma considerable a
pesar de tímidos rebrotes en los años sesenta de este siglo, de
carácter más bien autonomista742.
Entre otros factores, ha sido precisamente el verse desprotegida por
el Estado al advertir el entreguismo en relación a Marruecos, lo que
ha ido fortaleciendo y consolidando ese nacionalismo743
fomentado por Argelia, en gran medida decepcionada al no crearse un
débil Estado saharaui que aspiraba a controlar744.
Ya en el momento de la entrega se producían quejas en Canarias de
que los intereses de las Islas no se habían tenido en cuenta ni su
voz se había escuchado en las decisiones a tomar en un futuro que
tanto les atañía como era la descolonización del Sahara. Ese
nacionalismo es hoy una realidad políticamente importantísima. Los
nacionalistas canarios gobiernan en solitario una Comunidad Autónoma
(algo que sólo sucede en Cataluña) y tienen grupo parlamentario
propio en el Congreso de los Diputados (lo que sólo poseen los
nacionalistas vascos y catalanes).
La
política española de entreguismo constante a Marruecos se manifiesta
en hechos que están suponiendo un auténtico sacrificio de las
Canarias. Así está sucediendo que Marruecos está cada vez haciéndose
más fuerte en turismo, pesca y agricultura, haciendo una competencia
directa a Canarias; incluso se ha financiado con capital español la
construcción de un puerto en Agadir que está apropiándose del
tráfico que antes se canalizaba en el puerto de La Luz de Gran
Canaria745.
Todo esto puede tener unas consecuencias políticas gravísimas en
Canarias.
Ante
tanto despropósito el Gobierno español, como mínima medida
compensatoria frente a Canarias, en 1978 promulgó una ley por la que
se establecía una zona económica exclusiva de 200 millas746.
Como Marruecos ya había hecho antes lo mismo, a partir de la nueva
normativa debía trazarse la una línea media o equidistante entre las
líneas de base que unen los puntos de la costa canaria y la costa
marroquí. De esta forma, quedaría para España la mitad de las ricas
aguas que separan a Canarias de la costa africana. Sin embargo, pese
a las reiteradas protestas canarias tal ley no se ha aplicado hasta
ahora. Este incumplimiento no puede hacer sino dar más motivos aún
al nacionalismo canario.
2. No
ha sido, sin embargo, el canario el único nacionalismo que ha
cobrado alas con la entrega del Sáhara. La cohesión nacional se
basa, tanto en factores estáticos que, frente a Ortega, no nos
parecen desdeñables, como en factores dinámicos que ya subrayó
Ortega en una obra clásica. Ese factor dinámico estriba, según
Ortega, en un proyecto sugestivo de vida en común, en un estar
juntos para algo747.
Ese proyecto común puede ser bélico o pacífico, puede estribar en la
lucha contra un enemigo común externo o en la posibilidad de una
empresa común, pacífica, que normalmente también es externa. El
primero se aprecia en la guerra de África de 1860, que fue
considerada una guerra santa de los cristianos españoles frente a
los infieles748.
La existencia de un enemigo externo servía como aglutinante interno.
Pero
también la presencia de un proyecto común, en forma de negocio
externo, viable por medios pacíficos, era útil como elemento de
cohesión interna. Se ha constatado de forma clara la participación
que tuvieron las burguesías periféricas en las empresas coloniales
americanas, sobre todo en el siglo XIX. Cuando se produce la pérdida
de esas colonias, son estas burguesías periféricas (vasca y
catalana, fundamentalmente) las que, junto al capital financiero
madrileño, impulsan la nueva colonización africana. La participación
en esa empresa exterior era un aglutinante de los diversos pueblos
de España749.
La
entrega del Sáhara supuso una frustración desde ambas perspectivas.
En primer lugar, se privó a los españoles de enfrentarse (lo que es
algo distinto que hacer la guerra: pudo haber enfrentamiento sin
haber llegado a la guerra, y la Marcha Verde es un ejemplo
elocuente) con su enemigo secular, cultural y geopolítico. Al
desaparecer el enemigo común desaparece uno de los elementos de
cohesión interna. Pero también, en segundo lugar, se frustró una
gran empresa colectiva cual era la de haber procurado el nacimiento,
consolidación y desarrollo de un nuevo Estado que hubiera,
necesariamente, mantenido unos importantes lazos filiales con
España.
a.II.
La posición de Ceuta y Melilla e islas.
1. Todo
lo dicho en relación con las Islas Afortunadas puede reproducirse en
relación con los territorios españoles del Norte de África (Ceuta,
Melilla, Peñón de Vélez, islas Alhucemas e islas Chafarinas750).
Pero en este caso hay elementos que agravan aún más la situación.
Tales territorios han sido formalmente reivindicados por Marruecos,
lo cual es un hecho de suficiente gravedad por sí mismo, como para
cuestionar la sensatez de las afirmaciones sobre el carácter
"amistoso" de las relaciones hispano-marroquíes. Es cómo afirmar que
los corderos tienen una relación "amistosa" con los lobos. Se trata
de afirmaciones sólo comprensibles desde un franciscanismo político
de sospechosa ingenuidad. Como afirma Cano Hevia, si el Rey de
España formulara reclamaciones fronterizas frente a Andorra, Francia
o Portugal, sin duda habría provocado las enérgicas protestas (o
incluso las represalias) de los afectados, lo que contrasta con la
falta de reacción española a las provocaciones marroquíes que,
además, crea un prejuicio que constituye un serio peligro para Ceuta
y Melilla, ciudades que no necesitan probar su españolidad751.
Si no
se quiere cerrar los ojos a la realidad (cosa que se suele hacer con
afirmaciones como las de que "Marruecos reclama Ceuta y Melilla para
ocultar sus problemas internos", afirmaciones que se vienen
repitiendo desde 1956 pero cambiando "Ceuta y Melilla", por "zona
sur del Protectorado", "Ifni" o "Sahara", con el resultado que hoy
encontramos) hay que contar con que más tarde o más temprano habrá
que tomar decisiones sobre Ceuta y Melilla, y esas decisiones
afectan, directamente a la soberanía española752.
Si se afirma esa soberanía (indiscutible histórica y jurídicamente)
debe procederse en consecuencia.
2.
Desde esta perspectiva, el abandono del Sahara constituye una
decisión equivocada de graves consecuencias. En primer lugar, la
existencia de un Sahara independiente y aliado de España en el sur
de Marruecos o la presencia de un conflicto bélico o diplomático en
el sur de Marruecos son elementos que contribuirían a concentrar la
atención de este país en ese problema meridional dejando de lado una
posible política de agresión bélica o diplomática en su parte
septentrional (Ceuta y Melilla). En este sentido, no deja de ser
lamentable advertir cómo la diplomacia española se ha ido
desprendiendo de todas las bazas que podían actuar como de
canalización de la ambición marroquí fuera de Ceuta y Melilla. En
segundo lugar, el abandono del Sahara mediante una agresión no
bélica constituye un grave precedente en relación con Ceuta y
Melilla. El propio Hassán ha hablado de aplicar el fenómeno de la
Marcha Verde para hacerse con estos territorios. En tercer lugar,
una decisión firme española en la crisis de 1975, provocando un
fracaso en el expansionismo marroquí en relación con el Sahara,
habida cuenta del empeño puesto por este país en apropiarse de ese
territorio, hubiera disuadido o "vacunado" a Marruecos frente a
futuras tentaciones expansionistas. El éxito del expansionismo
marroquí en 1975, sin embargo, ha producido el efecto contrario.
3. En
el momento actual, el Estado Español es objeto de un permanente
chantaje marroquí en torno a Ceuta y Melilla para conseguir el apoyo
español en su postura frente al Sahara, amén de otras numerosas
ventajas militares y económicas, a través de generosísimos créditos
e inversiones en perjuicio de territorios españoles más necesitados
(Canarias, Andalucía)753.
El fantasma de Ceuta y Melilla ha sido atizado por vía diplomática y
bélico-terrorista. Por la primera, se ha producido mediate los
siguientes hechos: 1º) el preocupante discurso de Hassán del 3 de
marzo de 1994, con motivo de la fiesta por su ascensión al trono
(una vez que parece "encarrilado" el problema del Sahara), en el que
ha reivindicado de nuevo, con toda solemnidad los territorios
españoles del norte de África, reiterando sus posiciones el 9 de
abril y en julio de 1994754;
2º) la intervención del vicepresidente del "Parlamento" marroquí,
Abdelauahed Radi, en la 93ª conferencia de la Unión
Interparlamentaria celebrada, para más escarnio, en Madrid755;
3º) las reiteradas declaraciones del nuevo primer ministro marroquí,
Abdellatif Filali, en sus discursos ante el pleno del "Parlamento"
marroquí el 9 de junio de 1994 y el 5 de marzo de 1995 y ante la
Asamblea General de la ONU el 29 de septiembre de 1994756.
La vía bélico-terrorista ha acompañado (muy oportunamente) estas
reivindicaciones mediante diversas acciones: 1º) Violaciones de las
aguas jurisdiccionales españolas en la costa de Ceuta757;
2º) atentados perpetrados en abril de 1995 por la llamada
"Organización 21 de agosto para la liberación de los territorios
marroquíes ocupados"758.
4.
Nuestros gobernantes, sin embargo, parecen no parecen darse cuenta
de las consecuencias de
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